No hay nada tan horrible que aquellos que escriben sobre todo y a cada rato, la universalidad de conocimientos los coloca delante del carruaje y lo que es peor aún, jamás se enteran que no son leídos, recurren en sus artículos mas a la efectividad del título que al contenido. Se dedican a enrostrarle título y estudios de todo tipo al común de los mortales, en un gesto de vanidad y egolatría acerca del conocimiento. Lo que escriben puede ser original y en oportunidades trascendente, lo que les da pie para creer que todo lo que manifiestan es parecido a una ley de estricto cumplimiento y orden.
La Academia parece convertirlos en algo así como, inconmesurables e inequívocos tipos que son traídos aparentemente del mas allá, no en el espacio, sino, en su elaboración de los signos que hábilmente utilizan. La conducta personal, la mayoría de veces es intraficable produciendo un anillo de distancia que los separa y coloca parecieran interpretar ahora si delante de casi todo el mundo, son extraordinarios dando cátedras del por donde deben ir las cosas, corrigiendo a diestra y siniestra a todo o casi todo ser público, lo que hace la situación mas delicada cuando del mismo lado se trata.
Son críticos de todo y para todo, dándose el lujo de subvertir el andar normal por ejemplo de la política, se creen los más elevados trajinadores del acontecer literario, llegan al climax de su postura cuando logran escalar a un medio de comunicación que según creen los catapulta hacia el estado de hombre público, insaciables en la comunicación pertinaz e interpretativa de la realidad que soslayan y que al final de tanto decir cosas y opinar de todo terminan generalmente en el ostracismo y otras veces en el lado contrario que creen defienden con sus criticas acervas y descontroladas.
Leí unas declaraciones de Nicmer Evans, creo que se escribe así, por cierto desconozco si el nombre y apellido viene de tal o cual descendencia, en las cuales mas de lo que dijo, escogió un mal momento para hacerlas y transmitir en este lado, dosis de pesimismo sobre las condiciones del candidato, dando consejos que creo nadie se los pidió, malponiendo inclusive la política llevada a cabo por el Comando de Campaña, es sumamente cómodo escribir delante de una computadora y desconocer como se mueve la cosa en la política, en esa pequeña cosa que se desprende la polis y que convierte a sus actores en luchadores por lo que creen.
Hasta el mismo Elías Jaua, lo mandó muy decentemente, pero yo le agrego, a callarse la boca y no opine corriendo hacia adelante en alarde de seguridad, creo que la politología debe estar en revisión constante, cada vez, que alguien se atreve a incursionar en temas en el contexto de una campaña electoral, que produce poco o ningún efecto en los destinatarios contrarios.
En el chavismo no podemos escribir para nosotros mismos viéndonos el ombligo sin importar lo que genera en su defecto contrario a lo que creo se defiende, no obstante, es bueno aclarar que no es un asunto personal, solo que, si estamos de este lado, la prudencia debe considerar el contexto en el cual se dicen las cosas, ahora que si alguien escribe solo para figurar a través de su palabra, estamos en presencia de un enemigo potencial al cual en una oportunidad se refirió Berton Brech, no me ayudes que me hundes.
Escrito hasta aquí, no estuve muy convencido de enviarlo a publicación, solo que abro Aporrea y veo un título del autor en autos, que consideré innecesario abrirlo, por tanto y cuanto considero que en todo caso, debió callar para examinar esta o aquella reacción sobre su original metida de pata, sin embargo, se refiere el mismo a respuesta a la critica vertida acertadamente sobre el original.
No me extiendo mas, considerando que no debemos perder tiempo en estas vainas cuando en el fragor de una campaña electoral decisiva para la continuación de la Revolución Bolivariana camino al socialismo del siglo XXI, estamos en momentos de sumar y del que eso habla, debe comenzar sumando.- Con Chávez seguro vota por Maduro.
rafaelfebles@yahoo.com