MEMORIAS DE UN ESCUALIDO EN DECADENCIA
¡Ahora sí la pusimos de oro! El discurso de Embajada Radonski causó una gran arrechera no solamente a nosotros, la gente decente y pensante de este país, sino también a los compañeros de la Embajada de nuestro querido país, Estados Unidos, y a los países europeos. Hubo compañeros en Europa que enviaron correos electrónicos diciendo que sí ese era el tipo con el que íbamos a derrotar al dictador, olvídense, ese no llega a ninguna parte, a pesar de que tiene un camino. En fin, amigos, que después de echarle bolas 10 kilómetros y llegar muertos allí al CNE, nos sale Embajada Radonski con este demo, con este boceto, con esa pausa que refresca, como decía Coca Cola hace años.
Los compañeros que estaban allí debajo de la tarima esperando la palabra orientadora de Embajada Radonski se sorprendieron cuando vieron a Erika de la Vega haciendo un llamado a querer a Venezuela, y uno que otro preguntó “¿y esta no era la novia de Embajada?” Y otros que estaban por allí cerca aprovecharon y gritaron a coro. “Volvió, volvió, volvió”. Definitivamente, amigos y compañeros de la oposición, esta vaina se la llevó quien la trajo. No hay derecho a esta burla. Y justificarlo es demostrar que somos peores de lo que pensamos.
Cuando Embajada Radonski dijo: “Como te quiero Venezuela”, uno que estaba allí dijo que más la quiere Obama para quitarle el petróleo y no lo dice. Una vaina como esa no se le hace a nadie, esa vaina la aprovechó el loco de La Hojilla y se vaciló el discurso por un buen rato, pero es que somos nosotros los que le damos motivos a los chavistas para que nos jodan. Siete minutos en pausas y 12 en palabras duró el discurso de Embajada Radonski, según el loco ese de La Hojilla, que por cierto, si ganamos no sabemos dónde se va a meter.
Y lo peor nos pasó al otro día, cuando los chavistas presentaron al dictador como candidato, aquella vaina parecía un mitin de Fidel Castro en la Plaza de la Revolución, y el dictador se disparó un discurso que nos hirió a todos, porque uno tenía en la cabeza el discurso de Embajada Radonski y aquella cosa era un abuso, que si la historia, que si la política, que si el canto y la música, que si la economía, que si la independencia, que si las Fuerzas Armadas, y nosotros con aquella pendejada de cómo te quiero Venezuela y el progreso, y el futuro y la esperanza.
Los padres de Margot están llorando por estas calles. El señor se para, se hala los pocos cabellos que le quedan, llora y abraza a su señora y lloran los dos, y él dice: “Abrázame que tengo frío y pena que jode”.
- Ando volando bajo. -me canta Margot.