Leemos en alguna parte que el Banco Interamericano de Desarrollo le concederá préstamos a Venezuela por hasta un millardo de dólares, los cuales se utilizarán para darle mayor impulso a las Misiones y construir algunas obras de infraestructura. El destino que se le dará a los préstamos del BID es laudable, pero no podemos evitar pensar: Si estamos endeudándonos en esa cantidad es porque seguramente el país no cuenta con recursos propios. ¿Pero cómo se explica entonces que le estemos comprando a la hermana república argentina medio millardo de dólares de su deuda? No lo entiendo. ¿Por qué nadie en el alto gobierno nos explica al perraje este contrasentido?
En lo que va del año, el país se ha endeudado en casi 2 millardos de dólares, sin contar el préstamo del BID. De hecho, en la Ley de Endeudamiento 2005 (LE2005), aprobada sin objeciones por nuestra honorable Asamblea Nacional, está previsto que la República contraiga deudas este año hasta por 6,87 millardos de dólares, supuestamente para enjugar el déficit que por el mismo monto está contemplado en la Ley de Presupuesto 2005 (LP2005), también aprobada sin chistar por nuestros abnegados y respetables diputados. Muchos analistas y compatriotas opinan, seguramente de buena fe, que esa política de endeudamiento es buena para el país porque lo que se está haciendo es canjear deuda pesada por deuda más liviana. El resultado neto, sin embargo, es que lo que estamos haciendo en materia de endeudamiento es simplemente correr la arruga, dejándole a las generaciones futuras un país hipotecado. Nos preguntamos igualmente si estos endeudamientos, cuya justificación es bastante cuestionable a la luz de los ingentes ingresos del país este año, se diferencian en algo de los endeudamientos en que incurrió Carlos Andrés Pérez en su primer gobierno cuando el país disfrutó de otra bonanza petrolera. Obviamente esa política de endeudamiento de CAP fue desastrosa para Venezuela. Pero, ¿Por qué ningún funcionario nos explica las razones por las cuales el endeudamiento del gobierno bolivariano sí es bueno para el país?¿O es que eso es demasiado profundo para que el perraje (es decir, el Soberano) lo entienda?
Pero resulta que un grupo de locos Bolivarianos que se autodenomina Defensores del bolívar ha demostrado fehacientemente que el déficit contemplado en la LP2005 no es tal, ni existe, es decir, es ficticio, pues fue creado artificialmente recurriendo al expediente de omitir (subestimar) dolosamente los ingresos que tendrá el país este año por las exportaciones petroleras, a la par de exagerar arbitrariamente los gastos del país, con lo cual se estaba vulnerando el artículo 313 de la Constitución Bolivariana, que prohíbe expresamente alterar los ingresos. De hecho, Defensores del bolívar ha explicado con cifras en la mano que, como el petróleo venezolano se está vendiendo en 39 dólares el barril en promedio en lo que va de año, y tiene tendencia a seguir subiendo, los ingresos petroleros estarán 32 billones de bolívares por encima del valor estimado en la LP2005, en la cual (¡increíble, pero cierto!) los ingresos petroleros se estimaron a razón de 23 dólares el barril. Para una exportación de petróleo de unos 3.000.000 b/d, se puede demostrar fácilmente que por cada dólar de incremento en el precio del barril de petróleo, los ingresos petroleros anuales se incrementan por más de 2 billones de bolívares. En consecuencia, los ingresos petroleros reales del país para el 2005 deben estar 32 billones de bolívares por encima del valor estimado en el presupuesto (Bs. 23 billones), lo cual produce un total de Bs. 55 billones como los ingresos petroleros mínimos que tendría el país en el 2005.
