El pánico ha tomado la sede de su comando de campaña. Todas las encuestas publicadas hasta ahora afirman de manera clara la victoria de Chávez el próximo 7 de octubre. Ellos saben muy bien que será muy difícil, casi imposible, en los seis meses que faltan de campaña, bajar una diferencia que oscila entre 20 y 30 por ciento. A esta tragedia opositora hay que agregar que la opción Chávez tiene un aumento que oscila entre 1 y 1.8 por ciento mensual. El panorama está claro, Chávez será reelecto, dicen los especialistas.
Toda esta triste experiencia que vive Capriles me hace recordar a mi abuela “Cucú”, quien con su cría de patos y patas en el patio de la casa, allá en El Tejero, nos aclaraba que los huevos que no cuajaban eran “bacilicos”. Así los llamaba porque eran pura clara, no tenían amarilla. Eran pura pérdida y la pata, de lo más inteligente, los apartaba. Tales huevos no reciben el calor de la madre. En consecuencia no incuban, no empollan, no cuajan. No dan patitos. Ni feos ni bonitos.
Ahora, ante este cuadro, el compromiso para los revolucionarios se convierte en un verdadero reto y compromiso. Estamos ante una oposición que se tornará más agresiva con su candidato que no cala ni arranca. Ellos están cada día más desesperados y su norte será la desestabilización para obviar la vía constitucional. Por tal motivo, la gran responsabilidad que tenemos los Bolivarianos es profundizar el trabajo para obtener una victoria inobjetable y prepararnos para defender el triunfo de nuestro Presidente Hugo Chávez el próximo 7 de octubre.
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