“Oposición” es un concepto político que se deriva de la “alternabilidad” (practica utilizada por los sistemas seudodemocráticos que consiste, en el ejercicio de turnarse en el gobierno, las diferentes corrientes de su misma dimensión ideológica).
Una revolución en su lucha por los cambios fundamentales hacia el logro de la justicia, la paz, y la felicidad de un pueblo, su libertad y soberania (la patria), no se enfrenta a lo que en las “democracias formales” o “fachadas de democracias” se denomina “oposición”; lo hace encarnizadamente, en una feroz batalla por la existencia a una estertórea, y en consecuencia peligrosa, “contrarrevolución”, que es una cosa muy distinta.
En esta contienda, lo que esta de fondo, no es un estilo de ejercer, una forma de proceder o una manera de gobernar. La causa del desarrollo de esta confrontación, que puede o no, llegar a enfrentamientos bélicos, dependiendo de la calidad contrarrevolucionaria en cuanto a sus escrúpulos, mientras se establece el poder hegemónico revolucionario, es una grave diferencia de ideas y practicas entre, la fundamentación del sistema que habrá de prevalecer en el poder, contra los andamiajes que sustentan al que comienza a abandonarlo (he aquí una de las principales tareas revolucionarias).
Es decir, la alternabilidad con la que las “fachadas de democracia” juegan para darle piso a la estabilidad política de su sistema, no tiene cabida en la guerra ideológica entre el socialismo y el capitalismo. Sería absurdo (o una auto negación), pensar que mediante procesos electorales, en tiempos de transición al socialismo, se alternaran (capitalismo y socialismo), y en consecuencia, se hicieran oposición, porque además, implicaría que cada vez que, arribados al gobierno, cada ejercicio, tendría que constituir de acuerdo a su planificación, un “estado” de base ideológica dúctil a la nueva organicidad. En el caso de de la izquierda es la construcción de un estado socialista bolivariano, valga la redundancia, un estado popular, comunal. En eso está la Revolución Bolivariana en este momento: construyendo el estado popular, el de los trabajadores, el que sustituirá, al estado capitalista.
La “alternabilidad” solo es posible para “las diferencias” dentro de una misma dimensión ideológica. Dicho con otras palabras: no pueden alternarse en el poder las antítesis. Es una verdad probable. Luego, la demanda con que se quiere extorsionar a la izquierda para someter las revoluciones a los turnos administrativos, es una trampa para incautos, en donde el ingenuo izquierdista pudiera cavar su propia tumba, embaucado por los conceptos de “democracias avanzadas”, “occidentales”, de las “sociedades civilizadas” o “globalizadas”. Todos conocemos lo que se esconde detrás de esos eufemismos, donde campea la barbarie. Así que la derecha debe olvidarse del tema de la alternabilidad que se desprende del ejercicio de la oposición, o viceversa. Puede haber una coexistencia pacifica en el marco de un socialismo hegemónico, en donde hay oxigeno para todas las corrientes del pensamiento, pero solo habrá alternabilidad para todas las corrientes progresistas, es decir, de izquierda. No podrán las tendencias retrógradas acceder al poder, detendrían el prospero avance de la historia, y devolverían a los pueblos a los permanentes estados de crisis, inestabilidad e inseguridad, en el que se sustenta el capitalismo.
La anterior reflexión pareciera ser una perogrullada, pero es bueno volver sobre algunos temas dirigidos a nuestra militancia de base sobre todo, ya que connotados analista nuestros, utilizan el termino sin ninguna explicación de fondo, avalando de esta forma, una contrarrevolución que en su empeño por parar en seco el proceso bolivariano, no escatima en practicas fascistas, en un escenario de guerra sucia, solapada por sencillos vocablos como “oposición”.
¡Chávez vive, La Hojilla sigue!