Tarea pendiente

Permítanme colaborar humildemente con la necesaria labor de alertar, denunciar, criticar y profundizar en la corrección de aquellas tareas pendientes que tenemos por delante en la construcción colectiva de la Venezuela Socialista e inexpugnablemente independiente, que nos encomendó salvaguardar nuestro eterno Presidente, amigo, hermano y compañero de batallas, de dolores y alegrías, Hugo Chávez, hacedor de logros y esperanzas para el pueblo venezolano y muchos pueblos del mundo.

La gran misión planteada para Venezuela a partir de su dolorosa muerte es no dejarnos quitar lo que a Chávez le costó la vida. Aprender a vivir sin su sonrisa; oyendo su voz grabada en sus innumerables alocuciones con más atención que la primera vez, porque ya no será en vivo; echarnos a cuesta las lágrimas y la extrañeza de verlo entre montes y sabanas, en ciudades y pueblos, desde Miraflores, en cualquier barrio de Caracas, ó desde cualquier lugar de Venezuela, haciendo Patria, la Patria que nos devolvió, a coste de sus desvelos y angustias, la Patria que nos pidió defender y amar como él la amó.

Tenemos muchas tareas pendientes de largo alcance; pero en este momento recuerdo una en especial, mil veces solicitada por él, no dejarnos envenenar; no dejar que la derecha indolente y apátrida nos confunda, nos desuna, nos desligue incluso de los principios y razones por las cuales luchamos junto al Presidente Chávez durante estos últimos 21 años y ahora con él ausente, pero espiritualmente siempre al frente de la batalla, como lo ha dicho nuestro Presidente en funciones Nicolás Maduro Moros y sabemos que es así los hombres y mujeres de fe. Nuestro Comandante Chávez irá al frente de todas las batallas que nos quedan por librar y vencer, desde su plano celestial.

Son muchos los libros que se han escrito en relación a su personalidad, a su obra, al amor sincero y desmedido que siempre tuvo por el pueblo venezolano y por los pueblos de la Patria Grande, que es imposible no ahondar más sobre este Gigante, porque en cada experiencia vivida en colectivo o en particular, nos dejó la huella indeleble de su cariño, de sus virtudes, de sus geniales y progresistas ideas de libertad y bien común, esa desconcertante manera de hacerse sentir y de hacernos sentir importantes, necesarios, humanos, queridos.

Estoy segura, que desde donde está, no nos olvida, nos señala el camino con sus pensamientos que nunca perderán vigencia y pertinencia total. Nosotros tenemos del corazón una tarea indeclinable, no dejarlo de amar, no dejarlo de buscar en los momentos de duda, no dejar solo al Pueblo que somos nosotros mismos y comportarnos a la altura del país que nos rescató. Su sacrificio, no puede ser en vano.

Nuestro amor infinito a ese gigante, tiene que demostrarse, con la activación de la conciencia, con el fortalecimiento de las causas comunes, con la convicción de las ideas, con el manejo de la ideología socialista, con las armas del conocimiento, el conocimiento de la historia, de lo nuestro, de lo universal, con la denuncia responsable y a tiempo, con la escucha tolerante, con el deber ser cumplido, con apego a la lealtad, con la eficiencia, con la erradicación de los antivalores inoculados muy perceptiblemente en el Pueblo que dice ser Chávez, pero que en muchas ocasiones no se comporta como él. En pocas palabras, nuestro amor al hermano Presidente Chávez, sólo puede curarse con más amor a su obra, más unión entre nosotros, más participación de la conciencia; emulándolo en todo aquello que demostró a sus compatriotas: hermandad y solidaridad. Nuestra tarea, está por hacer.

Te lo juro mi amado Presidente, desde aquí, aportaré lo que deba aportar, para hacer mi tarea. Hasta la Victoria Siempre, Comandante Chávez.


En nosotros, vivirás y vencerás.


Lic.

magasodel@gmail.com


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