Horizontes nuevos alientan nuestros pasos, aligeran nuestras cargas, fortalecen nuestros espíritus. Miramos ahora desde el corazón portentoso del todo es posible, se apresuran los acontecimientos que marcan nuevos ciclos, se hace divina la vida serpentina, sus torturas cotidianas pulen con aciertos y bellezas la pureza de nuestros sueños realizables.
Hoy sabemos que el milagro es ciencia desconocida, que opera bajos leyes no descubiertas, se hace necesario tomar la intuición como instrumento de medida; donde termina la ciencia conocida comienza la Fe, la misma que siempre responsabilizaba el humilde Maestro de Galilea como la hacedora de hechos milagrosos: “…ve en paz, tu fe te ha sanado”.
Un mundo unido en la fe es imposible que sea detenido hacia la realización de sus más elevados propósitos de luz. Cuando nos convencemos de las limitaciones que nos imponen nuestras propias creencias, y echamos abajo esos obsoletos conocimientos que no son más que la consecuencia de una deformación obtenida en una sociedad que nos ha programado en lugar de educado, más que para ser libres para ser esclavos y satisfacer intereses malsanos de unos pocos, alcanzamos pues, las fronteras de lo imposible como perfectamente realizables.
El mundo de hoy, ya no son los religiosos los que nos sorprenden, sino los nuevos científicos de esta era de ensueños tecnológicos y eventos fenoménicos, son quienes se han atrevido a soñar los que nos invitan a prepararnos para vivir en un mundo paradisiaco, de prodigios y ficciones. Ellos nos hablan constantemente de la energía infinita generada a partir de la nada, de los viajes en el tiempo, de la curación por medio a la unicidad de nuestras más sublimes energías.
La oración a Dios nos une a nuestra más pura esencia, nos revela nuestra imagen verdadera, Dios. En ella solo habitamos los que renunciamos a posesiones, y nos entregamos a las riquezas del espíritu, vivimos en plenitud cuando nos liberamos de todas las ataduras, cuando vencemos el miedo y la codicia, en este Reino de la Oración, conocemos dimensiones celestiales del perdón, de redención y gozo perpetuo de nuestras almas.
En esa Oración la humanidad ha sido capaz de transformar su destino, nos transfiguramos en Dioses y entendemos la sentencia bíblica: “…vosotros sois Dioses”.
En la Oración tomamos del árbol de la vida su fruto maravilloso de sabiduría y ciencia, nos hacemos santos, apóstoles, profetas y médicos de cuerpo y alma. Con esa Oración hemos logrado una vez más sanar totalmente al Presidente Chávez, y El en esa batalla por la vida nos ha dado la conquista de nuestros seres, nos ha revelado la profundidad de los propósitos que dominan nuestras existencias. Llamados por el Amor de Dios, por el Amor a nuestro prójimo, hemos descubierto la senda de la verdadera felicidad.
Nuestro hemisferio se ha llenado del resplandor mismo de la Gloria del Reino de Dios, las naciones han sido tomadas para dar testimonio de la única verdad, se ha hecho revolucionaria la Oración, cuando se trata de salvar a un líder, un proceso revolucionario, un continente, un planeta, una humanidad. En Chávez se ha esculpido una obra de Fe y Amor para Salvación de los Pueblos y de toda la Humanidad. Hasta la Vida Siempre!!!
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