Hay que destacar que en buena hora el PSUV comienza a asumir su protagonismo en la dirección del proceso revolucionario. Los últimos meses han sido testigos y han servido para iniciar el proceso de afianzamiento y consolidación de una estructura organizacional que en la práctica pretende darle cabal direccionalidad a la Revolución Bolivariana. Con esto queremos decir que ciertamente hasta ahora el entorno organizativo que rodea al presidente y ha permitido ganar elecciones se ha caracterizado por ser un movimiento aluvional. Mucha emotividad. Muchas ganas. Mucha voluntad y confianza en el líder.
Ha llegado la hora de poner las cosas en su lugar. La fuerza electoral de Chávez ha permitido a un sinnúmero de compatriotas ser electos en cargos de representación popular y ocupar posiciones de dirección regional y nacional. Ese aluvión diverso y heterogéneo necesita dirección. Es como se dice popularmente poner orden en la pea. Ya está bueno de parlamentarios, legisladores, concejales, alcaldes y gobernadores descarrilados. Es la hora del PSUV como partido que controle, defina y direccione a quienes han decidido inscribirse como militantes. No basta ser millones de indisciplinados y hablachentos.
Hoy más que nunca es la hora del compromiso con Chávez y la Revolución Bolivariana. También es la hora del pleno y directo compromiso con el pueblo venezolano en la búsqueda del máximo bienestar. La Misión 7 de octubre está en pleno desarrollo y su momento culminante será la reelección de nuestro Presidente, para lo cual hay suficientes razones. Venezuela se prestigia, progresa y recorre el rumbo del cambio revolucionario en paz. Eso lo garantiza Chávez. Venezuela se afinca en los indicadores de la estabilidad económica, social y política mientras otros países dizque desarrollados trastabillean. Eso lo garantiza Chávez. Hay que decir que la Misión 7 de octubre es todos los días. Es la misión de las misiones. Así de sencillo.