La captura, en el estado Táchira, de un mercenario de nacionalidad estadounidense, con rasgos y acento de “latino” -que es como a los gringos les gusta denominar a los, para ellos, “americanos de segunda o tercera categoría”- evidencia la presencia de un plan de la derecha proimperialista para desarrollar la batalla de octubre e intentar dar al traste con la Revolución Bolivariana.
El propio candidato de la Patria, el comandante Hugo Chávez, en su condición de jefe de Estado, anunció está captura y alertó acerca de lo que esto podría significar dentro del contexto electoral venezolano.
Como ningún cabo anda suelto, éste evidencia que debe haber otros y otras tareas planificadas por los rectores de los planes antivenezolanistas y contrarrevolucionarios, desde el Departamento de Estado, el Pentágono y el Mosad. Son planes concebidos para irrespetar la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela, nuestro estamento jurídico y las normativas que rigen nuestros democráticos procesos eleccionarios y al órgano rector de los mismos, el Consejo Nacional Electoral.
Desde el campo de la Revolución Bolivariana, nuestra campaña para seguir en la construcción de la Patria socialista, mediante la reelección de nuestro líder, el comandante Hugo Chávez en la Presidencia de la República, la entronizamos bajo la égida del significado que tiene para nuestra historia republicana la victoria obtenida con la Batalla de Carabobo de 1821, cuando selláramos militarmente, nuestra total independencia del yugo imperial español.
La invocación presente a nuestra emblemática Batalla de Carabobo quiere recoger su impronta para sellar esta nueva y total independencia, en este caso del dominio económico y de las ideas por parte del capitalismo, de la sojuzgación imperialista estadounidese y del peso de las derechas políticas y económicas. Con la Batalla de Carabobo hoy nos enfrentamos a la cultura del pasado, de los dominadores, de los sembradores de muerte y alzamos las banderas de la cultura para la vida, de la cultura de la independencia y de la Patria socialista.
Pero nuestra Batalla de Carabobo no es esa batalla de octubre a la que quieren conducirnos los enemigos de la Patria, fingiendo una confrontación electoral, cuando lo que quieren es una confrontación sangrienta, que genere caos y facilite la intervención militar de tropas foráneas, siguiendo el mismo guión que ha aplicado Estados unidos en Libia, Egipto y también en nuestras Honduras y Paraguay. La captura reciente del mercenario estadounidense es un clarín de alerta acerca de lo que están planificando para intentar frenar nuestra Revolución Bolivariana. Mantener a los patriotas de todos los estamentos alertas y en la calle, es una decisión que no debe encerrar alarmismos sino confianza en que nuestra Revolución es y debe seguir en paz, con un pueblo cada vez más consciente y dispuesto a vencer o vencer.
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