La dinámica política y social de la semana pasada demostró que nos encontramos en una circunstancia muy particular de la Revolución Bolivariana que exige revisión, redefinición y reimpulso. No asumirlo así significa no interpretar el momento histórico y darle a la oposición otra oportunidad de aprovechar este “descuido” para avanzar en su objetivo de destruir este hermoso proceso de cambio y transformación social.
La asamblea del PSUV teniendo como epicentro del debate la unidad del chavismo para enfrentar la coyuntura político-electoral, el encuentro masivo del “Gran Polo Patriótico” con el Presidente Nicolás Maduro, la participación del Canciller Elías Jaua en organismos multilaterales, la detención de altos funcionarios de INDEPABIS por extorsión y la inmediata designación de Eduardo Samán como su director nacional son síntomas muy positivos que marcan un nuevo rumbo para la Revolución Bolivariana.
En contraste con lo anterior, observamos como las contradicciones se agudizan en la MUD por ambiciones personales y grupales. En Guayana execraron a Andrés Velásquez y Juan Carlos caldera presentó un audio que demuestra la perversión de los dirigentes de Un Nuevo Tiempo –UNT- y Primero Justicia. El discurso del fraude ha sido derrotado en la calle y con los resultados de la auditoria electoral. Los planes desestabilizadores están al descubierto. La conjura internacional contra Venezuela encontró un indoblegable muro de contención en la Unión de Naciones Suramericanas –UNASUR-, la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños –CELAC- y la Alianza Bolivariana para Nuestros Pueblos –ALBA-. La escasez artificial y la especulación desmedida poco a poco están siendo superadas. La oposición ha perdido otra batalla y CAPriles se diluye en su ambigüedad.
Cuando el Presidente Nicolás Maduro convoca a todos los dirigentes y organizaciones que conforman el “Gran Polo Patriótico” a debatir sobre el rumbo del gobierno en esta nueva etapa y a consolidar una alianza electoral para enfrentar las elecciones municipales, es evidente que está planteando una recomposición del cuadro político para enfrenar los retos de un nuevo momento de la Revolución Bolivariana caracterizado por una tendencia a la dispersión provocada por la ausencia del liderazgo del Comandante Hugo Chávez.
Todo indica que estamos ante la reconfiguración de una nueva hegemonía en el poder con el propósito de darle contenido a la revisión, redefinición y reimpulso necesarios para consolidar la Revolución Bolivariana hasta hacerla irreversible. El Presidente Maduro ha planteado la conformación de una Dirección Política Colectiva que debería interpretarse como un equipo de hombres y mujeres que asuman la tarea de darle orientación política a las instituciones y/o diversas instancias de gobierno. Ha dicho, el Presidente, que quiere hacer un Gobierno con el “Gran Polo Patriótico” como expresión de unidad en la diversidad.
La conformación del “Consejo Patriótico Nacional” como instancia de consulta política para la toma de decisiones y el impulso de las grandes políticas institucionales, es una evidencia de un nuevo rumbo hacía la transformación estructural del país. La incorporación de dos representantes del “Gran Polo Patriótico” al “Consejo de Estado” es una demostración del tránsito hacía la conformación de esa nueva hegemonía de poder, lo cual sugiere que los “escogidos” para esa digna representación sean miembros de las organizaciones comunitarias y/o colectivos sociales que hacen parte del “Gran Polo Patriótico” para estar en consonancia con la construcción del Poder Popular.
Ahora bien, esta convocatoria del Presidente Maduro y la Dirección Nacional del PSUV tiene un primer escollo que superar: Las Elecciones Municipales. Allí debe prevalecer la unidad para convertir la campaña en una jornada de debate sobre la transformación del Poder Municipal (Alcaldías, Cámaras Municipales y Juntas Parroquiales) como parte del proceso de construcción de un verdadero Poder Popular. Eso objetivo no puede detenerse por diferencias a la hora de seleccionar candidatos.
Por otro lado, esa política de reunificación y unidad del chavismo debe encontrar espacio en las regiones con la conformación de Consejos Patrióticos Regionales con criterios de amplitud que entierren la arrogancia y la exclusión que, en política, también son muy malas consejeras.
La pregunta que queda gravitando es: ¿Marchamos hacía un Gobierno del “Gran Polo Patriótico”? La respuesta la tiene el pueblo en su lucha cotidiana por construir un verdadero Poder Popular…Bienvenida la lealtad en la discusión…al carrizo las murmuraciones…
Darío Morandy
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