Pero no sólo los ingresos petroleros fueron grotescamente subestimados en la LP2005. También lo fueron los ingresos no petroleros (SENIAT y Utilidades Cambiarias del BCV). En efecto, en la LP2005 estos ingresos fueron estimados en 25,51 billones de bolívares y 2,91 billones de bolívares, respectivamente. Pero los Superintendentes del SENIAT y de Bancos, José Vielma Mora y Trino Alcides Díaz, respectivamente, han declarado que los ingresos por concepto de la recaudación tributaria y de las utilidades cambiarias del BCV estarán en el orden de los 40 billones de bolívares y los 4,7 billones de bolívares, respectivamente. Utilizando entonces alta matemática de primer grado de primaria resulta que los ingresos reales del país (petroleros y no petroleros) en el 2005 se ubicarán en Bs. 99,7 billones, cifra que está Bs. 45,1 billones por encima de la estimada en el Presupuesto 2005 (Bs. 54,6 billones). Aún admitiendo como válida la cifra que aparece en el Presupuesto 2005 como Gastos del país para el 2005 (Bs. 69,33 billones), todavía se produciría un superávit en el presupuesto al cierre del año 2005 que estaría en el orden de Bs. 30,37 billones ($ 14,12 millardos) y no el déficit de Bs. 14,77 billones ($6,87 millardos) que aparece en dicho presupuesto y que ha servido de base en la Ley de Endeudamiento 2005 para justificar el endeudamiento del país hasta por esa cantidad este año.
Nuestra poca racionalidad nos obliga a la siguiente deducción. Si los cálculos de Defensores del bolívar están correctos, entonces nos sobrará la plata este año, ya que los gastos presupuestados (Bs. 69,33 billones) estarán Bs. 30,37 billones por debajo de los ingresos, al cierre del 2005. En consecuencia, no se justifica endeudar el país ni un céntimo este año. Podemos decirle al BID: “gracias, pero no necesitamos pedir fiado porque nuestra botija está llena. Por consiguiente, en esas condiciones sí es procedente comprar los 500 millardos de dólares de la deuda argentina, con lo cual estaremos demostrando nuestra solidaridad con los hermanos argentinos y nuestra vocación integracionista.
Pero, si los cálculos de los Defensores del bolívar están errados (lo cual no parece) y los de MinFinanzas están correctos, entonces se justifica el endeudamiento del país. Bajo esa circunstancia sería entonces injustificable e inaceptable la compra de la deuda argentina. Nuevamente preguntamos, ¿Quién en el alto gobierno se digna explicarle al pueblo este jeroglífico?
En otro orden de ideas, nos llamó la atención que el Presidente Chávez comentara recientemente que la comida está demasiado cara y que expresara igualmente que ello se debía a la especulación. Tiene razón el Presidente: La comida está demasiado cara y en parte ello se debe a la especulación. Pero hay un factor importantísimo que no entendemos por qué los asesores del Presidente no se lo han hecho saber. Ese factor causante principal de la comida cara no es otro que la devaluación. No entendemos por qué la mayoría de los economistas venezolanos (con la notable excepción de mi buen amigo Manuel Martínez, entre otros) no admiten que la causa principal de la inflación que estamos padeciendo es la devaluación. Observemos, como prueba de ello, que la devaluación y la inflación en los últimos 3 años han estado casi a la par en valor. Por ejemplo, en el 2003, la devaluación fue del 27,5%. Ese año la inflación cerró en el 26%. En el 2004, la devaluación fue del 20%. Como consecuencia de ello, la inflación de ese año se colocó en el 19,3%. Para este año, la devaluación hasta ahora ha sido del 12%. Nos atrevemos a afirmar, sin ser expertos en la materia, que la inflación este año estará en ese mismo orden o mayor. Si no se hubiera devaluado no es descabellado suponer que obtendríamos una inflación de un solo dígito este año. Es claro entonces que la devaluación es la culpable principal de la inflación que sufrimos actualmente. Pero, ese no es el único efecto nefasto de la devaluación. El primer efecto negativo de la devaluación, como ya lo ha apuntado el economista