¡Otra vez con los crespos hechos!

El titular impactante de primera página se quedó frío. El espacio reservado para ilustrarlo con una foto desgarradora, teñida de sangre y muerte, no apareció jamás. La noticia que recorrería el mundo dando la prueba fehaciente de un gobierno violador de los derechos humanos no llegó a las salas de redacción de la gran prensa. En su lugar, tuvieron que titular: Resuelta la situación de violencia. Incluso, los más renuentes, escribieron a regañadientes: “Conflicto en La Planta se resolvió parcialmente”.

En estos años, con algunos aciertos -y unos cuantos errores, es verdad-, se ha hecho un enorme esfuerzo por resolver el problema carcelario en Venezuela.  Y entre los aciertos hay uno indudable: Tener una visión integral del delito y del delincuente. Entender que éste, además de ser una persona que cometió un delito y debe pagar la pena que le han impuesto los tribunales, es un ser humano concreto producto de un sistema básicamente injusto que generó las circunstancias que lo hicieron delincuente,  lo procesó diferencialmente de acuerdo a sus recursos, le niega posibilidades de cumplir dignamente su castigo y rehacer su vida en términos de provecho para la sociedad y para sí mismo.

Visión que se ha hecho tangible en el manejo del conflicto. El gobierno ha mantenido firmeza en los objetivos y flexibilidad en las tácticas para lograrlos.  Aún al costo político de una ciudad colapsada, llena de zozobra e incomodidades. Hizo lo que tenía que hacer: Resolver el conflicto con un escrupuloso respeto a los derechos humanos.

La Ministro Iris Valera ha dado muestras de serenidad, coraje y entrega ante una situación tensa y a punto de estallar. Asumió sus responsabilidades en la primera línea. Tomó cada decisión en un clima de reproches injustos e incomprensiones enfermizas de una oposición deseosa de quitarle la cabeza. Atendió las comprensibles angustias de los familiares de los privados de libertad, rechazó las exigencias descabelladas de cabecillas mafiosos y disuadió con el fruto de su trabajo la preocupación expectante de la población. Para orgullo de todos, Iris Valera se creció ante las dificultades.

Una vez más la canalla mediática ha tenido que guardarse la lengua. Los zamuros volaron en  círculos, inútilmente.

rhbolivar@gmail.com


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Rafael Hernández Bolívar

Psicología Social (UCV). Bibliotecario y promotor de lectura. Periodista

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