Según Capriles “tenemos Patria, pero estamos jodidos porque no tenemos papel higiénico”.
En mi pueblo, cuando a uno, por respuesta al famoso saludo “¿Cómo está la vaina?, se le ocurría decir: “Aquí, jodido”; no faltaba quien respondiera: ¿Jodido? Jodido está el que no puede cagar!!”.
Hoy se le puede decir a Capriles lo mismo, ¿Jodidos en Venezuela? Jodidos estaríamos si no pudiéramos cagar.
¿Y que hace falta para cumplir con ese ciclo de la naturaleza animal? Comida!; la comida que ellos como grupo nos quieren negar pero no han podido, aunque a más de uno nos han puesto a rodar de lado a lado para conseguir algunos rubros.
El reconocimiento por parte de la FAO de que aquí en Venezuela, a pesar del saboteo a la producción de alimentos, hemos avanzado a paso firme en la superación de la desnutrición y en la lucha por la soberanía alimentaria, les dio en la madre y los lleva locos.
Ahora se enfocan en, ¿y después de comer qué? Después de comer, a reposar un rato y a seguir trabajando; de eso se trata la Patria y su reconstrucción indetenible.
Pero que va a saber Capriles de Patria o de trabajo; si este nunca ha tenido aquella y menos ha realizado lo otro.
Aquí lo imperativo es que no confundan al pueblo banalizando la Patria; que para Capriles está asociada al orto, parte final del tracto intestinal en todo animal y que, en el concepto de que todo es importante, también cumple su función.
Para que haya Patria solo hace falta que el suelo esté abundante en patriotas, es decir, solo habrá Patria si hay quienes amen su suelo y lo hagan próspero y eficiente; seguramente para esto habrá que cambiar algunos hábitos y costumbre, y eso haremos; pero un patriota no se dejar chantajear por quienes asumen sus costumbres (inducidas la mayoría de estas por las trasnacionales y su producción banal) como sinónimos de prosperidad y Patria.
La Patria no se mide en rollos de papel toilet, ni en marcas de determinados productos, la Patria es el hombre, la patria es el suelo, la Patria es el alma de los que la aman.
La Patria es un concepto que está por encima de todas las necesidades secundarias; solo las primarias sostienen la columna vertebral de una sana sociedad.
“Hoy Tenemos Patria y Pase lo que pase seguiremos teniendo Patria”. Nos dijo Hugo Chávez
El resurgimiento de la Patria tiene una relación proporcional al surgimiento del hombre nuevo; en el momento en que las trasnacionales nos invadieron cual maléfico pulpo, cambiamos los valores y ya no importó comer sino lo que se come; ya no importó vestir sino la marca de la ropa; ya no importó la casa sino el sitio donde está y los materiales que se usaron en su construcción; esto creó ese sentido de insatisfacción y le dio el poder que creen tener ciertas elites; pero que no va más allá de lo superfluo y lo banal.
Las necesidades básicas del ser humano siguen siendo las mismas, alimentación, vestido, hogar, salud, seguridad; luego las secundarias (marcas de productos alimenticios o nombres de platillos; marcas de ropas o sitios donde comprarla; urbanización o barrio; mármol o bloque; hospital o clínica de renombre; policía, o vigilantes, o guardaespaldas) han ocupado el lugar preferencial en parte de la sociedad, creando un ambiente de insatisfacción en algunos y de superioridad en otros.
Invito a que inventemos una nueva misión: La Gran Misión Patria; con la finalidad de devolverles el sentido patrio a los confundidos y alienados que han sido inoculados con los valores del capitalismo, con los anti valores del imperialismo y que se sienten con derecho supremo a vivir “el Sueño Americano”.
La Gran Misión Patria es una propuesta que busca rescatar nuestros valores: valores educativos, valores culturales, valores sociales, valores humanos, valores de amor al planeta y los recursos naturales, valores de amor a la patria y sus símbolos, valores de amor y hermandad entre iguales.
