Hacia una nueva LOT realmente incluyente

Que el sol salga para todos, incluso para los preteridos trabajadores de la economía popular

     º Concebida para una sociedad en transición hacia el Socialismo del Siglo XXI

     º Destinada a romper y crear nuevos paradigmas

     º Con la más amplia inclusión se da paso a una nueva cosmovisión del trabajo

En el marco de la presente coyuntura venezolana destaca, como una de sus aristas más relevantes, la discusión, que se viene adelantando a lo largo y ancho del territorio nacional, en torno a la Ley Orgánica del Trabajo (LOT) que será promulgada el próximo 1º de Mayo, vía Habilitante, por el Presidente de la República Bolivariana de Venezuela, Comandante Hugo Chávez, según el compromiso asumido públicamente por el líder de la revolución bolivariana el año pasado.

Al margen de las diferencias de criterios que se suscitaron con relación al mecanismo escogido para la aprobación de este instrumento legal fundamental para los intereses de los (as) trabajadores(as) venezolanos(as) y para la dinámica económico- social en general del país, lo cierto, es que  esta Ley está llamada a constituirse, por su  contenido, en un eje referencial en el proceso de construcción de un nuevo modelo societal en la Venezuela  porvenir, en el forjamiento de la sociedad en transición hacia el Socialismo del Siglo XXI.

                                             LOT para la transición socialista

Esta Ley no puede ser una simple reforma  de la anterior ni mucho menos una mera reforma  o modernización del  régimen social capitalista aún imperante en el país o una adecuación al capitalismo de estado, no, la LOT surgida desde la perspectiva bolivariana tiene que estar concebida en función de la transición socialista, lo cual implica nutrirla de elementos esenciales  tales como: el Control Obrero de la producción, apuntando al gobierno de la producción social por parte de los(as) trabajadores(as), al establecimiento de relaciones socialistas de producción; la instauración de los Consejos de Trabajadores y Trabajadoras para realzar su poder de decisión, organizarse por la base y educarse para el desempeño de la gestión social; la disminución de la jornada de trabajo; y reivindicaciones históricas y de justicia social, entre otras, la restitución de la retroactividad de las prestaciones sociales, estabilidad plena, prohibición de la tercerización y de la subcontratación, garantizar el derecho a huelga, establecer sanciones al patrono que desconozca los derechos de los trabajadores y trabajadoras y propiciar una transformación profunda del  Ministerio del Poder Popular para el Trabajo para hacerlo más eficiente ante el reclamo de los(as) trabajadores(as).

La LOT está llamada a romper paradigmas en cuanto a la relación capital/trabajo, debe ser, en consecuencia, un instrumento que contribuya a romper la estructura clásica de explotación capitalista y, asumida como filosofía liberadora, debe privilegiar al trabajador y trabajadora en su condición de seres humanos y no como productores de riquezas para la acumulación capitalista. Vista desde este ángulo la Ley estaría pensada, básicamente, en función de los(as) trabajadores(as) asalariados(as) de las empresas de capital privado aunque también abarcaría la amplia gama de asalariados y asalariadas de las empresas públicas y de las instituciones del Estado; es, por demás, notorio la condición del Estado venezolano como gran y primer empleador del país en virtud del carácter rentista de la economía nacional, en la que el Estado ocupa el papel de receptor  y distribuidor  de los grandes recursos provenientes de los ingresos petroleros.

De manera que  la Comisión Presidencial designada, a tal efecto,  para acopiar todos los planteamientos concurrentes con relación a la Ley  ha venido realizando su tarea y se ha estado nutriendo, según entendemos, de las propuestas- algunas de ellas contrapuestas- que los diversos sectores políticos y laborales han presentado al calor de los debates que se han desarrollado por todo el país; propuestas que serán sistematizadas y sometidas, oportunamente, para la consideración final del Presidente Chávez.

