La moral, un árbol que da moras

En los años de la IV República acusamos cientos de veces de tener un gobierno sordo a los intereses del pueblo. Después de la desaparición física de Chávez, un tipo con lecturas, con liderazgo, con inventiva, sagacidad y claro con fallas.

Pero Chávez generó confianza hoy más o menos y hasta Chávez Gobierno o sea Chávez era igual a Vanguardia la partida del presidente nos dejo sin esa posibilidad de tener un hombre de Vanguardia en el Gobierno hoy las palabras de Alfredo Maneiro ”nosotros decíamos que por vanguardia revolucionaria en definitiva, se entendía a un grupo de hombres del cual otros aceptan conscientes a la dirección.”

Hoy el gobierna que solo podría transformarse solo en gobierno. Gobierno de Calle, pero no veo ni una sola frase, oración discurso que enaltezca el espíritu. La cosa se pone interesante y más interesante cuando vamos viendo que existen más palabras de aliento para el enemigo, que para la revolución y los revolucionarios.

Chávez siempre estuvo más allá de lo cotidiano y es que la lectura como instrumento permanente, su relación con pensadores, su admiración por el canto y la poesía lo volvieron parte de lo trascendente. ¿Creerá algún gobernante que el poder, el ejercicio del mismo los transforma en ilustrados seres cuya palabra es infalible?

Señalar fallas, errores, dificultades, éxitos, avances, retrocesos, características de algo o alguien es parte del género humano y me impresiona que no solo se haga oídos sordos a algún comentario, también se intenta tapar la boca y quitar espacios y arrebatar lo conquistado por algún comunicador de los nuestros.

“La censura y el censor” están agazapados, escondidos con sus tijeras para recortar la nota que consideran poco amable, con el corte de micrófono y más de uno hasta ayer defensor de la palabra hablada o escrita se le ve tras bastidores nadando entre el miedo a perder el empleo y el deseo de ejercer el poder haciendo y actuando como inquisidores del siglo XXI.

El censor castiga, despluma, crea juicios sin pruebas, envía cartas secretas al jefe inmediato, acosa laboralmente y expulsa o remueve “elegantemente”. Lo espantoso del caso es que tarde o temprano todo aparece y aquel ser antes “poderoso” solo queda ante la vida, la crónica o la historia como lo que fue UN CENSOR.

Debemos escribir mucho y decir quiénes son o por lo menos dejar constancia de su comportamiento y el único medio de enfrentar la censura, la única forma de enfrentar al censor es señalando su existencia.

Existen decenas de tipos, modelos de censor y de censura desde aquellos que van a sacarte de la oficina delante de los empleados y gritan y ofenden o los que gozan vapuleando al pensador, otros que se indignan y cambia al locutor por un tono o un comentario.

El censor se autocensura si “el hábil” censor trata de no aparecer como lo que es e intenta ser conciliador y te dicen “solo vamos a cambiar tu horario de 10 de la mañana de lunes y miércoles a 3 de la madrugada del día domingo” Claro el malandro, el censor, el dueño de la hoguera no te expulsa del medio, te expulsa de tus audiencia o tus lectores.

La censura no viene sola, la censura viene acompañada de cambios con el pasado y viene acompañada de nuevos métodos y formas en donde la palabra antes dicha afecta al negocio, al “trabajo” a la trampilla o chapucería.

El censor es solo eso elimina vocales y consonantes, trafica con la verdad, miente y se miente así mismo y la moral si LA MORAL para el censor “Es un árbol que da moras” tomando las palabras de un político mexicano de principios del siglo XX .

Por ahi sacando a colación la frase de un soldado de los años de la Revolución Mexicana, palabras mas palabras menos "¿Y que vamos hacer ahora que la revolución se convirtió en gobierno?" ... Lo demás es silencio..


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Yuri Valecillo


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