¿A la corrupción y robo de fondos del Estado por parte de empresas de maletín, le vamos a llamar “errores”?

El tema del desfalco de los dineros del Estado tiene larga data en nuestro país, ya desde la época de la Gran Colombia, en vida del propio Bolívar, se conocieron casos en los que se hizo uso irresponsable de los fondos públicos, similares a los señalamientos recientes de la Presidenta del BCV, con relación a la asignación de 20.000 millones de dólares a “empresas de maletín”

Veamos la extensa cita del texto El Pensamiento del Libertador (2010), de Luis Britto García, obra editada, precisamente, por el BCV.

“Para el año de 1824, se estimaba conservadoramente que la deuda [de la Gran Colombia] llegaba a unos 10.000.000 de pesos. A falta de ingresos internos para cancelarla, se recurre una vez más al crédito externo, y se compromete en Europa otro empréstito por 30.000.000 de pesos. De este monto, la mayor parte se destina a cancelar comisiones, intereses anticipados, deudas internas y gastos militares. Del total, apenas se destinan dos cantidades para fines económicamente reproductivos: 320.000 pesos para préstamos agrarios y 715.000 para el establecimiento del monopolio del tabaco y reinstalación de lacas de la moneda”
(p.407).

La Presidenta del BCV, Edmeé Betancourt, declaró que de los 59.000 millones de dólares otorgados a las empresas en el 2012, 20.000 millones correspondieron a una especie de “demanda artificial no asociada a actividades de producción”. Señaló también que es necesario tener mesura en el proceso de entrega de dólares que adelanta actualmente el BCV para evitar caer en la entrega de una cantidad exorbitante, como ocurrió el año pasado.

Señaló que el Gobierno no volvería a cometer ese mismo “error”, haciendo lo que pudiera entenderse como una autocrítica al respecto.

No es difícil imaginarse que quienes en el año 1824, disponiendo de 30 millones de pesos, recibidos por la vía del empréstito, y apenas destinando de ellos 1.035 millones a “fines económicamente reproductivos” (que representaban apenas 3,45 % del capital recibido), también dirían después que fue un “error” que el gobierno de esa época no volvería a cometer.

Ahora se nos hace más comprensible aquello de la tal “insaciabilidad del dólar” que se supone, casi por razones congénitas, padecemos los venezolanos, según se interpreta de lo dicho por Giordani meses atrás.

Claro, verdaderamente que con lo declarado por la Presidenta del BCV nos damos por enterado que quienes manejaron en el 2012 la entrega de dólares y quienes los recibieron hicieron su piñata sin invitarnos a la mayoría.

Hay que preguntarse si estos graves hechos no ameritarían la destitución y enjuiciamiento tanto de funcionarios responsables de la asignación de dólares, como el enjuiciamiento de sus principales compinches los “empresarios de maletín”. Que sospechoso que la canalla mediática que no pela la más mínima oportunidad para caerle encima a la revolución, después de varios días hacen mutis sobre el asunto.
 



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Carlos Luna Arvelo


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