Actualmente se esta desarrollando simultáneamente tanto en Polonia como Ucrania la copa Europea de fútbol de naciones, conocida popularmente como la Eurocopa. Cuando el año pasado se realizo el sorteo de los grupos para saber como iban a quedar emparejados los mismos, hubo “una chispa” que salto al conocerse dicho sorteo, pues en uno de los grupos habían quedado ubicados Polonia y Rusia. La UEFA le dio carácter de máxima seguridad para el día en que se jugara el partido Polonia – Rusia, que se jugo el 12-06-12 con resultado final de empate a 1 gol.
La capital polaca fue escenario (como se temía) de distintos enfrentamientos, antes, durante y después del partido de fútbol. Seguidores Polacos y Rusos convirtieron Varsovia en una batalla campal con saldo de heridos y centenares de detenidos por lado y lado. Fue como una consecuencia de los distintos conflictos históricos entre un país y otro, pues parece que la rabia legada por amabas partes esta presta a aflorar cuando se preste la ocasión y esta por supuesto era una de ellas.
Las heridas parecen sangrar a grandes torrentes y un tumulto de incomprensión y dolores se manifiesta de la manera más próxima posible: violencia de uno hacia otro.
Las imposiciones históricas y el haber sido llevado hacia guerras y enfrentamientos en gran medida sin saber o entender porque, no puede sino dejar todo el resentimiento y rechazos mutuos anclados en nacionalismos antitéticos. Ni siquiera han logrado comprender exactamente el porque de sus dolores mas allá del resultado físico y practico, ni siquiera entender que las verdaderas razones no son las razones del pueblo.
Ciudadanos comunes Polacos y Rusos se encuentran hoy heridos, algunos encerrados tras las rejas, a la espera de ser deportados unos y expedientados por su propio Estado otros. Y con ello cada vez más lejano de la realidad histórica, y con ello las consecuencias de llanto, dolor, miseria y desconfianza se ensanchan. Por eso es que he decidido titular este articulo “la imagen de Stalin en Varsovia”, mas allá incluso, de la enorme pancarta que exhibía en medio de los fuertes enfrentamientos, una señora con la imagen del recordado Georgiano, pero con una X que atravesaba su rostro.