En un local de los independentistas puertorriqueños hicimos el 5 de enero, una oración por el presidente Hugo Chávez para rodearlo de energía que lo proteja de sentimientos de odio y deseos de muerte que se lanzan contra él.
Hacemos oraciones por el bien, podemos enjuiciar a quien sea, pero no desear su muerte ni la de nadie. Rebelión sí. Sentimientos de odio y de muerte no.
Cuando oramos por la vida, oramos por todas las formas de vida. No podemos orar por la vida del Presidente y favorecer la destrucción de la naturaleza. Esta oración por la vida debe ser una lucha ecológica fundada en la interdependencia de todas las formas de vida. Eso es el Objetivo V del programa de la patria.
La oración debe ser acción y la acción objetivo. Defender la vida del Presidente es poner en práctica su ideario de solidaridad con los pobres y con las especies naturales amenazadas de muerte, según las creencias de cada quien.
En los años 60 fuimos a la lucha armada y fui comandante de un frente guerrillero. Cuando mataban a un compañero, se estableció la consigna: ¡Camarada! ¡Tu muerte será vengada! Más adelante propuse cambiar esa consigna por ¡Camarada! ¡Tu muerte será honrada! Honrada con obras al servicio de la humanidad y el planeta siguiendo el ejemplo de Tomás Borge, quien después del triunfo del sandinismo se encontró cara a cara con uno de sus torturadores.
Esta fue la oración de Tomás Borge: mi venganza personal será el derecho de tus hijos a la escuela y a las flores.
Julius Fucik, héroe de la resistencia checoslovaca en la II Guerra Mundial, detenido por la Gestapo, ante la inevitable muerte, oró así: “... deseo ser el último muerto, en la última batalla, en el último minuto, con la última bala disparada en la lucha por la libertad. He vivido por la alegría, por la alegría he ido al combate, por la alegría muero, que la tristeza jamás sea unida a mi nombre...”
Este sentimiento vital debe caracterizar nuestras oraciones ¡El presidente Chávez vivirá y vencerá! Venezuela y el mundo lo necesitan.
julio.escalona99@yahoo.com