La
reaparición del cáncer en Hugo Chávez (recidiva tumoral)
---más allá de la tragedia humana que significa toda enfermedad de
este tipo--- plantea dos interrogantes fundamentales para América
Latina. 1. Quién se queda con el poder del Proyecto chavista en Venezuela?
2. Quién llenará el vacío estratégico en el pensamiento y praxis
política de América Latina que dejará la probable incapacitación
de Chávez?
1. Desastre informativo “bolivariano”
La
recidiva tumoral del Presidente, sea por invasión o metástasis, reveló
de nuevo la grosera disfuncionalidad del aparato mediático creado por
Chávez. Al igual que en el caso del tumor primario (2011), la información
procedente de Miami y del periodista opositor venezolano Nelson
Bocaranda mostró ser más actual y verídica que la de los funcionarios
de Miraflores.
Después
de la publicación de la nota por Bocaranda y un twuitero anónimo,
el viernes pasado (17.5.), los burócratas “rojo rojitos” desaparecen
de la escena. El Ministro de Información (sic), Andrés Izarra,
que diariamente manda unos 20 tweets, no informa nada y entra en una
fase autista. El lunes (20.5.), la presión de los rumores se vuelve
insostenible. Reaparece Izarra y culpa de los rumores a "la canalla"
mediática, negando que Chávez tenga alguna enfermedad. El presidente
de la Asamblea Nacional, Diosdado Cabello afirma, que Chávez está
bien de salud: "Cuando el Comandante aparezca trabajando, Bocaranda
y su combo tendrán una depresión intensa, Chávez y el Pueblo felices,
y ellos amargados".
El
martes (18.5.), el Presidente aparece tarde en la mañana en TV (desde Barinas).
Mario Silva, Teresa Maniglia, Diosdado Cabello et al.secundados por varios otros como CubaDebate estallan en júbilo. Cabello ---pieza imprescindible e
intocable del sistema chavista, que piensa que la cooptación de líderes
es el mejor método para conducir una revolución--- hace gala de su
habitual mezcla de torpeza y triunfalismo: “Ya comenzaron los amargados
a deprimirse, sigan creyendo los chismes de Bocaranda y Ravell. Chávez
los tiene malitos de la mente".
Al
final de su discurso, el Presidente anuncia que en Cuba le descubrieron
"una lesión de dos centímetros que puede requerir operación".
Se trata, en buen romance, de una recidiva tumoral, que indica que la
intervención quirúrgica y las quimioterapias anteriores no fueron exitosas. Ante la tristeza del pueblo y de la gente decente del mundo
entero, Chávez asume una postura valiente y encarga su destino a Dios,
la Virgen y Todos los Santos. Mientras la oposición oligárquica y
sus amos en Washington festejan la noticia, el horizonte político de
Venezuela y América Latina se oscurece de manera amenazante. Cuba,
que depende del generoso oro negro de Venezuela, mira hacia el abismo.
2. ¿Quién se queda con el poder en Venezuela?
Una
de las características fundamentales del sistema de gobernanza de Chávez,
al igual que el de Fidel, consiste en que no se ha preparado la sucesión
después del líder máximo. Chávez mismo desmontó a su delfín Nicolás
Maduro, lanzándolo a la gobernación de Carabobo, cuando éste se aceleró
para reemplazar al Presidente, que pensaba que iba a morir pronto. Maduro
cometió el mismo sacrilegio, por el cual Fidel mandó al desierto a
su canciller Felipe Pérez Roque. Por supuesto, que no hay comparación
entre el oportunista político Maduro y el revolucionario Pérez Roque.
Maduro, desde sus tiempos en el Metro de Caracas, tiene la astucia y
rudeza del trepador y golpista sindical. Carece de cultura y formación
diplomática, pero era el bully del barrio conveniente para enfrentar
a la insolente anglo-sionista Hilary Clinton. Cuando apareció la noticia
del cáncer de Chávez, el año pasado, Maduro se puso en velocidad
turbo para enmendar la relación con el poder imperial anglo-sionista.
Pero Chávez sobrevivió y le cortó las alas al delfin. Difícil pensar,
que lo rehabilite.
De
todas formas, la caballada de sustitutos está flaca. Diosdado Cabello,
mago de la política del inframundo, se ha ganado la antipatía nacional
con creces y nunca ganaría una elección presidencial. El amigo Elías
Jaua, ex Bandera Roja, es, en términos comunicativos, un plomo. Por
lo mismo, no es un prospecto viable. Tarek William Saab, a quién Fidel
alguna vez le calentó la oreja con la idea de que él podía ser el
futuro Presidente, ya no juega en la Primera Liga. José Vicente Rangel
tiene el perfil idóneo, pero la biología se opone a su candidatura.
Semejante es el caso de Alí Rodríguez Araque. Entonces, la selección
de Chávez bien podría caer en el Almirante (r) Orlando Maniglia. No
es la persona idónea, pero es un hombre de confianza de Chávez, pertenece
a la parte centrista de la jerarquía militar y políticamente sería
aceptable para la burguesía. Sea quien fuere el sucesor de Chávez,
es evidente, que la Fuerza Armada es el fiel de la balanza. Sin su consentimiento,
no habrá candidato post-Chávez. Sus líderes están deliberando sobre
la emergencia, que produjo la recaída de Chávez.
3. El sucesor de Chávez en la Patria Grande
Deseamos de todo corazón, que el Presidente Chávez se recupere pronto y que pueda seguir trabajando muchos años más para Venezuela y los pueblos latinoamericanos. Pero, si no fuera así, el único Presidente latinoamericano que tiene un perfil semejante al suyo y quién podría llenar el vacío, es Rafael Correa. Correa está llamado por Dios, la Virgen y los Santos, a asumir el papel de vanguardia política latinoamericanista, que están dejando Fidel Castro y Hugo Chávez. O, pasando del lenguaje de los fantasmas al lenguaje secular: Correa está convocado por las condiciones objetivas del momento histórico, a ser el Gerente General de los intereses de la burguesía desarrollista latinoamericana y, de manera derivativa, de los intereses de sus pueblos.