Dinamismo e información eficaz – necesidades de la revolución bolivariana

Dinamismo e información eficaz – necesidades de la revolución bolivariana

Un proceso revolucionario tiene que ser un fenómeno total y necesariamente dinámico, las etapas por la que éste pasa no pueden ni deben ser plataformas planas sino etapas en pendiente, como una carrera de relevos, pero cuesta arriba. En un proceso de metas planas, los engranajes pierden la velocidad, llegan al irremediable mínimo y el arranque siguiente es completamente vertical, con un gasto enorme de trabajo mecánico.

Queremos decir con lo anterior que los planes, misiones y campañas no deben tener final muerto o metas estáticas. En una revolución, todos y cada uno de estos procesos, antes de evidenciarse su pico de eficiencia máximo, debe enlazarse con otro, acoplarse a una siguiente etapa naciente que empieza con energía renovada. Los motores, esto es, los líderes-actores en una etapa no deben continuar a la siguiente, sino más bien encausarse hacia talleres de reprocesamiento, refrescamiento, mejoramiento y análisis, para luego, mediante un mecanismo de selección, integrarse, en conjunto con motores nuevos, a la siguiente etapa en la carrera sin final hacia el desarrollo sustentable y ecológicamente viable, autonomía, la toma de conciencia social y la liberación. Cada uno de los líderes o actores en cada etapa del proceso infinito no debe ser sino un simple eslabón, pero con la fuerza suficiente para impedir que el futuro se separe del presente o se desvíe hacia derroteros equivocados.

Las misiones sociales al parecer han sido pensadas en este contexto, ya que observamos, por ejemplo, Barrio Adentro avanzó hacia su segunda fase con los Centros de Diagnóstico Integral y estoy seguro que vendrán otras etapas de Centros de Salud y Organizaciones de Salud y para la Salud que no sólo sean capaces de tratar y curar el grueso de enfermedades y trastornos orgánicos que aquejan a la población, sino que se adelantarán mecanismos para hacer realidad la medicina preventiva a través de la educación directa y formal, las campañas por medios informativos, la participación directa de los diferentes miembros de la comunidades a través de talleres, cursos y diseminación de la información a través de los miembros del grupo familiar con capacidad de multiplicadores. Adicionalmente, y utilizando metodologías similares a las utilizadas en la medicina preventiva, se debe llevar a cada ciudadano, a cada familia el conocimiento de lo que es Primeros Auxilios, y las distintas facetas de los que es seguridad integral: prevención y control de incendios, los peligros de la electricidad, los peligros asociados con vehículos automotores, desde lo que representa la toxicidad del monóxido de carbono, el uso de accesorios restrictivos del movimiento dentro del vehículo, el mantenimiento del vehículo, el manejo defensivo, hasta los buenos modales y respeto a los demás cuando estamos al frente de un volante. Es bien sabido que las muertes y lesiones relacionadas con accidentes de tránsito ocupan la segunda estadística de causas de mortalidad y morbilidad en el país.

En cuanto a las misiones educativas, las etapas de la Misión Robinson, Misión Ribas y la Universidad Bolivariana se han enlazado hasta cierto punto y han producido resultados significativos.

En cuanto a la Misión Robinson – sobretodo con la etapa I -, tenemos claro que la tasa de analfabetismo se redujo en un 80%, pero, aquí quedan dos cosas por hacer (sobretodo con las personas que sólo alcanzan la etapa I): Primero, que al recién alfabetizado debe hacérsele un seguimiento y prestarle la debida asistencia para que encuentre la utilidad práctica de lo aprendido y profundice más en el conocimiento de su entorno. Segundo, se logró alfabetizar al grupo más receptivo, al que estaba más próximo al proceso ideológicamente y más próximo a los centros urbanos o comunidades rurales donde se movieron los facilitadores. Ahora falta algo más difícil, encontrar a los que están más alejados del proceso ideológica y físicamente, y convencerlos y alfabetizarlos de la misma manera que se hizo con el primer contingente.

La misión Vuelvan Caras, con sus grupos de desarrollo endógeno, la constitución de cooperativas, la asistencia financiera y asistencia técnica hasta ahora se han llevado a cabo parcialmente en sólo algunos estados y sectores del país en los que las comunidades históricamente siempre han estado mejor organizadas, y las que tienen la suerte, o privilegio, de contar con autoridades locales y regionales que verdaderamente entienden y practican el proceso de cambio plasmado en la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela e impulsado por nuestro máximo líder Hugo Chávez Frías.

Existen sectores, comunidades, pueblos y estados completos donde la promoción de los planes de desarrollo, la construcción de viviendas de interés social, y el resto de las misiones, no terminan de llegar. Es más, muchísima gente en las zonas rurales apartadas desconoce por completo, o sólo conoce a medias, lo que está sucediendo en los centros urbanos y comunidades más desarrolladas o más próximas a los centros de influencia. Y una de las razones para que esto esté sucediendo es la falta de información y la escasa presencia, o ausencia total, de los entes y organismos oficiales, regionales y nacionales, encargados de la planificación, organización, difusión, y puesta en práctica de los planes de desarrollo endógeno establecidos por el ejecutivo nacional. Organismos como FONDAFA, el INTI y muchos otros deben contar con oficinas y personal administrativo de asesoramiento técnico en todos los municipios del país, sin excepción. Imaginémonos a un campesino que cuenta con 10 hectáreas de tierra en la selva de San Camilo, a 4 horas de San Cristóbal y 6 horas de San Fernando. Para gestionar la solicitud de un pequeño crédito, lograr asistencia técnica, o integrar un grupo en la misión Vuelvan Caras, este campesino necesita: Primero, saber de la existencia de los planes y programas existentes. Segundo, tendría que ir a San Cristóbal o San Fernando, invertir en transporte, alojamiento, comida, etc. Tercero, buscar las oficinas de los organismos oficiales en una capital de estado, para un campesino que no conoce la ciudad, es como buscar una aguja en un pajar – tomen en cuenta las limitaciones económicas de una persona como el campesino del ejemplo. El campesino, después de mil vueltas y preguntas, llega a la oficina que busca, pero se encuentra con que el jefe salió, se acabaron las planillas, es viernes y el personal se retira temprano, le falta un documento. ¿Creen ustedes que este campesino haga un segundo viaje? ¿Cuál es la solución?

La solución al problema anterior podría ser: Utilizar masivamente a la gente de la reserva, o jóvenes bachilleres en sus tres meses de vacaciones escolares, para barrer todos los rincones del país llevando la buena nueva y recogiendo las necesidades e inquietudes individuales y colectivas que alimentarían un gran banco de datos que serviría para trasladar luego los técnicos y oficinas ambulantes, hasta los lugares más recónditos, y hacer realidad la solicitud de créditos, construcción de viviendas, arreglo de la vialidad, construcción de escuelas y dispensarios médicos, talleres de capacitación, etc., etc., y, por supuesto, con el respectivo seguimiento, asegurar que las necesidades y planteamientos sean atendidos con prontitud y eficacia.

A los alcaldes de los municipios del país se les debe exigir un informe mensual del avance de los planes de desarrollo, atención de comunidades y resultados de la implantación de las diferentes misiones. De otra manera, los beneficios de la Venezuela petrolera, por mucha buena intención que tengan nuestros líderes en Caracas, sólo serán aprovechados por unos pocos, dentro de los cuales estarán los mismos privilegiados del pasado.

sadaco51@hotmail.com


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Samuel Contreras


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