                                          Una nueva cosmovisión del trabajo

A todas luces, se hace evidente que la elaboración y promulgación de la nueva LOT ha despertado grandes expectativas en el seno de amplios sectores de la sociedad venezolana y en este sentido, está llamada, a ser una Ley que cree nuevos paradigmas con relación a la cobertura social que debe abarcar, pues, como Ley del Trabajo debe integrar el  amplio espectro de trabajadores(as) presentes en la realidad nacional, en este caso, también, a los(as) trabajadores(as) no dependientes, no asalariados(as) de la ciudad, del campo y del mar, denominados, inapropiadamente- a nuestro juicio- como informales, que si bien no dependen de un patrón si dependen de su trabajo para poder subsistir, en la mayoría de los casos, en condiciones realmente precarias y que al no estar cubiertos por la desfasada y vetusta Ley del trabajo cuarta republicana no cuentan, expresamente, con ningún tipo de seguridad social. Esta es una deuda social que ya se comenzó, por lo menos, a considerar, cuando el legislador estampó en el Artículo 87 de la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela la garantía de los derechos laborales de los trabajadores y trabajadoras no dependientes; llegó la hora en que el sol salga para todos.

Incorporar a los trabajadores y trabajadoras no dependientes, no asalariados(as), por cuenta propia, al arco protector de la LOT, es dotarla de un carácter claramente incluyente que, según entendemos, no tiene parangón en la legislación laboral mundial, incluso en los llamados países capitalistas avanzados, pero, más que eso, este nuevo paradigma, coloca a nuestro país, a la Patria de Bolívar, en el camino cierto del humanismo y de la liberación social; con esta Ley han de sentarse las bases de una novedosa doctrina  de justicia  y equidad social en la que el hombre y la mujer, en términos concretos, se constituyen en el centro de atención, dando paso al surgimiento de una nueva cosmovisión del trabajo; en una sociedad en transición socialista no se debe seguir calibrando o ponderando al trabajo según le sea productivo al capital sino por el contrario según le sea útil a la sociedad.

                                                          Sujeto de la revolución

No obstante, asumir la LOT como una Ley verdaderamente incluyente y sin discriminación tiene sus implicancias en el orden teórico-político, pues, ello significa, de alguna manera, que se estarían observando cambios en la concepción del sujeto de la acción política revolucionaria, históricamente situado en los obreros industriales o proletariado aunque luego se hizo extensivo a los trabajadores asalariados en su conjunto; bien cierto, es, que en la práctica, estos sectores ortodoxos han venido variando el enfoque primigenio pero se resisten a aceptarlo plenamente  con todas sus consecuencias; les cuesta asumir los giros que se han venido operando  en el seno mismo del sistema con el capitalismo monopolista y, más aún, con la financierización de la economía y la emergencia del sector terciario o de servicios que ha conllevado, entre otros efectos, a la “liberación” de mano de obra del sector industrial y su forzosa incorporación a la llamada economía informal.

Informalización que, en el caso venezolano, dado el carácter rentista de la economía y la condición de capitalismo dependiente y atrofiado, de por sí, con  relativa poca capacidad de absorción de mano de obra, se manifiesta en niveles significativamente elevados en la estructura de la fuerza de trabajo, de allí el peso de la informalidad laboral, históricamente hablando, en la actividad económica y en el conjunto de la población trabajadora del país; sería por demás interesante intentar adelantar una investigación del peso de la llamada economía informal en la composición del Producto Interno Bruto(PIB), es de suponer que los resultados asombrarían a más de uno.

Los(los)trabajadores y trabajadoras que conforman el llamado “sector informal” de la economía, de acuerdo con el muy reciente informe mensual de enero de 2012 del Instituto Nacional de Estadística (INE), registra la nada desestimable cifra social, política y electoralmente hablando del 41,8 % de la población económicamente activa del país (un poco más de cinco millones de personas); que, ciertamente, engloba a capas de los profesionales liberales, que ejercen por su cuenta su profesión y a otros sectores que por sus niveles de ingresos están muy distantes de identificarse con las franjas empobrecidas, que, objetivamente, integran la amplia mayoría de estos “sectores informales”.

