Ricardo Koesling: Un personaje malo de película mala

Ricardo Koesling es de las personas que parecen un personaje, pero no de una buena novela negra, sino de una película de segunda categoría, esos filmes en los que los malos son caricaturescamente malos. Viéndolo así, como personaje (no como persona), si no existiera, sería mejor no inventarlo.

Es difícil encontrar a alguien que hable bien de él. Hasta en la Mesa de la Unidad Democrática, donde circunstancialmente aceptan toda clase de gente, han tenido que sacarle el cuerpo. Días antes de las primarias, Koesling declinó su aspiración a ser el candidato opositor a la Gobernación de Delta Amacuro, alegando que “la MUD me declaró persona non grata”. No hay un registro preciso acerca de esa declaración, aunque un periodista cercano a la Mesa comentó off the record que “lo que deberían declararlo es persona non cuerda”. Tampoco hay muchos datos acerca de por qué este abogado de 64 años, radicado en Caracas, pretendía ser gobernador de Delta Amacuro. Quienes conocen las ideas del “personaje” acerca de los indígenas opinan que la sola posibilidad es espeluznante.

Koesling reapareció hace días mostrando una vez más su perfil de malo de película mala. Amenazó con sacar del Gobierno a los chavistas “a plomo y a patadas”, con unas expresiones tan desaforadas que hasta la “moderadora” (es un decir) de un destemplado programa radial, tuvo que llamarlo a capítulo. “A plomo no, nosotros no somos así”, dijo la dama y mandó a comerciales.

Koesling sí es así. Su gusto por la violencia está más que documentado. En 2002 fue uno de los vándalos que actuaron contra la Embajada de Cuba. Los videos del 12 de abril lo muestran destruyendo vehículos diplomáticos. Las agresiones fueron el abreboca de una jornada surrealista en la que el entonces alcalde de Baruta, Henrique Capriles Radonski, tan abogado como Koesling, olvidó los principios más elementales de Derecho Internacional e ingresó a la embajada para verificar si allí se escondía algún funcionario del gobierno que acababan de derrocar.

No es de extrañar que Koesling haya actuado allí en compañía de hombres como Salvador Romaní, líder cubano anticastrista. Sus vínculos con ese sector son de larga data. Por sólo mencionar un episodio, a Koesling se le considera uno de los artífices de la fuga del terrorista Luis Posada Carriles de la cárcel de San Juan de los Morros en 1985, una herida que sigue abierta en la indignante saga de la voladura del avión de Cubana, en 1976.

El anticubanismo de Koesling se acentuó desde la llegada de Chávez al poder. En 2000 fue abogado de Juan Álvaro Rosabal, un supuesto espía cubano que habría desertado en Venezuela. El caso terminó siendo uno de los peores apartados en la antología de las denuncias ridículas sobre intervencionismo cubano en Venezuela, pues Rosabal confesó que todo había sido un montaje.

La violencia es el leit motiv de su accionar público. En 2004, Koesling fue uno de los más bocones protagonistas de la estrategia de desórdenes masivos denominada la guarimba, promovida por otro personaje prescindible de la película local, Robert Alonso. En una conversación telefónica que le fue pinchada, se mostró muy frustrado por la falta de determinación de los participantes en la protesta frente a un pelotón antimotines y lanzó la sugerencia de estimular la valentía repartiendo bebidas alcohólicas. “Hay que darles cañita a los manifestantes”, dijo. Desde entonces, Roberto Malaver y Roberto Hernández Montoya lo bautizaron con el remoquete de “Cañita” Koesling.

UN CHISTE GROSERO

Así, pues, Koesling surge en primer plano cuando hay desafueros y atajaperros, pero el resto del tiempo anda por ahí maquinando en la penumbra. Por ejemplo, casi nadie se enteró de su ingreso a la directiva del partido Piensa en Democracia (Piedra), el mismo que en 2006 postuló a la Presidencia al humorista y empresario Benjamín Rausseo, “Er Conde del Guácharo”. ¿Cómo un partido surgido alrededor de una figura que desata tantas risas puede haber caído en manos tan tenebrosas? Parece un chiste grosero.

Lo cierto es que Piedra saltó inesperadamente hace pocos días al primer plano cuando su secretario general, Leonardo Chirinos, se presentó en el Consejo Nacional Electoral para retirarle el apoyo a Capriles Radonski, alegando que no se les permitió discutir el Programa de Gobierno. Y al día siguiente apareció Koesling, ahora como secretario de Finanzas de Piedra, anunciando que Chirinos había sido destituido y que Piedra seguiría respaldando a Capriles. “¿Koesling… el mismo de la embajada y de la cañita?”, se preguntó mucha gente. Sí, el mismo. Y, como para que no quedara duda, ese día, en el ya referido programa, soltó aquello de sacar a los chavistas a plomo y patadas… ¿Qué otro podría ser?

Aunque intentó hacer ver que el retiro había sido una decisión personal de Chirinos, hay pruebas de que el mismo Koesling había expresado el descontento de Piedra con Capriles y asomado la posibilidad de abandonar.

En un tuit dirigido al candidato el 10 de septiembre, le dice: “¡Piedra apoya a Capriles, y el comando de Capriles no quiere reunirse con nadie! ¿Qué quieren, que nos salgamos del apoyo?”.

Hasta en esos basureros digitales, donde los opinadores parecen estar desquiciados y se esconden tras pseudónimos y falsas fotos, alguien preguntó: “¿Quién entiende a Koesling?”. Nadie, ni siquiera los más enloquecidos. Por eso hasta en la MUD le han sacado el cuerpo.

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El que la debe la teme

Dicen que Ricardo Koesling tenía (o tiene) en su despacho ubicado por los lados de Chuao, una enorme alcayata anclada en el piso con un largo rollo de cuerda de nylon. Era (o es) una previsión por si le tocaba (o le toca) huir bajando a rapel por la fachada del edificio. No hay constancia de eso, pero tampoco luce descabellado, conociendo las ejecutorias públicas de este caballero.

El que la debe la teme, y Koesling tiene bastantes deudas. Algunas son de gran calado, como su papel en la fuga del infausto genocida Luis Posada Carriles. Otras son deudas menores producto de su actuación como picapleitos en diversos ámbitos jurídicos, desde asuntos mercantiles hasta divorcios y desalojos forzosos de inmuebles.

Su reciente amenaza de expulsar violentamente a los chavistas ha incrementado la factura. En un artículo en aporrea.org, Ángel Rivas le dice: “Te invito a venir al 23 de Enero a que nos saques a patadas y a tiros, vejete brejetero y ridículo”.

Otros, en el mismo portal, consideran positivo que exista en la oposición un sujeto tan franco. Manuel Azuaje Reverón argumentó que “hay que agradecer los actos de sinceridad como el de Ricardo Koesling, pues nos enseñan el verdadero rostro de la derecha, el fascismo que no debemos olvidar nunca, porque en ningún país ni momento histórico la burguesía ha abandonado los espacios sin defenderse violentamente”.

Es cierto, aunque algunos tengan todo listo para escapar por la ventana.

CLODOVALDO HERNÁNDEZ


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Clodovaldo Hernández / CiudadCCS


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