Chávez y el odio sembrado en la gente


El odio que muchas veces y muchos han repetido que Chávez sembró entre los venezolanos y venezolanas tiene una historia de no menos de 515 años en estas tierras, muy posiblemente desde antes ya existía entre los habitantes originarios también.

Lo que hizo Chávez fue, como Bolívar en su momento, poner sobre la mesa de la discusión las diferencias de clases existentes en una sociedad donde unas minorías llevaban años beneficiándose de manera exclusiva de una riqueza mientras una mayoría se encontraba empobrecida, humillada, excluida, relegada, envilecida y contenida en su lucha histórica por sobrevivir.

Sí claro, es verdad que él tuvo que denunciar con vehemencia las injusticias, las desigualdades, los atropellos que se cometían contra esa mayoría por parte de la minoría; tuvo que insistir en sus discursos en desenmascarar como los intereses establecidos habían logrado que unos “privilegios” se disfrazaran de derechos que realmente muy pocos terminaban alcanzando.

Así alfabetizarse, disfrutar de escuelas dignas, atenderse la salud, alcanzar un grado universitario, disponer de vivienda digna, obtener seguridad social, etc., eran privilegios que sólo sectores sociales reducidos podían lograr; mientras las grandes mayorías permanecían analfabetas, enfermas, sin profesión, en ranchos y/o viviendas indignas, sin ningún tipo de seguridad social, etc. Y el petróleo, generando riqueza a borbotones, riqueza que en su mayor proporción salía fuera del país y sólo en la más mínima llegaba a las manos del pueblo mayoritario.

Sí, para despertarle la conciencia adormilada del pueblo utilizó un discurso incendiario, como negarlo, pero fue ese mismo discurso la herramienta que permitió que ese pueblo acallado comenzara a tener voz y conquistara derechos de los que estaba excluido y lo más grandioso fue que pudo lograrlo en paz. José Vicente Rangel, un hombre que tuvo la suerte de tener mucha cercanía con Chávez, siempre ha insistido en que Hugo Chávez no guarda odios en su corazón.

Quienes se opusieron a Chávez, desde que apareció (4F 92), se ocuparon de comenzar a desenterrar un viejo odio, al principio contra él y más adelante contra todo lo que representaba o podía terminar representado en su tránsito. Se comenzó así a rescatar el viejo odio que durante siglos existía contra los pobres, los humildes, los desposeídos, los desclasados, las masas irredentas.

Ese es el odio que reina en el corazón de muchos venezolanos y venezolanas quienes sin saber explicar porque lo sienten hacia Hugo Chávez, muchos que saben que odian a ese hombre superior, como demostró serlo Hugo Chávez. Ese odio que persiste hacia él más allá de su partida física y que perdurará algún tiempo, sin dudas. Es un odio histórico y el propio Simón Bolívar también fue víctima de él.

Es el odio que se contrapone al amor infinito que ha demostrado sentir un pueblo mayoritario por un hombre que se entregó en cuerpo y alma al servicio de una Patria de iguales, una Patria donde la riqueza comparta sin mezquindad y sin diferencias, una Patria que estaba más allá de unas fronteras nacionales sino que se extiende desde México a la Patagonia. El amor que también fue capaz de traspasar las fronteras continentales y alcanzar remotos rincones del mundo entero.

El odio de los opositores a Chávez contrasta con el amor que éste sintió y expresó por los pobres de Venezuela y del mundo entero, amor que como al apóstol Pablo lo llevó a consumirse por los pobres, como lo había prometido.



arloslunarvelo@hotmail.com



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Carlos Luna Arvelo


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