La meta está clara y
nadie debería gastar pertrecho en situaciones que no lo requieren por
ahora. Es necesario que el triunfo del año 2012 del Presidente Chávez
sea por una amplia ventaja de votos para dejar a la oposición en su
justo lugar: una minoría reaccionaria. Nadie en estos momentos puede
estar generando pugnas por gobernaciones o alcaldías; menos aún, desperdiciando
recursos de la Revolución para exhibirse como si fuese el elegido o
elegida de un escenario electoral que pasa primero por el consenso del
partido, las alianzas logradas en el Gran Polo Patriótico (GPP) y sobre
todo del apoyo del Presidente Chávez. Trazar pugnas en este instante
por espacios regionales coloca en fuera de foco el esfuerzo que Hugo
Chávez hace por lograr la continuidad del Proceso Bolivariano a través
de la vía electoral. Cada quien a lo suyo y haciéndolo de la mejor
manera para que el electorado no pierda la perspectiva de dónde debe
colocar su esfuerzo dentro de la campaña; lo demás, los localismos,
las diatribas regionales tendrán su momento y se decantarán evaluando
la gestión de los que gobiernan gracias a los votos del liderazgo de
Hugo Chávez. No hay que desesperarse ni establecer paranoias de persecución
sobre este aspecto. Quien tiene confianza en su gestión, en su rectitud,
en la población y está en sintonía con el Proyecto Nacional Simón
Bolívar sólo debe esperar a que las fuerzas del Psuv, el GPP y el
Presidente Chávez lo convoquen.
En estos momentos es
importante dilatar nuestro sentidos, determinar el curso de las acciones
emprendidas y evaluar lo hecho hasta ahora; para ello es imprescindible
el acercamiento con el pueblo mirándolo a su cara sin temor a que nos
critique; además manteniendo a tus aliados naturales como amigos y
no transformándolos por la intransigencia en tus enemigos. Una campaña
electoral se gana 80% escuchando al electorado y 20% hablándole. En
ocasiones se parte de la premisa que la formación de la conciencia
política por una tendencia en particular se logra con el discurso,
la exhibición rimbombante y el empache mediático; sin embargo, en
estos tiempos con el auge de las redes sociales en Internet las personas
están convirtiéndose en formadores de opinión pública y son más
exigentes con los candidatos transformándolos en lideres resueltos
más a la interacción y a dialogar con su electorado y menos a adoctrinar.
Es de pocos esta virtud, implica mucha sensibilidad y coherencia entre
el discurso del candidato y su práctica en lo cotidiano. El caso del
Presidente Chávez es emblemático y por eso la mayoría de las encuestas
lo favorecen. El triunfo sostenido del Comandante de la Revolución
Bolivariana se debe en parte a su voluntad de escuchar a una población
que fue vilipendiada por una forma de gobierno sometida a la tiranía
de los mercados. Su capacidad de intérprete social de las “masas”
va más allá de las deducciones sesgadas que hacen las grandes corporaciones
de los medios de “comunicación” sobre lo que nos sucede como pueblo.
Es tan contundente esta condición de Chávez que, aunque sus radicales
enemigos lo nieguen, el Jefe de Estado escucha incluso a la oposición
pero no por ello le obedece. Esto le ha permitido conocer las estrategias
de conspiradores y adversarios, sus recovecos oratorios, sus embocadas
a tal punto que les coloca la agenda de sus diatribas y los mantiene
entretenidos mientras él junto al pueblo logra la continuidad de la
Revolución Bolivariana.
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