En Venezuela, la connotación de economía informal tiene una carga negativa asociada a la idea de indisciplina, anarquía, improvisación que se le atribuye a quienes activan en ella, de la cual

se ha hecho resonancia una militancia de izquierda que en vez de vincularse con ánimos constructivos a estos sectores, prefiere despedir por la vía rápida de la flojera intelectual y de los prejuicios el esfuerzo que debería realizar por encontrarse con estas franjas de trabajadores(as); esta izquierda cuando intenta relacionarse con ellas lo hace movida, generalmente,  por intereses “clientelares” o por cálculos electorales, tiende a tildarlos con expresiones descalificativas o bien como “pequeños burgueses”, en su acepción más negativa, o bien como marginales o escoria social, además, de cierto sentimiento racista y xenófobo, que también dejan destilar. Más lejos de la realidad no pueden estar.

Pues bien, estos prejuicios son los que salen a relucir a la hora de la resistencia a la inclusión de los(as) trabajadores(as) no dependientes, no asalariados, por cuenta propia, en la Ley Orgánica del Trabajo. Por encima de cualquier consideración son trabajadores(as) que, por cierto, no entrañan carga salarial para el Estado y que, por otra parte, ha sido la propia realidad económico- social y política del país la que los ha determinado como parte activa del sujeto revolucionario y, como tal, están llamados a jugar un papel bien relevante en el esfuerzo nacional por la construcción de la Patria digna, soberana y socialista, tal cual como ha quedado suficientemente evidenciado en los avatares de los años transcurridos durante el proceso bolivariano.

Trabajadores(as) no dependientes, no asalariados(as) de la ciudad, del campo y del mar

Como trabajadores y trabajadoras no dependientes, no asalariados(as) de la ciudad, del campo y del mar, abarcamos, entre otros, a los miles de pescadores y a los miles y miles de campesinos(as) que durante años de años han trabajado arduamente para garantizar buena parte del sustento alimenticio del pueblo venezolano sin recibir, a cambio, compensación alguna especial por parte de la sociedad y del Estado. Por supuesto, que nos estamos, refiriendo a los hombres de mar que faenan a cordel y a los(as) del campo que se fajan con su machete y azadón en su conuco o en su aislao, no a los(as) trabajadores(as) agrícolas y a los de las industrias pesqueras que honrosamente se desempeñan como trabajadores asalariados. Así mismo, hacemos acopio de los centenares de miles de buhoneros(as), vendedores(as) de jugo, dulces, perrocalenteros(as), artesanos(as),” manteleros(as)”,”guapeadores”, etc, que en las calles, en las ferias, en los mercados a cielo abierto, en los centros de economía popular de las distintas ciudades del país concurren todos los días a ganarse su sustento y el de sus familias prestándole un efectivo servicio a la población.

En el marco del esfuerzo por el reconocimiento de los(as) trabajadores no dependientes, no asalariados(as), por cuenta propia  para ser sujetos de la LOT, merecen  mención especial  los trabajadores y trabajadoras de la economía informal de Caracas, los preteridos de siempre, ahora devenidos en economía popular como consecuencia del tesón y de la consecuencia que han desplegado en aras de su dignificación como trabajadores(as), como ciudadanos(as) y seres humanos; en su inmensa mayoría identificados con el liderazgo del Comandante Chávez y compenetrados(as), cada día más, con el ideal que enarbola la revolución bolivariana y con la Misión 7 de Octubre para contribuir con la reelección del Presidente Chávez; pero enfrentados(as) de manera firme y decidida con la burocracia corrupta e insensible aposentada en la Alcaldía del Municipio Libertador y a la matraquera policía de Caracas. Estos(as) trabajadores(as) han dado el paso, en alianza con el Movimiento de Medios Alternativos y Comunitarios (MoMAC), de asumirse como movimiento social  en el Movimiento de Trabajadores(as) de la Economía Popular (MOTEP) y organizarse en Consejos de Trabajadores y Trabajadoras en la orientación de que el forjamiento del Socialismo del Siglo XXI pasa por la construcción del Poder Popular y en el ejercicio de la autogestión en los diferentes espacios en los que se actúa.

*miguelugas@gmail.com



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Miguel Ugas

Miembro de la coordinación nacional del MoMAC

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