Chávez: El mito vivo según Malinowski

Mucho se ha dicho y escrito en los últimos días sobre las pasadas elecciones regionales del 16D en nuestro país. Desde las consignas triunfalistas del PSUV hasta la justificación de la derrota por parte de la Oposición hemos sido testigos de múltiples discursos en los que voces divergentes se han atrevido a explicarse a sí mismos y al colectivo nacional, qué pasó en la reciente contienda electoral. No es una novedad que la abstención fue alta, pero ese fenómeno ha sido recurrente en las elecciones regionales de Venezuela (salvo en las de 2008 en las que hubo mayor participación ciudadana). Desde 1998 el porcentaje de abstención siempre ha oscilado entre el 40 y 50%(http://www.eluniversal.com/nacional-y-politica/elecciones-2012/121217/historico-de-la-abstencion-en-elecciones-regionales-en-venezuela), así que el argumento de que la abstención fue la culpable de la derrota de la Oposición en 20 de 23 estados del territorio nacional, resulta pueril por no decir baladí.

Otro argumento que se expone, de ambos lados, es que la enfermedad del presidente jugó un importante rol y que el pueblo venezolano votó emocionalmente por la presencia simbólica de Chávez en sus candidatos regionales. Incluso, tanto se discute sobre esto que el rector del CNE Vicente Díaz, reclamó que el mismo domingo 16 de diciembre, el Vicepresidente de Venezuela, Nicolás Maduro, instó  a los venezolanos a votar por los candidatos del PSUV como un acto de lealtad hacia nuestro presidente.

Esta es, según mi parecer, una buena razón para entender lo que sucedió el pasado domingo, día en el que la mayoría de los ciudadanos que salieron a ejercer su derecho al voto, lo hicieron como un tributo a Chávez y como una forma de mantenerlo vivo en los estados donde habitan. Para nadie es un secreto que la salud del presidente es en extremo delicada, tanto así que él mismo lo manifestó en cadena nacional el pasado 8 de diciembre y se tomó la licencia -nunca antes tomada- de hablar de una figura que pudiera liderar su proyecto político en caso de que él -Chávez- no estuviera presente. Nicolás Maduro fue el seleccionado por el mismo presidente como posible candidato del PSUV ante unas eventuales y accidentadas elecciones presidenciales en el 2013.

Al respecto, la Oposición ha manifestado que con este señalamiento el presidente escoge, sin consultar con las bases y la dirigencia del PSUV, un nuevo sucesor, argumentando una perogrullada como la de que en nuestro país no existe la Monarquía y que Chávez no puede nombrar a su sucesor. Es obvio que no vivimos en una Monarquía y los resultados electorales del 16D así lo evidencian: somos un país que ha roto record en procesos eleccionarios, algo que ni siquiera sucede en países abanderados como democráticos en nuestro planeta.

Sin duda, la Oposición no tomó en cuenta la trascendencia que para el imaginario venezolano, significaba que Chávez emitiera a viva voz el nombre de su propio candidato. En términos simbólicos esto equivale a un mantra sagrado, a la "primera palabra" o al "to épos" que lega su raíz gramatical para formar la palabra "épica". No es lo mismo leer las escrituras que escuchar "la palabra" de quien la emite, pues la fuerza del sonido es incomparable a cualquier edicto redactado. Este fenómeno, fuertemente arraigado en una cultura como la nuestra: ecléctica per se, es un dardo en el inconsciente de cualquier venezolano y quien no lo vea así, que trate de entender el arrasador triunfo oficialista del domingo pasado con otras herramientas de análisis, todas ellas válidas pero no tan poderosas como a la que aludo.

Si hay un descontento nacional ante este proceso político que estamos viviendo desde hace 14 años, ¿cómo explicar que el oficialismo ganara en la mayoría del territorio nacional? ¿cómo entender lo sucedido en Zulia, Táchira o Carabobo? ¿cómo comprender que Capriles no arrasara en Miranda con una amplia mayoría que lo ubicara cómodamente como líder de la Oposición venezolana? ¿cómo interpretar la derrota de Oscar Briceño en Monagas y el triunfo de Henry Falcón en Lara? -siendo ambos candidatos, disidentes del oficialismo- ¿cómo entender lógica y matemáticamente que 3 es mayor que 20 si el triunfo obtenido por Capriles en Miranda no fue apabullante? ¿acaso ese número 3 es una mayoría simbólica materializada en el gobernador de Miranda? ¿acaso salimos coaccionados a votar el domingo pasado? -Un excelente ejemplo de que esta última pregunta es negativa se debe al hecho de que en el Municipio Libertador del estado Mérida, el candidato de la MUD ganara con el 52% de los votos (http://www.cne.gob.ve/resultado_regional_2012/r/0/reg_120800.html), fenómeno que sólo se explica por una lucha de la Oposición de la ciudad de Mérida (en la que la ULA juega un rol fundamental) por mantener arraigado su espíritu anti-chavista, pese a sufrir los embates de un alcalde (ese mismo que se postuló como candidato a gobernador por la MUD) que embasuró nuestra ciudad, literal y metafóricamente hablando. El que muchos universitarios, sabiendo que Léster Rodríguez era un pésimo candidato -porque ha demostrado ser un alcalde impresentable- votaran por él en nuestra ciudad, revela que no hubo coacción alguna, en todo caso, podría hablarse de "una votación a pesar de..." por no decir "autodestructiva".

Los resultados electorales del pasado 16D deberían ser motivo de reflexión para todos los sectores que hacen vida política en Venezuela. Hoy, Vladimir Villegas escribe en El Nacional una interesante nota sobre esto(La avalancha roja y sus sobrevivientes<http://www.elnacional.com/vladimir_villegas/avalancha-roja-sobrevivientes_0_101392321.html>).

Por su parte, el PSUV deberá hacer sus propios balances, más allá de celebrar una victoria importantísima, pese a la ausencia del presidente como testigo de excepción en esta contienda electoral. Si la emotividad y la lealtad han sido los elementos que prevalecieron en estas elecciones, habrá que ponerle un piso más racional al triunfo, si lo que se pretende es sembrar el sentimiento chavista en la gran mayoría de los venezolanos, acción política que va mucho más allá de la vida de su líder indiscutible.

En lo que a muchos respecta, y tal como lo revela una imagen publicada el día de ayer (17-12-12) en el diario francés Le Monde y que anexo como adjunto en este correo, estamos comenzando a asistir al nacimiento de un mito, semejante al que proféticamente ha aludido nuestro presidente en varias ocasiones: Juan Domingo Perón. Prueba de ello es la manifestación del peronismo en la Argentina del siglo XXI, figura que acompaña a su actual presidenta, luego de décadas de haber desaparecido "físicamente" de la faz de ese país del sur.

Para despedirme, quisiera hacerlo parafraseando las palabras de uno de los  intelectuales de izquierda más sólidos que tiene en su haber ese país sureño: Santiago (Pacho) O'Donell, quien, el pasado domingo escribió  una sentida nota sobre nuestro país el pasado domingo 16 de diciembre en el diario bonarense Página 12 y en la que dice que el 16D será un día de sorpresas, alegrías y despedidas.

caracolablue@gmail.com



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Eva Flórez


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