La muerte siempre busca atajos para llegar lo más pronto posible para
arrebatarnos la vida sin que nos de tiempo de defendernos de ella. Así,
le pasó al camarada Carlos Escarrá. La cochina muerte se lo llevó de
forma inesperada, dejándo un vacío tan grande en mi corazón
revolucionario que muy difícil podrá ser llenado por algún otro
camarada. La muerte es así: traicionera e injusta. Siempre se lleva de
esta forma a los mejores, habiendo tantos hipócritas, cínicos,
mentirosos, cobardes, ladrones y sinverguenzas de todo calibre en la
oposición y en el gobierno. Ella (la muerte) se ha llevado a quien fue
un adalid de las luchas revolucionarias desde muy temprana edad.
Carlos
era un ejemplo a seguir por las nuevas generaciones revolucionarias de
estos tiempos. Su curriculum en sus luchas por el socialismo lo dice
todo. Carlos fue un Lenin venezolano, un Che argentino y un Fidel
cubano. El poseía las principales cualidades de estos tres hombres:
carisma, honestidad y valentía. Su norte era el socialismo y su
consigna: Patria o muerte, la misma que mantuvo hasta que su corazón ya
no dió más. Carlos se nos fue sin preaviso alguno como lo han hecho los
grandes revolucionarios. bien sea por muerte repentina o por que son
asesinados. Por que un comunista autentico como él, cuándo dedica toda
su vida a trabajar por los olvidados de siempre y por el pueblo
trabajador que en su mayoría son pobres, cuando se va: lo hace sin
preaviso alguno. Se va, sin tener que pasar por la verguenza de que su
enfermedad, sea televisada como una novela a lo Corin Tellado. Asi, se
nos fue Carlitos: de un solo golpe como Zamora.
Carlos era el
Antonio José de Sucre de esta revolución. Era el verdadero sucesor de
Chávez porque encarnaba el prototipo de fidelidad, de las virtudes
cívicas en sus más preciosas manifestaciones: diciplina, capacidad
estratégica, respeto a las leyes, valor personal y grandeza espiritual.
Por eso era tan odiado por los escúalidos y envidiado por muchos de sus
compañeros. Todos ellos en estos momentos deben de estar muy alegres.
Por que así son los miserables que viven de la política: cobardes y
envidiosos. La muerte al igual que a Sucre, se llevó al mejor hombre de
la revolución, al más honesto de todos, al más puro, al más valiente.
Cuanta
falta nos hará Carlos en estos tiempos difíciles que se nos vienen
encima. Cuanta falta nos hará su verbo incendiario y preciso en la AN.
Cuanta falta nos hará en la nueva batalla electoral que ya nos pisa los
talones. Cuanta falta nos hará para defender los verdaderos valores de
la revolución. Cuanta falta nos hará Carlitos, ver tu robusta presencia,
llena de pasión y de amor por todos nosotros. Cuanta falta nos hará
Carlitos, cuanta... cuanta...cuanta.
Pero la cochina muerte que
te arrancó de nuestro lado, no podrá arrebatarte el orgullo que sentimos
por ti. Ella, jamás podrá conseguir que tu memoria sea olvidada, porque
jamás podrá borrarte de nuestro corazónes. Vete en paz Carlitos. Vete
satisfecho por el deber cumplido con tu patria y con tu pueblo. Vete al
encuentro de Bolívar, Sucre, Lenin, Che y de Alí Primera, que todos
ellos te recibiran con un fusil en una mano y una espada en la otra para
seguir luchando hasta completar la verdadera independencia del pueblo
latinoamericano.
Para sus familiares y amigos: mis sentidas condolencias por tan irreparable pérdida.
aponwuao@hotmail.com