La agresividad de los mercaderes no se detiene. Son voraces. No se conforman. Pretenden llevarse a quien sea y lo que sea por delante con tal de defender sus intereses y ganancias. Para ellos no hay escrúpulos ni pueblo que valga. Para nada eso de la solidaridad y otras palabrejas que les suene a igualdad o inclusión.
El capital termina enfermando a sus protagonistas y voceros. Los desquicia y los deshumaniza al punto de nada importarles la especie humana, el hermano o la familia. Y si decimos que son siglos con este fardo que carcome a nuestra especie, afirmamos también que no es fácil el reto de construir una nueva sociedad, consecuencia de hombres y mujeres comprometidos con el prójimo, el hábitat y su patria.
Nada raro que los sobresaltos políticos y económicos hayan caracterizado el transcurrir de la Revolución Bolivariana que desde su inicio ha soportado el vendaval de una oposición rabiosa y enfermiza, apoyada financiera e ideológicamente por el gobierno de los Estados Unidos. Es así como la desvergüenza, el cinismo y el caradurismo de cierta dirigencia de la oposición nos dejan perplejo. En los últimos meses los han agarrado con las manos en la masa. Con videos, audios y copias de cheques millonarios y su respuesta ha sido de la más irresponsable. Reaccionan envalentonados, tal como lo hacen los guapos y apoyados. Para ellos hasta ahora no ha habido ley que les ponga un parao.
Como parte de su plan desestabilizador es generar escasez de productos básicos, pareciera que en algún momento logran su objetivo ante un gobierno limitado en su política fiscalizadora. Ante la decisión oficial de implementar una nueva relación o ajuste cambiario del Bolívar con el dólar, la inmediata respuesta es la arremetida especulativa con los precios y la descalificación de la medida señalándola como paquete “rojo”.
Se olvidan los analistas de la oposición del verdadero contenido y carga explosiva de un paquete antipopular, como los que ellos aplicaron en el periodo de la cuarta república con un costo social, político y económico que todavía deja rémoras. Se olvidan del “Caracazo” ocurrido el 27-F-1999 y la cantidad de víctimas que dejó. Para ellos que son de memoria corta, nada que ver con el pasado. En fin, el cinismo, el caradurismo, la falta de principios y la ausencia de vergüenza es la sombra tenebrosa que los acompaña en su odio, en contra del Presidente Chávez y la Revolución Bolivariana.
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