Cuando los discursos se agotan ante los oídos de la gente, esto se debe fundamentalmente a que son dichos sin compromiso ni convicción o por oportunismo, aun que podría parecer lo mismo y produciendo igual resultado desdichado, en el fondo son dos desviaciones humanas completamente disimiles. En lo primero, este se lanza por empuje de circunstancias ajenas de la voluntad propia, por ejemplo, para complacer a un ilegítimo jefe o algo parecido, el subalterno dice cualquier cosa que suene a favor de las mayorías; en lo segundo, se trata de una jugada táctica que procura intereses particulares y mezquinos, aprovechando tales circunstancias.
Esto del compromiso y convicción en los discursos del Comandante Chávez, parece no ser comprendido por los enemigos, cuando no entienden, o más bien no aceptan, que, a pesar de los 14 años de gobierno y muchos problemas de la comunidad aun no resueltos, el pueblo aun siga creyendo en el Presidente.
En el campo de los diri”gentes” del proceso, existen muchos oportunistas que se rasgan las investiduras discurseando en nombre del poder popular, hablan de Consejos Comunales, Comunas, Salas de Batallas y más, arengando el Estado Comunal, por supuesto demagógicamente, con pretensiones engañosas de sustituir el fulano estado burgués, cuando realmente tienen uno bien constituido en la mente; estos señores, aprovechando la oportunidad de los recursos que el mismo estado burgués le permite, bien sea en un curul, puesto de partido o de gobierno, quizás de algún contrato o capacidad de contratar empresas y trabajos para dar migajas, se mueven por doquier ofreciendo discursos agotados. Vamos para acá, para allá o para cuyá, haciendo creer que se está en condiciones y disposición de mover la fuerza del Pueblo para reivindicarlo, pero, cuando el pueblo toma esa palabra y la convierte en compromiso para la pelea, enseguida aparece la trastada con el “bueno, ustedes saben, es que no están dadas las condiciones” o algo peor, “compatriotas, tenemos que ser políticos, hay que encontrar aliados, porque, ustedes saben, la cosa no es fácil”.
Estos señoras o señores, después que muestran o hacen alarde de la fuerza popular, claro, sin movilizarla, les llueven las seguras ofertas para entrar en el juego de la alta política, mientras el Pueblo, nuevamente derrotado, sigue esperando a quienes, sin tenerle miedo a los retos históricos de la participación popular, lo acompañen de verdad con compromiso, convicción y sin oportunismo.
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Valencia - Carabobo