patriota Manuel Martínez, es que produce una disminución real de los ingresos en dólares del país. En efecto, esos 40 billones de bolívares que tan diligente y eficazmente Vielma Mora recaudará este año para el Fisco Nacional representan 18,6 millardos de dólares con el bolívar devaluado en un 12%, pero si no se hubiera devaluado esos mismos 40 billones de bolívares equivaldrían a 20,83 millardos de dólares, es decir un 12% más. La consecuencia de ello es que aumentan en la misma proporción todos los insumos que importan PDVSA, SIDOR, ALCASA, EDELCA, CADAFE, MERCAL, todas las demás empresas del Estado y todos los Ministerios, Gobernaciones, Alcaldías, Universidades, empresas de servicio privadas, pequeña, mediana y gran industria, incluyendo las nuevas empresas del desarrollo endógeno. Todas esas empresas e instituciones ven así aumentados sus gastos. Ejemplo típico es la industria avícola nacional que importa más del 60% de sus insumos. La devaluación conspira entonces contra el desarrollo endógeno. Por consiguiente, no es de extrañar que como consecuencia de esa devaluación (injustificada y absurda en demasía) todos los rubros y servicios de nuestras industrias aumenten indefectiblemente de precio. De hecho el Presidente ya ha anunciado el otorgamiento de un subsidio montante a 24 millones de dólares mensuales para evitar que suban de precio los productos que vende MERCAL. Si no se hubiese devaluado, tal subsidio a MERCAL habría sido innecesario, como también habría sido innecesario el aumento en un 40% del salario mínimo, aumento que por cierto sólo beneficia a los que trabajan y devengan el salario mínimo, pero que no llega en absoluto a las legiones de desempleados, aumento que por otra parte ya se volvió sal y agua con la inflación actual. Si no se hubiese devaluado, los servicios de luz, agua, teléfonos, etc., no tendrían por qué haber aumentado como lo han hecho. Si no se hubiese devaluado, PDVSA percibiría más dólares por litro de gasolina y en consecuencia el costo en dólares de producir un litro de gasolina sería menor, lo cual a su vez reduciría los costos de operación globales de PDVSA que, estaría entonces en capacidad de aportar más dólares al fisco nacional.
Ustedes, amables lectores, nos tendrán que perdonar, pero no vemos por ninguna parte las ventajas de esta devaluación. Algunos devaluacionistas afirman que la devaluación es buena para el país porque reduce las importaciones que compiten deslealmente con la industria nacional. Sin embargo, nos parece que ese es un argumento deleznable porque el Estado puede eficazmente reducir a su mínima expresión las importaciones de productos que se fabrican en el país simplemente elevando los aranceles de importación y negando el otorgamiento de dólares de CADIVI para importar esos productos. Nosotros iríamos más allá y abogamos por el no otorgamiento de dólares para la importación de artículos superfluos no esenciales como el whisky o las exquisiteces.
Lo que sí está claro es que la devaluación sólo beneficia a los tenedores de dólares, en particular a los que han sacado del país y mantienen en bancos extranjeros más de 150 mil millones de dólares. Un gobierno revolucionario no puede gobernar en función de acrecentar las ventajas y privilegios de una minoría exigua, en detrimento de los derechos de las inmensas mayorías. Cuando un gobierno revolucionario incurre en esa práctica se desnaturaliza y se coloca a espaldas del pueblo.
Y si la devaluación es tan buena como afirman sus defensores, ¿Por qué no le explican al país en qué beneficia al pueblo y cuáles son los resultados tangibles de 22 años de sucesivas devaluaciones que han llevado nuestra moneda a perder un 54000% de su valor? ¿Por qué no se abre un debate nacional sobre esta materia? Invitamos a los altos funcionarios del gobierno a que debatan con nosotros, Defensores del bolívar, por Venezolana de Televisión, para que el pueblo pueda formarse un juicio cabal sobre si le conviene o no la devaluación. Sr. Ministro de Finanzas, ¿acepta usted el reto?
