Los EUA rechazaron extraditar al terrorista confeso Luís Posada Carriles a Venezuela a fin de enfrentar el juicio por los explosivos puestos en un avión civil de pasajeros, los cuales murieron sus 73 ocupantes.
Muchos escritores y críticos han escrito acerca de la hipocresía del régimen de Bush, que proclama una guerra contra terroristas a escala mundial y aquellos que los protegen, pero simultáneamente abriga y protege a un terrorista con largo registro como Posada.
Las implicaciones de los EUA que proporcionan un refugio seguro para un terrorista como Posada van mas allá de la cuestión de la hipocresía y del propio Posada. Lo que está en causa es mucho más básico: un sistema de poder, redes de terror, políticas estratégicas y las estructuras profundas que informan y sostienen el imperio norteamericano.
Posada era y es apenas uno mas de una larga serie de terroristas que fueron o son agentes instrumentales de las campañas de desestabilización norteamericanas.
Miami está llena de ex-Contras de Nicaragua, ex-paramilitares líderes de escuadrones de la muerte de Haití, Colombia, Vietnam y El Salvador. Hay terroristas chechenos que son los responsables del asesinato de 323 escolares y profesores en Rusia y están viviendo con estipendios norteamericanos en Cambridge, Massachusetts. Estos terroristas son parte de un sistema de poder. Ellos trabajan para los numerosos aparatos de la policía secreta norteamericana en el exterior (CIA, DEA, DÍA, NSC, SEAL etc), los cuales se especializan en asesinatos y sabotajes para fomentar los intereses imperiales de Estados Unidos.
El terrorista Posada es un símbolo del "para-estado" internacional norteamericano: extraditarlo significaría que todos los actuales terroristas que están trabajando para los EUA perderían la confianza de su patrón. Al enfrentar un dilema entre cumplir con el derecho internacional y un tratado bilateral de extradición con Venezuela o retener la "confianza" y proporcionar seguridad a sus redes de terror, Washington escogió la última opción. Emplear terroristas es una espada de dos filos. Posada depende de la protección norteamericana y Washington depende de Posada en permanecer silencioso acerca de sus largas conexiones con la red estadounidense del terror. Obedecer el derecho internacional pone en causa las más profundas estructuras del poder imperial norteamericano, el rostro violento detrás de la fachada de propaganda democrática.
Posada, terrorista confeso, no es un "mal del pasado", es un recordatorio de que la tortura hoy en Abu-Ghraib, Guantánamo y en las decenas de centros de tortura en todo el mundo son parte de una red de terror norteamericana a escala mundial. La red de terror opera con miles de agentes en Irak, Afganistán, Kosovo, Colombia, Chechenia y en muchos otros lugares, los cuales persiguen un objetivo común — destruir movimientos anti imperialistas y fomentar la dominación norteamericana a nivel mundial. La campaña para forzar al gobierno de Estados Unidos a extraditar a Posada da una bofetada no sólo a un asesino despreciable, si no que, coloca en tela de juicio la red de terror internacional de la cual Posada era parte esencial y que ha crecido en proporciones de pesadilla en los últimos cinco años.
Al garantizar asilo a Posada, el Departamento de Estado está proporcionándole impunidad. Es un mensaje destinado a todos sus colaboradores, sean bombistas en Bagdad, asesinos curdos o señores de la guerra afganos. Los que asesinan para el imperio y son derrotados por los movimientos de liberación nacional, como en Cuba, pueden seguramente emigrar para los EUA. Allí habrá siempre un santuario de impunidad y una abultada pensión de retiro.
http://www.counterpunch.org/petras06012005.html
Traducido por Fernando Henriquez