Aprovechando el asueto del primero de Enero viajamos en familia en el ferrocarril La Rinconada - Charallave - Cúa, ida y vuelta desde Caracas, apreciando esta obra de beneficio al transporte colectivo con varios años en actividad enlazando dos ciudades mirandinas y la capital de la república, proyecto culminado por la revolucionaria administración de nuestros ingresos petroleros, ahora útiles a la colectividad en contraste con lo ocurrido antes del 2 de Febrero 1999 luego de medio siglo de inutilidad demócrata representativa. En ese viaje ideé la presente opinión y de allí su título “el tren del bienestar frente al autobusch del atraso”, recordando las ofertas de precandidatos de la oposición a competir en elecciones primarias desconectados de las necesidades reales de la población y deseosos de regresarnos a la miserable condición de país dependientemente vergonzoso, hasta la llegada del Comandante Chávez y la Revolución Bolvariana, proceso de cambios a punto de sus primeros 156 meses socialistas, plenos de logros para el pueblo entero. Trece años a celebrarse exactamente el 2 de Febrero 2012, en los que podemos ver los pilotes que sustentarán el cruce de ferrocarriles por la geografía patria norte a sur y este a oeste, uno de tantos ejemplos de la diferencia de administración ejecutiva y empleo soberano del presupuesto petrolero para beneficio de todos, frente a desgobiernos de AD y COPEI cuyos representantes anteriores y algunos nuevos pero con las mismas raíces políticas, intentan volver sin programa creible más allá del inocultable afán por “ponerle la mano al coroto” y regresarnos a la Venezuela sirvienta, pitiyanqui y entreguista al capital privado de voracidad especulativa salvaje. Carentes de imaginación moderna e iniciativas de carácter masivo, incluyente y verdaderamente venezolanista, sobran los ejemplos de sus despropósitos, uno de ellos es la crítica de un buey cansado que fue Gobernador en la “dedocracia” adeca o copeyana, cocretamente en el estado Zulia, quien el dos de Enero escribió en la prensa descalificando y llamando fracasada la política económica de la revolución bolivariana, justo cuando hasta en los periódcos se admitía el mismo día en informaciones tímidas, un crecimiento de 4.3 % en la economía venezolana del 2011, con avances superiores en el sector no petrolero, ascenso mucho mejor que en años anteriores sin que nos afecte demasiado la debacle mundial capitalista. Quedan desprestigiados escribidores y analistas oposicionistas que no aciertan una y Venezuela los conoce, porque en cualquier tópico que pueda discutirse se les ven las costuras de engaños y cifras mentirosas. Para culminar hago mención al caso de quienes en el año 2007 después que Venezuela expropió la explotadora compañía transnacional Exxon, afirmaron que seríamos derrotados y pronosticando falsamente a través de la prensa en relación a la medida revolucionaria, insistiendo en que PDVSA perdería la demanda internacional por quince mil millones de dólares. Nuestra empresa petrolera dejó saber publicamente desde 2007 que destinaríamos un aproximado de dos mil quinientos millones de dólares, a fin de cubrir con justicia los reclamos de la compañía extranjera, culminando 2011 se conoció el fallo del arbitraje internacional indicando que el Estado Venezolano cancele a la Exxon Mobil sólo 908 millones de dólares, es decir menos de un mil millones de los quince mil que pretendìan, menos del 6,6 % de lo que aspiraban. Sin embargo periódicos, televisoras y emisoras de radio opositoras a ultranza y escándalo, reseñaron el fallo como si el pueblo no estuviese ahora lo suficientemente alerta e informado, para saber que hemos alcanzado democráticamente el triunfo de otra disposición justa, en beneficio del país y en particular de los trabajadores de la transnacional, considerando que pasaron a la nómina de PDVSA beneficiándoles con la seguridad social de por vida sin depender de los caprichos del capitalismo salvaje. Extraordinaria demostración del porqué los argumentos premajunches no convencen, amparados tan sólo en el desborde de malas intenciones de ciertos medios de agitación social, dedicados al antivenezolanismo permanente, descolocados en su accionar vergonzosamente desinformativo y empeñados en convencer al país votante a montarse en el autobush del fracaso, ignorando a quienes con holgada mayoría han decidido viajar en los trenes, trolebuses y metros del bienestar colectivo socialista.