En tiempos de crisis profunda del sistema capitalista mundial que durante décadas ha impuesto nefastas leyes de mercado a las naciones del orbe, y con la premisa de avanzar económicamente para reforzar la independencia y soberanía de sus Estados, la XI Cumbre de la Alianza Bolivariana para los pueblos de Nuestra América (ALBA) aceleró los motores para hacer más efectiva su integración.
El encuentro demostró que no es reunirse solo para conversar como ha sucedido con otros mecanismos regionales sino los jefes de Estados presentes en la cita dieron pasos concretos para integrar sus economías, elevar sus producciones e intercambios de mercancías, mejorar las infraestructuras y fuentes de inversión, y sobre todo, perfeccionar y satisfacer las necesidades de sus pobladores.
Los participantes en la Cumbre dejaron bien claro que en un mundo marcado por la globalización neoliberal impuesta por un sistema capitalista en declive, pero agresivo, no se pueden llevar a cabo acciones económicas a favor de las grandes mayorías sin tener interés y valentía políticas.
Las amenazas contra este bloque progresista son grandes. Baste recordar el golpe de Estado contra el presidente hondureño Manuel Zelaya en 2009, después de integrarse este país al ALBA. Hoy Honduras se bate entre la represión y la más absoluta pobreza mientras el gobierno de facto no tiene apoyo regional.
Otro hecho fue una reunión de ultra conservadores realizada en mayo de 2011 en la Cámara de representantes de Washington donde sus participantes llamaron a aplicar sanciones de todo tipo contra los miembros del ALBA con el fin de evitar su avance por América Latina.
Uno de los oradores exhortó a luchar contra “el Socialismo del Siglo XXI porque subvierte la democracia en la región”. Y es que el fortalecimiento económico, político y social del ALBA, preocupa a los grupos y gobiernos de derecha.
Esta agrupación, surgida en diciembre de 2004 por iniciativas de los presidentes de Venezuela, Hugo Chávez y de Cuba, Fidel Castro, se ha convertido en una verdadera alianza de pueblos independientes con una integración de nuevo tipo y una estrategia de desarrollo justo y equitativo a favor de los pueblos.
Sus ocho miembros, Venezuela, Cuba, Bolivia, Nicaragua, Ecuador, San Vicente y las Granadinas, Dominica, y Antigua y Barbudas, han alcanzado significativos logros económicos y sociales en siete años lo cual fue motivo para que en la XI Cumbre, otras tres naciones solicitaran su incorporación.
A Santa Lucia, y Surinam se les aprobó el ingreso como miembros invitados especiales (Haití ya lo tiene) y se iniciaron los proceso para convertirlas en integrantes plenos. La agrupación se expande sin apuros pero con fuerza por la región.
El presente y futuro desarrollo económico del grupo resultó el principal motivo del cónclave que aprobó el EcoAlba, una plataforma política y geopolítica que permitirá lanzar un proyecto económico más ambicioso entre sus miembros.
Para llevar adelante este accionar, se estableció una Coordinación Político-Económica (asignada a Ecuador), una Secretaría Ejecutiva permanente (con sede en Caracas) y una Coordinación Político-social (a cargo de Cuba).
Se llevará a cabo un inventario general de mercancías de todos sus miembros para complementar sus intereses y se profundizará el comercio con mayor utilización del Sistema Unitario de Compensación Regional de Pagos (SUCRE).
Esa moneda virtual con un valor de 1,25 dólares, surgió en octubre de 2009 para facilitar el intercambio comercial entre sus miembros sin depender del billete verde y que posteriormente se fortalezxa para formar una unidad de reserva.
En 2011 se efectuaron 431 operaciones mediante ese mecanismo por un monto de 271 millones de sucres, principalmente entre Venezuela y Ecuador. Cuba y Bolivia también lo utilizaron y Nicaragua se comprometió a ponerlo en marcha durante los próximos meses.
Sumamente importante resultó la propuesta del Consejo Económico, refrendada por los jefes de Estado asistentes, de crear el fondo de reserva del Banco del ALBA con la incorporación del 1 % de las reservas internacionales de sus miembros, que solo en el caso de Venezuela representa cerca de 300 millones de dólares.
El fondo se establecerá con monedas libremente convertibles y con oro, para tener mayor fuerza económica. La capitalización plena del banco es fundamental para la integración financiera, mediante inversiones estratégicas que permitan apuntalar la nueva arquitectura productiva regional y disminuir la dependencia de los organismos financieros internacionales como el Banco Mundial y el Fondo Monetario Internacional cuyos accionares políticos han sido históricamente desastrosos para los países del sur.
El ALBA ha tenido grandes avances desde su fundación y en su andar ha demostrado que con voluntad económica soberana se pueden erradicar los peliagudos problemas que viven millones de seres humanos en América Latina.
Amplios programas de atención médica pública, coordinado entre sus miembros y en los que Cuba ha sido un puntal fundamental, han beneficiado a millones de pacientes en los pueblos del ALBA. Se han realizado estudios para detectar y ayudar a los núcleos que tienen familiares con discapacidades.
Mediante de programas de alfabetización han logrado eliminar ese flagelo, Venezuela, Bolivia y Nicaragua, mientras que Ecuador marcha por el mismo camino. Con esfuerzos mancomunados se impulsan la enseñanza media y superior.
En meses recientes se han creado empresas grannacionales en las áreas de educación, salud, energía, minería, comunicación, transporte, vivienda, vialidad, alimentación, y se promueve la ampliación del Tratado de Comercio de los Pueblos con intercambios justos y equilibrados.
Con las nuevas estructuras acordadas en la XI Cumbre se llevarán controles más efectivos sobre estas entidades, a la par que se coordinarán futuras obras productivas y de servicios para eliminar con esfuerzos propios la miseria acumulada durante años por la explotación de capitalistas nacionales y extranjeros.
El ALBA desde hace siete años se ha convertido en una alianza de integración de nuevo tipo que antepone como principios la colaboración, complementariedad y solidaridad entre sus miembros en aras del bienestar de la mayoría de sus ciudadanos.
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