El triunfalismo suele ser peligroso

Si bien todas las encuestas hasta ahora presentadas a la opinión pública dan ganador por amplio margen al ciudadano presidente y líder de la revolución bolivariana, no hay que olvidar que el juego termina hasta que termine, lo cual desde el punto de vista estrictamente electoral es una verdad inobjetable. Pareciera que se estuviera dejando a un lado que la gestión del gobierno es solo una parte del juego y la organización política y la movilización anduvieran por el otro. Es valedero decir, que la conjunción de ambos aspectos es imprescindible para cualquier triunfo, inclusive el presidencial.

En conversaciones, la mayoría de ellas de caràcter informal se aprecia la seguridad del triunfo con el elemento encuestador como argumento, sin embargo, muy pocas veces se esgrimen consideraciones de orden ideológico y/o políticas serias con profundidad para estos casos, se colocan a las misiones de antigua data y sobremanera a las últimas como el gancho definitivo que corrobora de alguna manera el resultado de las encuestas. Es cierto que, la canalla mediática, no ha tenido incidencia decisiva en casi todas las elecciones, al menos presidenciales, hasta ahora, no obstante creemos que la estrategia opositora viene con algunos cambios siempre y cuando se quiten de encima el apoyo descarado de los grandes medios de comunicación privados, lo que introducirá sin dudas virajes importantes sobre la experiencia adquirida.

Toda polarización trae elementos divergentes y en oportunidades confluyentes, esto no ha de negarse radicalmente, so pena de caer en el juego o prueba del error inconsciente. Ahora bien, tampoco es para tener dudas alargadas e incontestables, solo que, el arte de la política en general y la venezolana en particular nos ha dicho siempre que las encuestas no son un resultado, es el espejo en el tiempo presente de lo que puede ocurrir en un futuro, en este caso, bastante cercano, digamos siete meses, nos separan, es cierto la campaña no ha comenzado, tenemos nuestro candidato entre la calle y la gestión, lo que indica que a la fecha de este escrito se esta a la espera del contrincante, creo en lo particular que el triunfo de uno u otro no es lo importante, cuando la meta opositora es salir de Chàvez con quien sea y si impone el criterio democrático no con cualquiera.

En verdad el triunfalismo mal encarado, no permite visualizar muchas veces lo que esta pasando del otro lado, ignorar es un verbo que no se debe practicar, creer, es otro que nos permita vacilar, perdernos es el acicate de lo que debemos mejorar, comenzando por la estructura partidista que por cierto no voy a tratar en el presente trabajo. Las cartas comienzan a echarse y las cosas no se pueden dejar solo al desarrollo de los acontecimientos, debemos ser proactivos, creativos y disciplinados en la organización.


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Rafael Febles Fajardo

Economista. Msc. Seguridad Social. U.C.V.. Militante revolucionario. Locutor. Articulista Correo del Orinoco. Poeta y escritor de la revolución bolivariana

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