Son una desgracia para la Revolución… No tiene sentido callarlo, ni cambiaremos la realidad, callándolo. La mayoría de ellos, por no decir la casi totalidad, no deberían ir a la reelección. El poder pareciera haberlos encanallado. Concentran en sus gestiones todos los vicios políticos de la IV República. Atropellan, excluyen, dividen, humillan. Son soberbios. Poco les interesa la construcción socialista. No practican la democracia participativa y protagónica. Se han desvinculado de las bases. Sienten su Estado como un feudo personal. Casi todos ellos son mercenarios de la política. En el Referéndum Constitucional, de diciembre de 2007, sus acciones u omisiones hicieron que se perdiera el proceso electoral. Mueven a la gente si les conviene a sus intereses personales. Practican abiertamente el clientelismo político. Irrespetan al Presidente Chávez. Algunos de ellos, con prepotencia y sorna, dicen: “En Venezuela mandará Chávez, pero en mi Estado mando yo”. Hacen uso abusivo del poder. Son profundamente sectarios. Se creen inmortales.
Me refiero a los Gobernadores que están con la Revolución o dicen estarlo. Como he dicho, en otras oportunidades, de la oposición, y de sus partidos, no me ocupo. Es la expresión más acabada de la infertilidad total. La más absoluta carencia de ideas. Sí nos preocupa la maquinaria ideológica capitalista. Al igual que las ONG que han penetrado en nuestros barrios, aprovechándose de la desconexión con las bases de “nuestros” Gobernadores.
Son una desgracia para la revolución porque conocen el poder que concentran en ellos mismos y lo saben manejar en beneficio personal. Controlan todas las instituciones públicas estadales. Las estructuras regionales del PSUV. Las maquinarias electorales. Seleccionan nuestros testigos de mesas electorales. ¡Y esto último tiene implicaciones graves! Han pervertido a muchos Consejos Comunales, al igual que a los “promotores comunitarios”, que han puesto a su servicio. Tienen influencia en los Tribunales regionales y en los cuerpos de seguridad. Es necesario enfrentarlos. ¡Es una obligación MORAL! ¡El Presidente Chávez debe hacer del propio pueblo su verdadera maquinaria electoral! Es una decisión política muy compleja. ¡Lo que debe privar es el inmenso amor que el pueblo siente por él!
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