Estas
características, en razón de las cuales necesariamente se verá
identificado gran parte de la investigación, se desenvuelven en razón
de tres modelos, o paradigmas del pensamiento; estos modelos están
integrados en dos formatos de explicación que son lo epistemológico
y lo metodológico.
Estos
formatos de explicación se encuentran materializados en el racionalismo
analítico, el cual se vale del método hipotético-deductivo; la contradicción
dialéctica, como elemento de interpretación de la realidad, a través
del método histórico-dialéctico; y la teoría epistemológica de
la estructura social, bajo patrones de métodos estructurales que vayan
más al enfoque institucional del sistema que a visiones metafísicas
del lugar del hombre y la naturaleza.
Ahora
bien, las técnicas de estudio se enmarcan en los modelos analítico
y sistémico, pero a pesar de su carácter estricto y racional, se hace
necesario ahondar en el factor dialéctico como aspecto necesario para
interpretar los fenómeno de estudio de contenido educativo y así poder
ensamblar los alcances epistemológicos y metodológicos de la modernidad,
con el aspecto de novedad de la teoría postmoderna. En este sentido
el modelo dialéctico es el más adecuado para propiciar un análisis
en términos objetivos, pero con la posibilidad de puntos de vistas
cualitativos que sin duda presentan más de cerca la posición y reflexión
del investigador.
Para
comprender más ampliamente cómo desarrollar una técnica adecuada
de estudio, es necesario comprender las premisas teoréticas que definen
la postmodernidad como nueva directriz de reflexión y critica del pensamiento.
La
postmodernidad, y esto es un fenómeno que se acentuará con mayor
fuerza a partir del 2012, alcanzará, en el plano académico, una dimensión
más humana. “Una mirada; una forma distinta de ver el mundo, sin
que éste deje de serlo”, en términos de Rigoberto Lanz. En un sentido
más específico, la postmodernidad es un nuevo orden civilizatorio,
una nueva época, que deja de valorar las coordenadas masa-espacio-tiempo,
y comienza a percibir el mundo a través de las coordenadas tiempo-espacial,
y símbolo, en el cual se da el movimiento sin desplazamiento. Surge
el individuo que se observa así mismo y busca la realización individual,
dejando a un lado el concepto de “persona”, que a pesar de ser amplio
y profundamente identidad del hombre con la naturaleza, no dejaba de
ser más que una expresión de utopía y excusa para la búsqueda de
un progreso como meta que era evidentemente inexistente.
La
postmodernidad es más realista, su instrumento ideal es la comunicación,
dándole la oportunidad a los sujetos de ser participativos y deliberantes,
así como organizándose en sistemas de interconexión, o redes, dejando
a un lado los esquemas estructuralistas y piramidales del modernismo.
De lo postmoderno, según autores contemporáneos como Martínez y Bunge,
surgirán en los próximos cinco años, la consolidación final de las
dimensiones del hombre como centro del universo, el cual se encuentra
ante realidades post-colonial, post-capitalista, post-imperialista,
post-patriarcal, post-ideológico, post-confesional e interreligioso,
y post-socialista; hasta las dimensiones que proyectan la racionalidad
dialógica, donde lo verdadero es el símbolo, cambiando el discurso
objetivo y formal, por un discurso cualitativo y subjetivo, sin menospreciar
la dinámica real de las situaciones formales del sistema.
En
cuanto al método, éste aparecerá enmarcado en un esquema
de estudio teorético, el cual obedece a un principio de investigación
hipotética-deductiva-inductiva, resaltando en su esencia que es un
método de análisis racional, pero a su vez idealista-analítico, creando
una perspectiva de acción cuya postura ante la razón lógica
es argumentativa y dialógica, en términos del alemán Habermas.
El
año 2012, consagrará las ciencias formales en un plano demostrativo
de realidades sensibles y cuantificables; así mismo, hará de las ciencias
fácticas una vía para verificar (confirman o disconfirman) hipótesis,
que en su mayoría son provisionales. La demostración es completa y
final, la verificación es incompleta y por ello temporaria, tal cuan
lo expresa en varios de sus escritos Bunge.
Si
la proyecciones teoréticas se confirman, en razón de cómo las últimas
lecturas me lo han develado, a partir del 2012 se inicia el verdadero
período de la postmodernidad, como una confirmación del impulso de
una Modernidad cada vez más compleja y dinámica. Los esquemas metodológicos
han cambiado; por lo tanto, la forma y manera con que los investigadores
se acerquen a las investigaciones debe cambiar: “a muerto la simplicidad
viva la complejidad”.