El presente escrito es una contribución para el estudio de uno de los escritores contemporáneo más reconocido en los últimos veinte años, Antonio Lobo Antunes (Lisboa, 1942); se hace necesario motivar su estudio y reflexión, como investigación comparativa literaria para la caracterización de la narrativa en tiempos de hiper-modernidad.
Abordar la creación literaria de Lobo Antunes, es una tarea compleja. Sus ideas gravitan en un tiempo histórico paralelo al real. Son vivencias reales las que encaran, pero les coloca una transparencia de luces que la deforman y la presentan en múltiples espacios donde toman vida y gracias a la imaginación del autor.
Lobo Antunes trabaja con imágenes sobrepuestas, en un submundo artificial que es recreado en la mente de sus protagonistas.
Una de las novelas más representativas del estilo literario de Lobo Antunes, al que denominaré “transparencia de luces”, es “Conocimiento del Infierno” (1981). En esta obra se deja ver un elemento característico del estilo de Lobo Antunes: la interactividad simbólica. Es decir, narraciones que se van apoyando unas a otras y que implosionan en reflexiones fantásticas.
En este aspecto el denominado estilo interactivo simbólico, se ve dibujado por imágenes que recorren el argumento sin una orientación definida. Son imágenes que aparecen como humo y que inundan el espacio imaginario como las cenizas volcánicas lo hacen al implosionar. Al final de un largo argumento, Lobo Antunes ordena las piezas y da forma a la historia de una manera lírica y mágica. No es una construcción digerible con facilidad, pero llegar a ella implica alcanzar la cúspide de lo imaginativo y sentirse parte de ello.
En las imágenes trabajadas en “Conocimiento del Infierno”, se deja ver lo fantástico relacionado con lo real de una forma sugerente y dinámica: “Desde siempre lo había asaltado la impresión de que las cosas lo espiraban, las sillas, los muebles, las copas irónicas en el aparador, su propio rostro en las fotografías antiguas acusándolo de una falta cualquiera que no lograba identificar, que las cosas lo espiaban con la severidad de cajas de sus volutas, la tos reprobadora de los crujidos de la madera, las cadenas del reloj de bolsillo de los tiradores de los cojones, pero era primera vez que se sabia mirado por un dolor…”
En otro escrito de Lobo Antunes, es posible descifrar lo truncado de su estilo; me refiero a su novela “Yo he de amar una piedra” (2004). Acerca de su intencionalidad creativa el mismo autor expresa: “Cada vez me ocupo más, dentro de cada libro, de reflexionar sobre la propia escritura, sobre los límites de la novela, sobre la posibilidad de cambiar unas formas demasiado gastadas…” (Entrevista concedida a El País, de Madrid-España, 11/05/2005)
En el texto “Yo he de amar una piedra”, tiene un mosaico de imágenes interpuestas, todas cubiertas por una luz transparente, la cual tiene su ritmo, su dinámica imaginaria; donde se refuerza el significado de las acciones, volviendo el autor una y otra vez, sobre el argumento originario, hasta llegar a apuntillar las escenas en un contexto diferente, ajeno en ocasiones a los personajes, lo que hace que las historias graviten en un océano de abstracciones.
El compás en el estilo de Lobo Antunes es, en el ejemplo de “Yo he de amar una piedra”, se aprecia apremiante en imágenes como esta: idea 1, el personaje; idea 2, el contexto; idea 3, el argumento. La combinación idea 1-idea 3, para luego relacionarla con la idea 2, es el común del manejo en la estructura arquitectónica de Lobo Antunes. A esta manera de presentar las cosas la denomino “párrafos correlativos”, es decir, párrafos en los que se establece una relación recíproca entre una o varias ideas, pero manteniendo una idea deambulando, o estado itinerante.
Citando una reflexión en voz alta de Rafael Narbona, acerca de la obra de Lobo Antunes, “…es un autor que intenta transcender el lenguaje desde dentro, reelaborando cada palabra por medio de la inspiración poética que transforma lo ordinario y cotidiano en original y prístino…”
No se puede ocultar en la creación literaria de Lobo Antunes un inmenso edificio de estructuras de ficción que se entremezclan con la realidad y viceversa. En Lobo Antunes hay una búsqueda continua, no de embellecer el lenguaje, sino de hacerlo útil a través de nuevas experiencias lingüísticas. Claro está, su apuesta se enmarca en el idioma portugués, vale lo suyo a que otros escritores, de otros idiomas, hagan lo propio en sus lenguas respectivas.
*.-azocarramon1968@gmail.com