Defensores del bolívar propugna y defiende el rescate del valor verdadero de nuestra moneda. Hemos propuesto la revaluación del bolívar en un 30% para compensar la depreciación que ha sufrido el bolívar como consecuencia de la caída del dólar con respecto al euro. Proponemos que tal ajuste cambiario se realice en forma gradual, a razón de un 3% mensual, de tal manera que en 10 meses se haya recuperado sustancialmente nuestra moneda. En el ínterin, por razones estratégicas, el país debe abastecerse de todos los insumos que requiere nuestro desarrollo endógeno. Es decir, proponemos la creación de un banco de insumos importados administrado por el estado. El objetivo del banco de insumos es garantizar la competitividad y operatividad de nuestras empresas endógenas, en caso de que se llegue a una ruptura definitiva con el imperio del norte. Igualmente proponemos, por razones estratégicas, la migración de la mitad de nuestras reservas a euros u otras monedas duras y el traslado de las mismas a bancos de países amigos. En el caso de un conflicto con los Estados Unidos, lo primero que hará ese país será embargar nuestras reservas. Con las reservas excedentarias (es decir, el monto que excede a los 20 millardos de dólares), proponemos se destine el 50% de ellas al pago del capital de la deuda externa, a objeto de reducir el servicio de dicha deuda y emplear esos recursos en el desarrollo del país. El otro 50% de las reservas excedentarias proponemos destinarlas al desarrollo endógeno y al desarrollo social.
Finalmente, nos preocupa la calidad de la comunicación entre el Presidente y el pueblo que lo llevó al poder. El Presidente es un gran comunicador. De eso no hay dudas. Sin embargo, sería plausible que muchas de las interrogantes que hemos formulado en este artículo el Presidente en persona le diera respuesta a ese pueblo noble. Creemos que el pueblo se merece una explicación. La iniciativa tendrá que venir de parte del Presidente porque el pueblo llano no tiene manera de hacerle llegar sus inquietudes al Presidente. El canal del Estado, Venezolana de Televisión, lamentablemente salvo contadas excepciones, se ha convertido en el vocero exclusivo de los funcionarios gubernamentales (Ministros, gobernadores, alcaldes, diputados, etc.), a quienes frecuentemente vemos en sus pantallas hablando sin cortapisas de la buena labor que están haciendo en el desempeño de sus cargos, pero en muy pocas ocasiones vemos a los periodistas del canal formulándoles preguntas que puedan incomodar a esos funcionarios.
Toda revolución se sustenta en el apoyo que le brinda el pueblo, pero ese apoyo debe contar con dos elementos fundamentales: el elemento emocional o sentimental, del cual sin duda disfruta el Presidente, y el elemento racional. El pueblo quiere al Presidente y tiene gran fe en él. Sin embargo, el elemento racional del apoyo es también fundamental. Es decir, a la revolución debemos apoyarla con el corazón, pero también con el cerebro. No se nos puede pedir a los revolucionarios que apoyemos el proceso sin demandar explicaciones. No se nos puede pedir a los revolucionarios que apoyemos el proceso sólo basándonos en la fe, como exigen los religiosos a los fieles. Es indispensable que el liderazgo le comunique al pueblo el porqué de las decisiones que toma. Como dice nuestro buen amigo Víctor Felizardo: No es al pueblo a quien le corresponde decodificar el porqué de las políticas y decisiones que adopta el liderazgo. Es el liderazgo quien está llamado a explicarle a sus seguidores la base racional de esas políticas y decisiones. No se nos puede exigir a los seguidores que extendamos un cheque en blanco y que apoyemos la revolución sólo en función de la fe. Es necesario, recalcamos, que el apoyo al proceso se fundamente también en la racionalidad y la lógica. De lo contrario ese apoyo emocional, basado sólo en la fe, será un apoyo con bases de barro, sin solidez que perdure en el tiempo.
Eudes Vera,
Vicepresidente Defensores del bolívar
eudesvera@cantv.net