Entiendo que el gobierno nunca orientó su accionar a configurar un escenario como el que padecimos en abril 2002, porque era adverso al proceso y sus consecuencias la vimos el 12 y parte del 13-A. La oposición en cambio, trabajo intensa y hasta abiertamente para ello; no olvidemos ese “gran titular” a todo trapo: “La Batalla Final será en Miraflores”. Aunque el gobierno trató de impedirlo, el plan que reunió mayor viabilidad y tenía aparentemente más fuerza (poder) pudo concretarse por 48 horas.
La Oposición por supuesto no deseaba un “volvió, volvió.. volvió”, pero igual sucedió. Esto es lo interesante de la política y la lucha por el poder. Se trata nada y nada menos que de aprovecharse de las debilidades del enemigo y de las oportunidades que van apareciendo productos de esas debilidades. Las oportunidades son eso, acontecimientos y hechos que te permiten aprovechar y darle sentido a una fortaleza.
La oposición tal y como lo han anunciado, trabaja en su plan A que no levanta, pero tiene y busca elementos para animar y darle viabilidad a su Plan B. El caso de Aponte Aponte y otros tantos más, son parte de las acciones de ese plan. Si afinamos el oído y la vista; el Plan B es más visible que el A, porque el candidato vive clandestino y habla poco. El Magistrado Aponte Aponte con apenas unos días de campaña, de los que le corresponde ser el héroe del Departamento de Estado de los EEUU, está ofreciendo su concurso por el Plan “B” y ello se corresponde con el centimetraje y los minutos acumulados en medios comunicación.
En política, tal y como sucede en otro tipo de guerra, un actor (partido, grupo) debe evaluar el plan o los planes reales del otro y si una vez analizado la situación, concluye que la ruta o camino tomado por su adversario lo llevará a un terreno en el cual se tiene fortaleza y ventaja, vale, desde la perspectiva del otro autor, estimular esa estrategia del adversario para que en su recorrido recuerde no a Sun Tzu sino a uno más tropical: Chacumbele. Es un poco el caso de una cierta izquierda “radical” en Chile de Allende; contribuyo desde su desempeño con la ciada de Allende. El gobierno ha insistido en que tomen con únicamente y con franqueza la ruta democrática, pero los EEUU imponen su agenda a los opositores.
Se tiene a otro Chávez y así lo ha dicho, el partido probablemente sea el mismo, el Pueblo sabe que pierde en esta guerra y las fuerzas armadas no tienen ahora un saco de generales en deuda con la IV República. La oposición tiene menos capacidad de movilización, pero conserva su alto poder mediático nacional e internacional. En esta guerra, lo que es igual no es trampa. Si deciden insistir en su ruta del Plan "B", hay comiquitas disponibles y muy formativas.
Como estrategia nuestra para que justifiquen la de ellos, si insisten esa ruta, dejémosle ver algunos elementos (supuesto puntos débiles nuestros) para que se ilusionen y si las cosas son como la presenta el PSUV, no tenemos porque recurrir a Sun Tzu para aplicarle otra máxima propia de un ambiente más tropical: los esperamos en las bajadita. Como es una guerra a la cual cada actor apuesta duro, es bueno suponer que 15 banqueros con sus bancos deben darnos muchos para profundizar misiones sociales. Aquí, por cualquier lado que se observe esta guerra por el poder, puede decirse y reconocerse sin complejo, que se está echándosele mano a uno de los geniales recursos teóricos contenidos en El Príncipe. En esto, es perfectamente posible decir que el fin justifica plenamente los medios.
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