TODO maestro debe ser patriota o no habrá educación, todo médico debe ser patriota o no habrá salud, todo empresario debe ser patriota o no habrá patria, todo obrero debe ser patriota o no habrá producción; todo joven debe ser patriota o no habrá futuro; TODOS debemos ser patriotas o nunca tendremos Patria.
Del árbol de las tres raíces nos llega el pensamiento, fresco aun, de Simón Rodríguez quien nos invita a inventar: “Inventamos o erramos” y quien nos dice, además: “Napoleón quería gobernar al género humano; Bolívar quería que se gobernara por sí mismo y Yo quiero que aprenda a gobernarse (Este sí que es amor propio) pues todavía quiero más: quiero que venga a aprender a mi escuela” Su meta en esa propuesta era sencilla y simple pero profunda y revolucionaria; quería que la sociedad de aquel entonces (1828) viera “lo que sus padres no vieron y lo que ellos no esperan ver que es que conocen sus derechos cumpliendo con sus deberes”. En el congreso de Angostura ya Bolívar lo había expuesto: “Nos han dominado más por la fuerza de la ignorancia que por la fuerza de las armas”.
A pesar del enorme esfuerzo del comandante Chávez en librar de analfabetismo al territorio nacional, no le hemos prestado atención a una ignorancia igual de peligrosa: la ignorancia de los valores Patrios, la ignorancia de nuestros orígenes y esto ha degenerado en la ignorancia de nuestros valores. He ahí la importancia de inventar ahora la Gran Misión Patria para que los venezolanos (tanto los que están en el exterior como los que están aquí pero con los pies fuera del suelo, como dirían los abuelitos) vuelvan a Venezuela, vuelvan a sus orígenes, vuelvan a la Patria y sean felices de quienes son y que tienen.
Simón Bolívar hizo el esfuerzo grande y, perdónenme la expresión, bruto; el trabajó lo macro, el trabajó lo más rudo y logró expulsar a los españoles del territorio Sur Americano; elaboró, de su propio puño y letra, el marco constitucional que sirvió de columna vertical de la patria que estaba naciendo; fue un esfuerzo titánico para un solo hombre y en, además, muy poco tiempo; sin embrago logró lo principal: dejó el terreno libre y la raíz sembrada para que creciera con el tiempo la Patria soñada.
Hugo Chávez, hizo el esfuerzo grande y casi también le tocó en lo macro, pues encontró la patria que dejó Bolívar en 1830, degradada. La raíz que Bolívar sembró, casi a flor de tierra y a punto de ser arrancada para siempre. A Chávez le tocó en un esfuerzo titánico y, también, en poco tiempo: volver a plantar la raíz que dejó Bolívar, volver a traernos a Simón Rodríguez y resucitarnos a Ezequiel Zamora.
A nosotros nos toca afinar la estructura que el comandante Hugo Chávez nos dejó; esa porción de pueblo que apoya a la oposición apátrida, es decir a los herederos de los mantuanos de los siglos 17 y 18; lo hace por la misma razón que los analfabetas fueron explotados por los ilustrados: No estaban capacitados para defender sus derechos y cumplir con sus deberes, siguiendo la constitución y las leyes, que nunca habían podido leer. Es decir, esta porción de pueblo que hace loas a sus verdugos y a los que ya fueron amos de la tierra y los hombres, solo lo hace por ignorancia.
Esta ignorancia es más difícil de combatir que el analfabetismo, porque esta ignorancia esta inoculada en personas de los diferentes estratos sociales; que van desde clases bajas que están convencidos de que solo la clase dominante puede tener “ciertos” derechos; hasta clases altas que se creen con la exclusiva propiedad de “ciertos” derechos también.
Hay que inventar la Gran Misión Patria, para reforzar el orgullo patrio, el orgullo de saberse únicos, la Gran Misión Patria para erradicar la gran mentira de que, como somos una mezcla, no tenemos identidad.
La Gran Misión patria para reencontrarnos y vivir como hermanos en nuestro hermoso territorio llamado Venezuela.
La Gran misión Patria para, con orgullo, mandar a Capriles y a sus cómplices; a quienes no les falta comida para producir tanta mierda, a lavarse ese culo; para eso no hace falta papel y agua tenemos por carajazo.