A María Alejandra Fernández ¡Gracias a Dios que despertaste!

A esos de las 4 pm de hoy 10A leí tu artículo que por cierto me causo mucha curiosidad, a raíz de que se mantenía por mucho tiempo y en primer lugar, de los artículos más leídos en Aporrea.org. Increíble..., que al momento de terminar de escribir estas reflexiones (9:40 pm), tu artículo, que no es más que la expresión de un despertar o cabeceo de conciencia (porque ya no habrá miedo y no tendrás los ojos vendados), tiene en Aporrea.org 84.323 seguidores que lo han leído. ¡Todo un record!

Hay que agradecerle a Dios por ese despertar de conciencia y por hacerte ver lo que ni en 100 años, muchos o quizás millones de venezolanos, no lograran despertar como despertaste tú.

Mi gurú hindú nos decía en vida que era bueno nacer en una religión (en mi caso fue la católica), pero no era bueno morir en ella... Te refiero esto porque desde 1959 y después de 4 décadas, o sea, hasta el año 1999, quienes gobernaron el país en contubernio con poderosos intereses imperiales, fue una caterva de abyectos personajes (capaz de vender a su propia madre por unos cuantos dólares), sumisos y más que probados antipatriotas, quienes gobernaron y saquearon a su antojo a la República.

Y lo peor y más doloroso, es haberle entregado en bandeja de plata la soberanía, dignidad y sentido de pertenencia a fuerzas exógenas, de oscuros intereses, para que a su libre arbitrio dispusieran de la conciencia de millones de venezolanos hasta volverlos eunucos. Eso lo hicieron durante cuatro décadas. ¿Con qué fin? Pues, con el fin de dar al traste con cualquier proyecto progresista que se quisiera implementar en Venezuela; disponer y apoderarse de las inmensas riquezas que yacían y aún yacen en el subsuelo de nuestra patria; imponer una monstruosa democracia (seudodemocracia o dictadura camuflada), con el fin de someter y dominar mediante el miedo y bajo una guerra silenciosa de dominación y subyugación, a millones de patriotas venezolanos.

Chávez, el malo que no les convenía, pues les abortó el año 1999 todos esos oscuros planes. En el que nace a partir de ese año una nueva forma de gobernar y una esperanza o luz en el túnel, que reivindicaría y visibilizaría a los olvidados y a los sin voz, y a tantos compatriotas que con su sacrificio murieron en su heroico intento de buscar un nuevo amanecer para Venezuela.

Al mismo tiempo que esa luz se hizo presente en el quehacer de una nueva política y forma de gobernar en el país, en el que Chávez fue su impulsor y máximo líder, apareció en paralelo la contraofensiva de los lacayos vende patrias, respaldados por sus mentores internacionales o huestes imperiales norteamericanas.

Se cocinó y planifico desde el año 2000 y se pusieron en práctica los macabros planes que se habían estructurado desde los laboratorios de guerra sucia del imperio, para dar al traste con el proyecto de redención empezado por Chávez, y eliminar de la escena política nacional e internacional al que físicamente la dirigía. De modo, que en ello se empeñaron con determinación, constancia, persistencia y sofisticadas tecnologías, hasta lograr que la rabia del perro y ya muerto, fuera eliminada del todo. Lo consiguieron el 5 de marzo 2013; con la desaparición física del más inmenso prohombre, cómo no había habido otro en más de 200 años de gestas libertarias en tierras latinoamericanas.

Consiguieron eliminar al mensajero, más no lograron eliminar el mensaje. De modo que, María Alejandra, demás está decirte lo que ocurrió durante esos maravillosos 14 años (porque mucha agua paso por debajo del puente), con la presencia de ese humilde hombre amado por su pueblo, y satanizado por los intereses más pueriles de que se sepa o se tenga razón en los libros de historia universal, el que con dignidad y sacrificio dio su vida, para que el pueblo tuviera y disfrutara de la mayor suma de felicidad posible.

En una visita que le dispense a una hija que vive en España, me decía un árabe con su característica sabiduría ancestral, y después de responderle de donde provenía, que los venezolanos no sabían o ignoraban que entre nosotros teníamos a un Profeta, Hugo Chávez.

A Chávez se le recordara por muchos siglos no como el comandante militar que dirigió muchas batallas (en las que todas salió invicto), sino como el Cristo Redentor, El Libertador, que consiguió dignificar y elevar los niveles de conciencia (no solamente a un pueblo o a un continente), sino a todo un planeta que a gritos pide en el día a día que prevalezcan nuevamente los valores humanos de libertad, justicia, igualdad de oportunidades, solidaridad y paz. Sí, Paz, entre los hermanos de cualquier raza, lengua, genero, color, posición social, etc. ¡Ese fue el más grande pecado de Chávez!

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Jose Agapito Ramirez


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