La revolución la hacen revolucionarios y ser revolucionario implica comprender la realidad, analizarla y luego construir lo que se quiere y anhela, digamos es un principio básico y ejemplar. Pues bien, acabamos de obtener un triunfo importante con cara al futuro y no se puede desperdiciar, las cifras obtenidas hay que verlas y apreciarlas cualitativamente, es decir que significan y que garantizan. Sería un error garrafal que los partidos y organizaciones revolucionarias se conviertan solo en maquinarias electorales, hay algo de eso y debemos superarlo y revertirlo.
Creemos y como aporte al debate por venir y necesario, que proponer se convierte en un verbo de uso diario, al respecto, vamos entonces a hacer lo concerniente, lo cual visualizamos en tres vertientes que en nuestro concepto y dado el nivel de politización de nuestro pueblo, no creemos de difícil ejecución. En primer lugar la búsqueda de ese pueblo llano que votó por la derecha, bien lo decía Fidel “no creo que haya seis millones de oligarcas”, por el contrario, allí está una fuente inagotable de adeptos a la revolución, no voy a entrar en detalle al respecto, porque eso formaría parte del debate a emprender, solo que por ejemplo, hay que revisar en profundidad la política comunicacional (Cuantos venezolanos conocen que se está construyendo el tercer puente sobre el Rio Orinoco, por decir algo).
En segundo termino el sentimiento manifestado en la recién finalizada campaña electoral debemos hacer todo lo posible para convertirlo en compromiso de cara al futuro, el amor manifestado al comandante, la identificación con la gente y el carácter mesiánico debemos darle una vuelta a favor, a través no solo de obras materiales, entrega de viviendas, políticas de alimentación y empleo, entre otros y convertirlos en asidero ideológico básico, no solo con el llamado voto duro, sino en lo que planteamos en el primer punto, la necesidad de acercar a esa gente al proceso revolucionario a través del trabajo permanente y formación de cuadros que adelanten programas de formación y transmisión de valores, acompañados de la difusión de las bondades del proceso (de nuevo la política comunicacional).
En tercer lugar y como complemento de las anteriores instar a los partidos, organizaciones, colectivos, etc, al impulso ideológico en las bases a través de talleres, conversatorios, seminarios con diplomado si es posible, de tal manera que afiancemos el contenido político ideológico que relance y le de impulso a la revolución bolivariana y socialista. En este tercer punto, hay que abordar lo referente a la estructura del plan 2013-2019, según el cual se debe profundizar la relación Estado-Poder Constituyente, a través de las diferentes formas de asociación social y económica, es decir la transferencia del poder del constituido a las organizaciones comunales y empresas de producción social, lo que consideramos como el salto cualitativo y cuantitativo hacia el socialismo, en pocas palabras comenzar con decisión el tránsito hacia una economía que rompa el principio capitalista de apropiación y acumulación que es su naturaleza.
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