Existe algo muy cierto en Venezuela. La polarización entre lo viejo, lo antaño, lo caduco, lo jurásico, en contrapuesto a lo moderno, lo fresco, el desarrollo. Dos concepciones distintas y muy diferentes. Por un lado la vieja y decrepita política neoliberal, la que conjuga lo económico con la exclusión. La que ve a los pobres como necesarios. El sálvese quien pueda, él no me den pónganme donde “haiga”. En fin una política que define una sociedad que se niega a morir y que está en sus últimos estertores. En el otro lado un modelo democrático, socialista, donde la inclusión es el norte, donde los pobres son vistos como seres humanos, capaces de desarrollarse e imprimir impulsos importantes en un país que apenas comienza a estabilizarse. Es así, parafraseando a Gramsci, que lo naftalinico no termina de desaparecer y lo nuevo, lo novedoso no termina de cristalizar, pero estamos en vía a ello.
Globovisión, canal de televisión representativo de la derecha venezolana, donde emanan normas de conductas contrarias al sentir mayoritario de la nación. Cuyos intereses fueron vistos en los aciagos días de Abril 2002. Este canal con un comportamiento extraño -pareciera más bien un partido político de oposición – para un medio televisivo donde el énfasis de la noticia recae en el amarillismo y el sensacionalismo, desviando la atención del televidente de lo concreto, del análisis. La programación de dicho canal no tiene nada que envidiar al modelo Goebbeliano de los Nazis alemanes, donde una mentira dicha mil veces tratan de convertirla en verdad.
Las recurrentes violaciones de las leyes audiovisuales han hecho que los organismos competentes apliquen multas a este canal. En un canal donde tratan de dictar normas de conductas y recurren a exigir a diario que en el país cese la impunidad, se niegan a pagar las multas, y como juez y parte califican al gobierno central como culpables por las sanciones aplicadas. Es decir aplican el doble rasero. Por un lado critican la impunidad, pero por el otro se niegan a pagar.
Solo el conocimiento del fracaso del candidato “Chayota” ha hecho recapacitar a esta planta televisiva privada. Ya saben que el “Flaquito” no tiene chance alguno de sentarse en la silla de Miraflores. Por tal motivo se bajaron de la mula, no sin antes, hacer su show mediático, con políticos de la IV, y gente de la alta sociedad caraqueña como son las Doñitas de Este caraqueño que tenían tiempo sin salir al aire.
Existe tiempo suficiente para cambiar la línea editorial de este canal golpista. El Presidente Chávez los perdono con un crucifijo en la mano en Abril 2002. Muchos hablan de que esto fue un error. Otro lo toman como un gesto magnánimo y democrático del Presidente. Nosotros creemos que los dos bandos no están equivocados. Lo único cierto que vendrán las elecciones, Octubre, Diciembre de este año y Abril del próximo año, tiempo suficiente para que esta planta haga los ajustes necesarios para cambiar de un modelo televisivo caduco, a uno más consonó con el cambio de época que ocurre en el mundo.
Una de las principales razones para cambiar la forma de hacer periodismo televisivo de Globovisión, es comprender de una vez por toda que la Revolución Bolivariana es irreversible y no tiene vuelta atrás. En esta Revolución todo el mundo cabe. Pero una cosa es no estar de acuerdo con x cosas y, otra es la conspiración, la desestabilización y el continuo y sistemático bombardeo de mensajes subliminales en procura de disociar a un sector de la población. Esto es enajenación directa y esto no se puede permitir. Por lo tanto, es de sabio rectificar. Recuerden que la concesión tiene un tiempo definido. No vaya ser que se le haya olvidado ese pequeño detallito.
Saludos Cordiales; RAS, SXXI
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