Desideratum

¡El Virulillo… !

    El día 15 del mes Junio del año 2001, al filo de la medianoche, a través de una dilatada cadena nacional de radio y televisión, el Presidente Hugo Chávez hacía referencia a un titular de prensa que a su juicio estaba cargado de falsedades; decía entonces el primer mandatario ejecutivo nacional lo siguiente: “Fíjense esta mentira, pero esta mentira viene con virulillo, viene con virulillo, viene con veneno, venenillo”. Al respecto de ese ponderativo parece ser que tal denominación no aparece dentro de los vocablos registrados por la Real Academia de la Lengua Española, pero por los comentarios del Jefe de Estado nos hemos dado a la tarea de tratar de definirla o hacerla comprensible… a nuestro particular modo y sin pretender ser lingüista. Quizá virulillo se acerca más a una expresión llanera en Venezuela que pretende designar a quienes en forma oral o escrita se expresan, comentan o critican sobre las acciones o conductas de otras personas pero al hacerlo “cargan” sus palabras con un poco, mediano o alto grado de adjetivos calificativos denigrantes para hacerle daño o vilipendiarlos ante los demás, es decir, sus palabras salen con virulencia; y esta a su vez “no es más que un dicho del estilo, de un escrito o de un discurso: Ardiente, sañudo, ponzoñoso o mordaz en sumo grado”.    

    El virulillo lo encontramos a diario entre los humanos muy alimentados por la envidia, el odio, el egoísmo, la mezquindad, la tirria y el fracaso, entre otros elementos negativos. Son reproductores del virulillo, entre muchos sujetos, los siguientes personajes: 1.- nuestros adversarios políticos, cuando somos victoriosos; 2.- los irresponsables y flojos compañeros de estudio, cuando somos sobresalientes y cumplidores en lo académico; 3.- los vecinos desordenados, alborotados, anarquistas, beodos y viciosos, cuando procuramos que nuestro hogar sea organizado, aseado, sobrio y razonadamente apacible; 4.- los irresponsables y carreros compañeros del trabajo, cuando ponemos empeño en cumplir y ser meritorios en nuestras funciones…  También reproducen el virulilllo: 5.- las cortesanas cuando tienen un potencial cliente y entonces otra “chica” lo aborda para invitarlo y termina llevándoselo a la alcoba; 6.- el homosexual cuando un apuesto caballero de su agrado va de brazos con la pareja del sexo opuesto.  

     Por otra parte existe otro tipo de virulillo endógeno, es el de producción y origen casero, el cual por cierto es el de menor grado “ponzoñoso” y cuyos efectos se diluyen más rápidamente, porque suele ser la consecuencia de los celos de uno u otro consorte. Éste se manifiesta cuando en la argumentación y expresión del relativo “reclamo” por algún asunto de esos que “asan la lengua” por la imperiosa necesidad de decirlo, se le agregan adjetivos agravantes con pretensiones de obtener una respuesta similar y en consecuencia justificar el peo, el mismo que generalmente continua hasta la noche en “camas separadas” o la negación de ir a la “faena carnal”. Sin embargo, pasado un corto tiempo desaparecen los síntomas y la calma se aposenta de nuevo entre la pareja.   

    Ahora bien, cuando al contagiado de virulillo se le hace metástasis en su materia Gris la persona se hace para los otros mortales un perfecto Mapurite, mofeta o zorrillo, como son los nombres de ese animalito apestoso que nadie quiere tener cerca… los demás mortales al verlo llegar salen disparados a esconderse, alejarse o hacerse los muy ocupados, marcando incluso distancias extremas de separación entre él sano y el tipo “enfermo” del virulillo. Lamentablemente el virulillo parece ser un “padecimiento” muy endémico en la Venezuela actual, pero en períodos electorales la cuestión se agrava y tiene brotes epidémicos, atacando con mucho vigor, pues en estos tiempos se desatan las ambiciones por ocupar cargos u obtener canonjías derivadas de los que ocupan altas responsabilidades políticas o gubernamentales en beneficio particular. Es por lo cual que un partidario puede trasmutar en enemigo intransigente; un Concejal, legislador o Diputado amigo puede convertirse en verdugo del Alcalde, el Gobernador o el Presidente, según sea el caso…  En estos procesos electorales algunas veces el afectado o enfermo de virulillo suele presentar o adoptar un síntoma extra que consiste en la doble personalidad, es decir, que al ver al otro )potencial adversario) lo saluda con efusión y abrazos (besos incluidos si es del sexo opuesto) pero al retirase el susodicho, se produce un cambio inmediato y aflora el otro “Yo”, derivándose de allí una descarga verbal con efectos corrosivos en sus argumentos y en consecuencia “no hay costilla que quede sana” en el ausente.  

     Los mejores ejemplos del virulilllo están en algunos de los programas matutinos de opinión en la radio y televisión, donde “Tirios y Troyanos”, “Moros y Cristianos”, “judíos y musulmanes”, aprovechando el relativo confidencial mensaje de texto, dejan que el “Caballus virulentus” galope desbocado en la sabana del verbo… Como producto de ello ensucian la moral de cualquier mortal sea inocente o culpable; para ese tipo de infectado ningún gobernante o aspirante a serlo es bueno, puede el Alcalde, Gobernador o Presidente haber cumplido el compromiso con tal o cual región, localidad o comunidad que los infectados del virulillo algún detalle negativo consiguen y ponderan con extrema gravedad. En contrario puede suceder otro caso que es necesario atacar también: ocurre que un moderador de programa justificadamente censura una obra, hecho o actitud del gobernante de turno y en contraofensiva los fanáticos adulantes infectados del virulillo arremeten indebidamente contra el autor del comentario pertinente.  

    Es por tanto que terminamos nuestro trabajo de opinión expresando convencidos por la experiencia y la razón, que no son buenos los extremos en uno u otro caso, para nuestra posición de principios la crítica, sea la que llaman constructiva o la que denominan destructiva, es necesaria en todos los aspectos de la vida, pues quien tiene la razón no debe temer a ninguna ya que en la confrontación de ideas se construye el progreso dialéctico del pensamiento humano; Odiar al otro por sus potencialidades, liderazgos y victorias merecidas es una soberana estupidez, el más puro reconocimiento del complejo de inferioridad personal y la negación de las propias limitaciones. Sería por eso que William Shakespeare expresó en su tiempo vital: "La ira es un veneno que uno toma esperando que muera el otro."  desideratum_apure@yahoo.com



Esta nota ha sido leída aproximadamente 3547 veces.



Oscar Adolfo Alvarado

Licenciado. Vicepresidente del Consejo Legislativo del Estado Apure. Presidente de la Sociedad Bolivariana del Municipio Biruaca.

 desideratum_apure@yahoo.com      @oscaradolfopcv

Visite el perfil de Oscar Adolfo Alvarado para ver el listado de todos sus artículos en Aporrea.


Noticias Recientes: