Estimados camaradas socialistas, antes de entrar en la materia que quiero esbozar en el presente artículo déjenme darles unas breves reseñas de mí. Lo primero es que soy Caraqueño de nacimiento y de corazón, que es lo más importante; he vivido, salvo lapsos breves, toda mi vida en Caracas, la conozco de cabo a rabo, desde el mal llamado cerro más encumbrado hasta la aún peor llamada colina más empinada; conozco todos sus museos, rincones artísticos, pasajes de entretenimiento; he vivido en humildes ranchos y en espectaculares casonas; y lo que es más importante me he fusionado con todas las almas que deambulan a diario por la mejor ciudad del planeta; pero no puedo dejar de hacer notar que mi ascendencia es toda, absolutamente toda, española.
Dejando en claro una breve reseña de quién soy, la cual considero no solo muy oportuna sino muy necesaria, voy a entrar en el meollo, en el tema, que no es otro que la celebración del día de mi tan amada ciudad, un día en el cual no hay nada que celebrar y sí mucho que recordar y jamás olvidar.
¿Qué celebramos hoy? El día de la fundación de Caracas? Hagamos un poco de memoria histórica: un día como hoy en un perdido año del siglo XVI, una expedición de ESPAÑOLES salió de la ciudad de Trujillo con la intención de COLONIZAR, EXTERMINAR y luego fundar una ciudad en un valle donde YA EXISTÍA, desde hace muchos siglos atrás, un asentamiento de seres humanos (otra forma de llamar a una ciudad), en fin, estos ESPAÑOLES al mando de un tal losada (no merece esta gente la mayúscula en sus apellidos, como cualquier genocida) llegan al valle donde LOS CARACAS, nuestros padres originarios, los verdaderos dueños de estas tierras y los verdaderos fundadores de esta, mi hermosa ciudad, vivían apaciblemente desde hace siglos, pues bien, los ASESINAN, los EXTERMINAN y ahí sí fundan la muy católica y apostólica ciudad con nombre rimbombante de: Santiago (la mayúscula es en respeto a los cristianos) apóstol de las causas militares españolas, de león (por el gobernador de la época el ESPAÑOL ponce de león, otro genocida que no merece mayúsculas) y al final un poco de justicia al colocarle Caracas, y coloco la palabra entre comillas ya que en realidad se le coloca el nombre para tener una referencia cierta a nivel cartográfico de la ubicación de esta, mi hermosa ciudad.
De lo anterior es más que fácil inferir que habiendo otros 364 días para celebrar a mi ciudad (aunque en honor a la verdad no hace falta un día especifico para celebrar a mi bella ciudad) por qué carajos escoger un día tan infame para celebrarla y no por el contrario convertir la fecha en un homenaje a la resistencia de nuestros padres originarios, a su heroica lucha y a su vil exterminio; pero en fin, para gustos se pintan colores y a mí este color no me gusta un coño (disculpen los ajos).
Ya para finalizar, este 25 en cuestión mi hermosa esposa me hace la siguiente reflexión apenas en el desayuno: Qué contradictorio que un día después de celebrar el nacimiento de nuestro Libertador Simón Bolívar, quien expulsó a los españoles de nuestras tierras, celebremos cómo un grupo de españoles asesinó y exterminó a nuestros pueblos originarios para colocar cuatro piedras sobre una ciudad que ya existía. Palabras más, palabras menos, he reflejado la idea de mi esposa y el origen cierto de la inspiración de este articulo.
NO, camaradas, yo que soy Caraqueño de alma y corazón y NADA tengo que celebrar hoy, y mucho menos la fundación de mi hermosa ciudad; NO, yo prefiero conmemorar la lucha heroica de nuestros pueblos originarios en contra de los invasores españoles y recordar con orgullo siempre que Jorge Rodríguez Padre fue vilmente asesinado por el régimen de cap en los asquerosos sótanos de la DISIP y anunciada su muerte natural por el innombrable de lepage, eso prefiero hacer el día de hoy.