Si, lanzo esta expresión después de ver el dantesco estado de deterioro en que se encuentra el Hospital Central de Valencia, llamado CHET por los Salas Romer y sus seguidores; fui a visitar al camarada Javier Ochoa, cuyo seudónimo es “Pecas”, un luchador y sindicalista de vieja data, al menos de muchacho perteneciente a la generación de los 70-80, siendo estudiante del Complejo Estudiantil La Manguita, quien por tropiezos del destino, sufrió un accidente cerebral que requiere un examen de “Arteriografía Cerebral”; no habiendo en el hospital, en un laboratorio, por supuesto privado, cuesta Bs. 7.800 y el camarada no los tiene.
Ahora, ante esta situación, por encima del percance de salud del Pecas, que no resuelve Barrio Adentro, me estimulo para hacer unas reflexiones escritas públicas y exponerlas nuevamente, ya he escrito en otras ocasiones de este tema, tomando como punto, varias premisas.
En primer lugar, debo, por realidad inocultable, denunciar que el deterioro del Hospital Central estuvo dirigido y comenzó con el gobierno descentralizado del viejo Salas Romer, quien, haciendo gala de lo impuesto por el neoliberalismo, empezó a favorecer la salud privada como panacea, desde allí aparecieron los emporios (monstruos) empresariales de la Viña, Guerra Méndez y La Isabelica, que se han multiplicado por doquier, tanto fue así, que su hijo, heredando el cargo de gobernador, permitió bajo la sombra de la impunidad, la quema de la maternidad. Segunda, Acosta Carles, lejos de atacar esta política privatizadora de la salud en el estado, solo cambió de táctica; aparentando atención a los “pobres”, lo que hizo fue generalizar la entrega de los recursos públicos a las clínicas privadas cuando daba sus “ayudas médicas”, ante lo cual no hay porque dudar, seguro representaron jugosas comisiones. Tercera, en una torpeza, no se sabe con cuál intención real, durante la campaña de Mario Silva y la entonces viceministra de salud, se ridiculizó una mediática e incomprensible intervención de la CHET, para supuestamente resolver la problemática y enjuiciar a los Salas y Acota Carles, ante tanto desmanes contra el pueblo, el resultando de esto sigue siendo la misma burla para los carabobeños que hoy sufren los inhumanos e insensibles servicios de insalud.
Qué se ventila, a mi juicio, a lo sumo, igual tres situaciones de conciliación: Una, los Salas Romer, todavía en el gobierno regional, sabiéndose responsables intencionales en el inicio y continuidad principal de la problemática, disimulando, lanzan la bola al gobierno central exigiendo descentralización mientras demagógicamente denuncia baja o falta de recursos; dos, en el Ministerio del P.P. para la Salud, no se percatan, o siguen conviniendo, que los pobres o quienes no gozan de HCM millonarios, como los que tiene el Estado, son los que padecen con más rigor la falta de salud; tres, omisión, que perfectamente podría definirse como complicidad silenciosa, de los organismos legislativos, regionales y nacionales por excelencia y en ambos bandos políticos, puesto que tienen la obligación constitucional, el conocimiento de lo que pasa y el mandato popular, para controlar y vigilar la actividad ejecutiva, tal como está referido el caso de la salud en Carabobo.
Mientras tanto, el Pecas, al igual que muchísimos de los pobres de Carabobo y estados aledaños, esperando que los subalternos funcionarios tomen la palabra del Comandante, garanticen el derecho a la salud digna como hecho cierto, sigue a merced de los degenerados especuladores que danzan en la ganancia capitalista, bien sean los buhoneros que en la calle negocian con insumos médicos de procedencia dudosa, los laboratorios capitalistas en espera de las ayudas de cualquier institución en sus servicios sociales y las grandes y medianas clínicas privadas, que, cual zamuros, al acecho de la tragedia, aguardan a sus víctimas o mas bien a sus bienes.
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