La peor enfermedad que puede padecer un ser humano es la del espíritu. A
una enfermedad del cuerpo se puede sobrevivir o se puede morir en paz con
ella, pero las enfermedades del alma transforman lo que un fue un ser
humano en un engendro.
Cuando te alegras por ver un niño enfermo o mendigando no puedes tener paz
con tu conciencia… peor aún, no tienes conciencia. Cuando el dolor ajeno te
regocija el alma es porque has descendido al escalón más bajo de la especie
humana. Cuando el dolor de la madre ante el cadáver de su hijo te produce
satisfacción, es porqué Jesús nunca estuvo en ti y desprecias su mensaje y
sus enseñanzas.
¿Por qué estas reflexiones?
Porque en nuestra patria hay una buena cantidad de “cristianos” que acusan
a otros de sembrar odios, de dividir la sociedad, de atacar a la iglesia;
cuando en el fondo no son más que engendros y farsantes.
Van a misa, se declaran cristianos, defienden la institución de la Iglesia,
declaran contra las señales de odio; pero carecen de alma y actúan como
expresamos en las reflexiones que sirvieron de introducción a esta nota.
Todos sabemos quienes son, pero es importante que nuestro pueblo (o por lo
menos nuestros lectores) sepan como piensan y en función de ello, se hagan
una idea de como actuaría esa gente si alguna vez llegara a retomar el
poder o llegara a tener alguna influencia en la forma como se debe
gobernar.
Revisen lo que en esa bazofia llamada Noticiero Digital publicaron y siguen
publicando sobre la muerte de Carlos Escarrá y entenderán porque siempre
decimos que el escualidismo, más que una posición política es una
enfermedad del espíritu.
Un tal Pedro José Araujo Coello escribió dos comentarios de este tenor:
· Bueno, la verdad es que lo único que pudiera matarlo es que se haya
mordido la lengua y se haya tragado su propio veneno”
Otros identificados con seudónimos destilaron odio de esta forma:
· “La pelona se acaba de incorporar a sus labores después de sus
vacaciones decembrinas”
· “Ja ja ja ! prepárale la paila a tu jefe! Que pase el próximo”
Eso es Noticiero digital, pero lo peor es la calidad de “seres humanos” que
allí se “reúnen”. Créannos, ninguno de esos enfermos conoció Jamás a Carlos
Escarrá; lo odiaban simplemente porque pensaba diferente.
¡Honor a Carlos Escarra! Un soldado del pueblo digno, del pueblo bien
intencionado, del pueblo que hizo suyas las enseñanzas de Bolívar y Jesús
de Nazaret.
arellanoa@pdvsa.com
Enero 2012