La nueva gobernabilidad desde el proceso constituyente, impulsada por Chávez, se ha puesto a prueba una y otra vez, ya con 17 elecciones a cuestas, pero entre 2002 y 2003 quedó una gran lección:
La inmensa voluntad popular de dejar atrás a la IV república entreguista que fue y no querían que volviera, sumado a la persistente orientación del presidente Chávez, apoyado en la historia de 500 años de lucha popular y el ejemplo de Bolívar como luz guía de la revolución, lograron aglutinar una fuerza sin igual capaz de romper las más brutales presiones y conspiraciones. Es recordar a Bolívar: “Cuando el clarín de la Patria llama, hasta el llanto de la madre calla”
El pueblo, para hacer revolución, no necesita de burócratas ni de artículos de la línea blanca; no requiere que lo busquen a su casa y motiven a participar. A veces ni siquiera espera a que le digan que hacer: el 27 de febrero del 89 fue más caótico, pero estremeció a la nación entera, el 12 y 13 de abril, fue más conciente y certera su movilización e intención.
Ahora, la magnitud de la incertidumbre generada por la delicada situación personal del líder nacional e internacional, coloca a prueba a todas las fuerzas revolucionarias. En cualquiera de los escenarios posibles, Chávez no podría dirigir la revolución con la entrega o la presencia que ha puesto hasta ahora.
El poder constituyente ha sido encausado por Chávez con sus virtudes y limitantes, ahora el gran reto es demostrar el saldo revolucionario dejado estos 14 años de experiencia, no solo para el gobierno bolivariano y su salto hacia fórmulas más consecuentes con una gestión por el socialismo, sino para el PSUV, cuando deba mantener la unidad y dirigir el rumbo estratégico que debe recorrer el pueblo bolivariano.
Pero por encima de esto, están las organizaciones de base campesinas, obreras, comunales, estudiantiles que deben retomar la sangre guerrera y libertaria de hace 200 años, reanimada hace solo 10, para evitar que cualquier confusión debilite y acabe con la construcción del proyecto socialista bolivariano aun en larga transición.
Las premisas fueron trazadas por el presidente, entre otras: El programa de la patria, máxima eficiencia, Comuna o nada, Economía democrática.
Chávez es ejemplo moral, llama consumada que nos esta dejando un legado y un gran reto, y a pesar del deseo de su pronta recuperación, queda en hombros del pueblo venezolano recomponerse ante las consecuencias que deje una terrible enfermedad en un hombre que levantó no solo a Venezuela, sino al continente entero de la postración neoliberal.
oacg.psom@gmail.com