El término “acaparamiento” pertenece al mercado, y se halla reservado para
las mercancías, salvedad hecha de la principal entre todas las producidas en
la sociedad capitalista a la cual se la considera libre y abundantísima, nos
referimos a la fuerza de trabajo.
En lo estrictamente económico, el acaparamiento es una figura comercial
destinada a restringir la oferta con miras a lograr alzas de precio, y en lo
político, los acaparadores buscan crear malestar social en contra de
gobierno de turno.
Este acaparamiento incluye la ralentización del proceso de trabajo, la
subutilización de la capacidad operativa de planta, de sus máquinas, el
subempleo de mano de obra y el retardo en las entradas de materias primas y
en las salidas de almacén.
Una modalidad de acaparamiento comercial consiste en la aplicación de la ley
de Gresham, veamos: el comerciante retira de sus inventarios la mercancía de
mayor salida y rotación para reemplazarla por los llamados huesos duros. De
esta manera logra vender hasta los productos de inferior calidad, ya a punto
de vencerse, y también los de mayor precio, un mayor precio que usualmente
no se corresponde con mayor calidad, sino que es una palurda a aplicación
del perverso y contable sistema de diferenciación de precios.
Esta es una técnica recomendad por los contables para fraccionar la demanda que
se halla notoriamente desigual y combinada entre los consumidores
potenciales. Aquellos con mayor poder adquisitivo terminan comprando
productos sofisticados y adornados con parafernalias comerciales, digamos
empaques lujosos, el mismo mayor precio que en estas sociedades
parece dar caché a sus engatusados, habida cuenta que como mercancías más
caras no son asequibles por los más pobres lo cual infla el ego de los
“escuálidos”.
Como sábese, la principal mercancía que adquiere el empresario es la fuerza
de trabajo, es decir, la aplicación de la mano de obra proletaria o
trabajador por antonomasia. Esta mercancía es usada para la fabricación de
todas las demás y su reventa se halla implícita en cada unidad que sale de
las fábricas con la particularidad.
Esto es así luego de que la burguesía acaparó enteramente todos los medios
de producción, inclusive buena parte de la tierra minera y agrícola, las
edificaciones. Con el acaparamiento de los medios de producción
mobiliarios, el antiguo siervo de la gleba y el artesano quedaron
incapacitados ´para vender una mercancía diferente a su fuerza de trabajo,
razón por la cual esta fue acaparada indirectamente por la burguesía. Que de
vez en cuando los capitalistas acaparen mercancías de la cesta básica se
corresponde con su naturaleza de acaparador por excelencia.
La banca privada, por ejemplo, centraliza y concentra el dinerario, lo
acapara en sus bóvedas, lo hace diariamente, con horarios cortísimos, con
numerosos días festivos, días durante los cuales sus taquillas principales
permanecen cerradas, y, consecuencialmente, los ahorros de sus clientes le
siguen ganando interés a dicha banca sin que esos ahorristas puedan disponer
oportunamente de su dinero. Esta misma banca y los empresarios burgueses en
general acaparan el Impuesto sobre la renta, toda vez que el Estado sigue
elásticamente concediéndoles su pago una vez a l año mientras sus ganancias
ocurren durante cada segundo de operaciones fabriles y mercantiles. Sólo los
trabajadores se ven obligados a pagar sus impuestos semanal y
quincenalmente, lo que representa otra forma de acaparamiento en favor de
los patronos recolectores de estos impuestos.