Entre resistencia y trascendencia

El poder avasallador del aparato de los intereses del capital internacional y de sus agentes incrustados en los gobiernos nacionales, ha obligado a los pueblos de casi todo el mundo a la adopción de la resistencia como forma de organización y actuación social. Ante la imposición de políticas lesivas al bienestar de la población, como suelen ser las privatizaciones de sectores estratégicos de la economía, de la educación, de la salud y, en general de la subsistencia, la gente reacciona resistiendo a su aplicación y presionando a su eliminación. A la idea neoliberal del mundo único cuyo destino sólo es determinado por “los mercados” y los afanes de la utilidad de las empresas privadas, responde el movimiento de resistencia global que postula que otro mundo es posible, que se ha manifestado de diversas formas, desde el levantamiento zapatista de 1994 hasta la negativa a la constitución europea de Francia y Holanda en este 2005. En Bolivia y en Perú se resistieron a la privatización del agua y de los hidrocarburos, y derriban gobiernos en el camino. En toda Europa los trabajadores resisten la liberalización del régimen laboral que les cancela las condiciones que les habían permitido alcanzar un nivel de vida digno. Los campesinos y agricultores de todo el mundo rechazan la liberación comercial que los desplaza del mercado y los coloca en condición de abandonar su actividad básica. Por cierto que en México es todavía muy precaria la capacidad de convocatoria a la resistencia; se registra en casos específicos como el que detuvo la construcción del aeropuerto en Atenco, o el de los universitarios del CGH que defendieron la gratuidad de la educación pública, o el de los electricistas del SME que resisten a la privatización eléctrica y algunos otros casos relevantes, pero aún pesa el régimen de control del viejo sistema priísta sobre obreros, campesinos y grupos populares que desalienta e impide las expresiones de solidaridad y la integración de movimientos de resistencia amplios. Habría que recordar como pasaron sin mayor protesta asuntos tan graves como la firma del TLC o las cartas de intención con el FMI y el Banco Mundial, la desaparición de la CONASUPO, la privatización de los ferrocarriles y teléfonos, los avances paulatinos en la entrega a los particulares de sectores importantes de la actividad de PEMEX y de la CFE y el peor atentado de la historia que es el famoso FOBAPROA.

En este sentido considero plausible la VI Declaración de la Selva Lacandona comunicada por el Subcomandante Marcos, como resultado de la consulta a sus bases, y que se propone ampliar su esfera de acción hacia todos los sectores excluidos y explotados de México y el mundo, con miras a integrar una red de resistencia de mayor envergadura. El prestigio del EZLN y el carisma personal de Marcos podrán contribuir de mejor manera a lograr que el pueblo exprese organizada y solidariamente su rechazo a la imposición de políticas que lo lesionan. Sin duda es éste un ingrediente primordial de la democracia participativa y de la procuración de la justicia, la libertad y el bienestar.

Tampoco me cabe duda de que, siendo primordial, no es suficiente la resistencia para lograr la transformación de la realidad imperante. La historia reciente muestra con claridad que los dueños del poder mundial tienen el tiempo a su favor y que, mientras el mundo se revuelve en manifestaciones, ellos siguen gozando sus privilegios sin mayor premura; que su capacidad para ofrecer migajas para romper resistencias es casi ilimitada, en tanto que el hambre, la ignorancia y la enfermedad llevan a la gente a recibir agradecidos los programas asistenciales que inauguró Salinas de Gortari con su “solidaridad” y que, con diferentes nombres, continúan mediatizando a la población. Se requiere dotar a la movilización de la resistencia de los elementos que le permitan lograr la trascendencia: no sólo lograr que no se impongan las medidas contrarias al interés popular, sino que se establezcan las que garanticen y promuevan su bienestar, lo que necesariamente implica la toma del poder por el pueblo y, por lo tanto, obliga a ingresar en el repudiado mundo de la política, los partidos y las elecciones, a lo que Marcos y los zapatistas parecen renunciar o, por lo menos, parecen actuar en contrasentido.

Cuando por primera ocasión en la historia los mexicanos tenemos condiciones para dar el paso hacia un proyecto de democracia participativa para la liberación, la justicia y el bienestar, expresado por la candidatura de Andrés Manuel López Obrador; cuando las movilizaciones en América Latina han creado una geopolítica de solidaridad ante las presiones del imperio; cuando éste se ve cada vez más asediado por sus propios conflictos, NO SE VALE que los puristas de la izquierda testimonial (la “verdadera izquierda” diría Marcos) vengan a jugar el papel de esquiroles provocando la división y la disminución de las posibilidades de acceso al poder. Habrá que recordar que la candidatura de Andrés Manuel es producto de la movilización popular de resistencia, que se manifestó el 24 de Abril con absoluta contundencia contra el intento de eliminarlo de la contienda. Fue Vicente Fox y su caterva de ultraderechistas embozados los que, sin quererlo, convirtieron a López Obrador en candidato, pero fue la movilización la que lo confirmó. Los que se bañan en escrúpulos de pureza radical podrán entender que la izquierda sola no tiene capacidad para llegar al poder, sino que se requiere de un Frente Amplio incluyente como ha sido en Venezuela, en Brasil y en Uruguay, incluso que la Revolución Cubana llegó al poder por un movimiento incluyente. También hay que observar el caso de la movilización boliviana que ha podido derrocar dos presidentes neoliberales pero no ha podido tomar el poder, allá también los radicales juzgan a Evo Morales como un vulgar político negociador.

La resistencia convoca con relativa facilidad por lo que NO queremos, la trascendencia tiene que convocar por lo que SI queremos, con toda responsabilidad histórica démosle todo el apoyo al único que tiene la posibilidad de convertir en realidad algo que, si no fuera exactamente lo que se quiere, por lo menos no incluye lo que NO queremos.

Correo electrónico: gerdez999@yahoo.com.mx


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Gerardo Fernández Casanova


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