Con mucha esperanza leí la noticia de que el pasado 28 de Abril de 2012, en la hermosa ciudad de Valera, estado Trujillo, se llevó a cabo la Asamblea extraordinaria de la Red Nacional de Escritores y Escritoras Socialistas de Venezuela, la cual eligió a la nueva junta directiva que, por dos años, coordinará los diferentes programas que establece el organigrama vigente de esa fundación de carácter colectivo, y portadora de banderas de equidad e inclusión.
La Asamblea estuvo integrada por delegados de veinte estados del país, incluyendo Portuguesa, directivos fundadores y la directiva saliente; la responsabilidad mayor recayó en Héctor López, poeta merideño y amigo, quien tendrá como suplente al poeta margariteño Luis Emilio Romero, excelente exponente del nuevo verso limpio latinoamericano; en la tarea del Programa de Integración de las Artes, las Letras y Colectivos Culturales, quedó como coordinador el filósofo Nelson Guzmán, con quien hemos compartido publicación en la colección heterodoxia de la Fundación El Perro y La Rana, y tendrá de suplente al dramaturgo portugueseño Renny Loyo.
De similar forma, el Programa Red de Escritores y Escritoras de la Alba, estará a cargo del escritor Federico Ruiz Tirado como principal y de Frank López como suplente; mientras que en el Programa de Promoción de Lectura, Creación y Formación, estará coordinado por Pedro Salima, siendo suplente el escritor David Figueroa-Figueroa. El Programa Editorial estará bajo la coordinación de Luis Alberto Angulo, teniendo de suplente al incansable Ángel Malavé, quien, tan igual como lo hace con su rítmica pluma, hará un aporte importante en sus funciones de coordinación y apoyo para dar a conocer los nuevos valores literarios.
En lo referente al ámbito de Certámenes, Bienales y Eventos, Pedro Ruiz asumió la responsabilidad y Hermes Vargas quedó como suplente; el Programa de Seguridad Social, quedó bajo la coordinación de la escritora Esmeralda Torres y en la suplencia a Zuleima Zamora. Por su parte, Luis Ernesto Gómez, quien venía fungiendo como coordinador general de la Red, fue nombrado Coordinador Ejecutivo.
Es necesario reconocer el trabajo del escritor Miguel Márquez, como directivo saliente del Programa Editorial, quien no escatimó esfuerzos en proyectar las bondades de organizar a los escritores y escritoras, en razón de una línea de acción que fuera consecuente con el proyecto de país y aportara vías expeditas desde donde deconstruir un modelo eurocéntrico impuesto por los conquistadores, y crear las bases para una nueva mirada a Latinoamérica que haga posible la total independencia de los modelos impuestos y del proceso de alienación al cual hemos sido expuestos generación tras generación, desde las postrimerías del siglo quince.
Ahora bien: ¿qué esperamos los escritores de este nuevo equipo de dirección? El tema de una asociación de escritores, o redes de acción de escritores, en lo que a pensamiento vivo y creativo se refiere, se ha discutido mucho; al punto de ser cuestionadas como instancias sectaristas, excluyentes y defensoras a ultranzas de intereses particulares. Una generación que confrontó este tipo de organización de los creadores y creadoras literarios, fue el llamado Boom Latinoamericano, de donde salieron Gabriel García Márquez, Julio Cortázar, Carlos Fuentes y Mario Vargas Llosa; quienes se encargaron de erigir por encima de las organizaciones populares de tipo cultural, la supremacía del mercantilismo para proyectar el talento literario. Caímos en una especie de moda del “Best Seller”, y pasamos a etiquetar nuestra filosofía de vida latinoamericana, como el producto de un “realismo mágico” seductor, más no como símbolo de identidad latinoamericana y de grito moderno de independencia. En eso hemos fallado y hacia esos caminos no debemos ir nuevamente. La responsabilidad de los gestores de la Red de Escritores Bolivarianos, ha de ser la de consolidar la independencia que está en proceso y crear las bases intelectuales de una nueva sociedad, multicultural y multiétnica.
En Venezuela, como en todos los países latinoamericanos, hay literatura, se está escribiendo desde cada rincón del territorio nacional, escritores nacidos en la década de los 60 ya han alcanzado proyección nacional y alguna internacional. Sin embargo, no se escribe aún sobre el esfuerzo de esta nueva generación, por lo cual hace falta literatura ensayística que presente estos nuevos nombres que van tejiendo el manto de dignidad del nuevo hombre republicano; no hay un afán reivindicador, ni una voz unitaria que participe de lo qué pasa ahora, en este aspecto tiene que poner la lupa la Red.
Es importante resaltar que la nueva camada de escritores y escritoras, es una generación que está produciendo obras que ya han sido publicadas en editoriales gubernamentales como privadas, por lo que ya se leen a nivel nacional; los creadores, término ya popularizado para englobar a los escritores, si bien parten de una labor individualista, resaltando divergencia, en el hecho de no escribir sobre lo mismo, no implica que exista una desunión entre los fines últimos de presentar los valores de la sociedad y con ellos los anhelos de una Patria libre, con capacidad propia para contar sus historias y no dejar de ser un sello personal de una cultura que se intentó desdibujar pero que está emergiendo; hay, por supuesto, obras eclécticas que peregrinan entre lectores acompañadas de otras concebidas en el mismo espacio y tiempo, por autores que viven aquí y ahora, que presencian las mismas noticias, caminan por las mismas calles, van a las mismas iglesias o acuden a los mismo cafés.
Sin embargo, se hace imperioso crear nuevos escenarios de apertura y participación; otra forma en la que convergen los escritores y las escritoras, sobre todo a través de lo que a bien puede hacer la coordinación de la Red de Escritores, es en talleres que impulsen el modelaje de estrategias literarias novedosas que identifiquen la nueva generación como una generación contextualizada y dinámica. Los talleres no han de ser creados desde temáticas, menos aún bajo la imposición de ideas; sino que se han de crear como espacios de discusión en los que cada autor participe por los caminos de vanguardia del proyecto de país, pero consolidando su propia voz. El buen escritor se hace con o sin taller y pese a él, escribir es un acto individual; los escritores y escritoras se reúnen para autocriticarse y conocer los trabajos que deambulan junto a los de ellos. El taller es el nido, y una que vez que culmina el tortuoso proceso de creación, las obras y sus autores vuelan a explorar otros “lugares”, en la soledad del escritor, sin un rumbo muy definido. Queda ahí la idea para los amigos de la Red: talleres como utilidad pública, que ayuden en el proceso de crear una identidad y una voz propia, pero no concebidos como la voluntad de definirse mediante ellos una batería de leguleyos repetidores de consignas, no se trata de formar una “escuela alienada”; de lo que se trata es de construir una generación.
Estimados amigos de la Red de Escritores Socialistas, espero, como sucedió con los precursores de esta organización humanista y colectiva, que ustedes aprovechen todos los espacios posibles para hacer realidad que esa nueva generación de escritores y escritoras, tenga la posibilidad de crear sin tantos obstáculos y sin tantas limitaciones. Abran ustedes las compuertas de la pasión que nosotros estamos con la esperanza a flor de piel esperando hechos, ya que de las palabras nos encargamos nosotros.
azocarramón1968@gmail.com