1. El reconocimiento apresurado, inmediato, de Felipe Calderón al “triunfo de Enrique Peña Nieto como candidato electo”, fue para avisar a Obama –el jefe del imperio mundial- de que todo había terminado y que Andrés Manuel López Obrador (“el peligroso candidato progresista”) había sido derrotado. Obama, por su parte también aceleró su reconocimiento para obligar a que todos sus súbditos (más de un centenar de países) también envíen sus notas de apoyo. Así funcionan estas cosas internacionales. ¿Por qué en los golpes de Estado de Honduras y, ahora, de Paraguay, los gobiernos se abstuvieron en condenar a los golpistas yanquis?
2. Este Obama, que por su origen negro (clase oprimida) debería de solidarizarse con los explotados y oprimidos, cada vez se parece más a los gobernantes Bush, Reagan o Nixon que destacaron por su mayor brutalidad en la guerra y la represión. ¿Por qué reconoce Obama a un “presidente electo” en México –provocando que sus súbditos también lo hagan- cuando no ha sido declarado oficialmente y hay una fuerte oposición en las calles que lo desconoce por tramposo? Desafortunadamente en la diplomacia burguesa las “legalidades” se construyen según conveniencia de las fuerzas que se disputan el poder en el mundo,
3. Así que no hay que preocuparse por los reconocimientos internacionales. Bastó con que la secretaria de Relaciones de México enviara un comunicado a sus colegas del mundo diciendo que los gobiernos de México y de los EEUU ya reconocieron a Peña Nieto para que automáticamente todos lo hagan. Sólo me preocuparía un poquito que gobiernos “progresistas” como los de Cuba, Venezuela, Bolivia, Nicaragua, Ecuador, Argentina, Brasil, Uruguay, lo hagan; pero también en ellos entendería eso que se llama “diplomacia”, o sea, hacer cosas molestas para que los demás no se enojen. ¿Por qué no aceptar que nos defrauden electoralmente?
4. Se sabe internacionalmente que en México hay una oposición electoral fuerte de los lópezobradoristas, dispuesta a defender con fuerza sus derechos; se conoce que hace seis años se despojó de la Presidencia a esa oposición; sin embargo a pesar de ello el gobierno de Obama, a sugerencia de Calderón, otorga un reconocimiento a Peña cuando se sabe que es tramposa esa “victoria” del PRI. Por eso no hay que dudar en que Obama tenía a su candidato y que este recibió apoyos del imperio yanqui para obtener la Presidencia. ¿Para qué ha servido la embajada de los EEUU en México sino para intervenir de manera ilimitada en política?
5. Hay varios miles de policías yanquis de la CIA, FBI, DEA, etcétera en México metidos en el gobierno, en las fuerzas armadas y la policía, en todas las instituciones, en los medios de información, el narcotráfico y hasta en muchos grupos políticos. Ellos poseen una información precisa de lo que sucede en nuestra nación, misma que envían diariamente a los EEUU haciendo que el gobierno de ese país sea el mejor informado acerca de México. Ellos saben que un gobierno de López Obrador no les conviene porque podría aliarse con el bloque progresista de América Latina. Por eso escogieron a Calderón hace seis años y ahora a Peña Nieto.
6. Los gobiernos panistas de Vicente Fox y de Calderón siempre le fueron muy fieles –hasta sumisos- a los gobiernos de de EEUU; pero los yanquis, al parecer, veían muy desgastado al PAN por los más de 60 muertos en lo que van seis años. Prefirieron arreglarse con Peña Nieto y el PRI para que continuara con la política neoliberal y privatizadora de Salinas, Zedillo y el mismo PAN. Por eso Peña se ha apresurado a declarar que lo primero que hará será poner en práctica las “reformas estructurales” para terminar de privatizar PEMEX y la electricidad. Porque aunque se piense que Peña será independiente la realidad es que estará al servicio de los EEUU.
7. Lo que podrán lograr los estudiantes de Yo soy 132 y los seguidores de López Obrador –más lo que se sumen- es demostrar que fueron tan grandes y descaradas las violaciones financieras de la campaña que deben repetirse las elecciones. Si se repitieran las elecciones obviamente López Obrador triunfaría y las cosas serían distintas: no habrían reformas estructurales pero sí medidas que poco a poco eliminen la corrupción y el dispendio. Bastaría con obligar a los funcionarios a bajarse el salario a la mitad, así como obligar a que los multimillonarios que no pagan impuestos lo hagan, para iniciar un gran movimiento nacional con apoyo de masas.
8. Para lograr esa utopía posible o hacer posible lo que parece imposible, es necesario que todos salgan a la calle para frenar el regreso del PRI, pero también del PAN, al gobierno. El pueblo que recibió dinero, tarjetas, regalos, promesas, para votar por candidatos del PRI, debería desfilar denunciando la corrupción para demostrar porqué Peña Nieto tuvo votos. Y las autoridades del IFE, del TRIFE, los magistrados, deberían ser honestos –aunque sea por única vez- para reconocer la situación y poner un procedente en México. ¿O es que México continuará siendo en el mundo sinónimo de corrupción y cinismo de sus gobernantes? (4/VII/12)