Estos tres primeros meses de gestión del Presidente Nicolás Maduro y el Gobierno de Eficiencia de Calle nos permiten algunas reflexiones acerca del gran reto adquirido en nombre del ideólogo y mentor de la Venezuela que comenzamos a construir a partir de l998. Desde ese momento no ha sido tarea fácil. Ha sido el mismo pueblo venezolano en una alianza cívico-militar quien se ha impuesto a fuerza de coraje, derrotando una y otra vez a quienes de manera terca, obstinada y equivocada han preferido tomar el camino de los atajos, la violencia y el desconocimiento de la Constitución Nacional.
Esta gente que añora para nuestro país una vuelta al pasado represivo y elitesco, no se conforma con implorar una intervención extranjera sino que también insisten en generar el caos mediante sus planes de magnicidio, desinformación, saboteo de servicios, desabastecimiento y todo cuanto esté al alcance de su maldad. No oculta esa dirigencia, enemiga de los intereses nacionales, su marcado rostro neofascista que instiga al odio, la violencia y la muerte, tal como ocurrió el 14 y 15 de abril al conocer su nueva derrota electoral.
Al tanto de todo este marco de confrontación con una derecha descaradamente financiada, el gobierno nacional no ha tenido un minuto de descanso. Asume el contacto directo con las comunidades como reto para palpar en el mismo corazón popular las necesidades más sentidas y sus inmediatas soluciones. ¿Quién puede decir que no ha sido altamente positivo el gobierno de calle? Conste que no se trata de un Presidente que se reúne a oír las quejas de sus habitantes. Se trata de todo un tren ministerial, gobernaciones, alcaldías, organizaciones populares y partidos aliados que en conocimiento de la realidad de cada rincón de la patria aporta soluciones, tal como se ha podido ver en cada entidad.
De manera que si algún juramento podemos catalogar de verdadero compromiso, ha sido el del Presidente Nicolás Maduro quien lejos de enchinchorrarse recorre el país dando respuestas concretas. Y por si fuera poco, también calificamos de altamente positiva la política anticorrupción que no ha tenido contemplación con los acusados. Contra éste nefasto flagelo, que permitió el descarado enriquecimiento de muchos cuartorepublicanos, se ha actuado con entereza y decisión.
El otro elemento que destacamos en estos primeros cien días de gobierno de calle es la fortaleza de la política internacional que cada día es más sólida. Tenemos una democracia que cada día se fortalece y se convierte en referencia de participación popular y de respeto a los derechos fundamentales de nuestro pueblo. Como ya saben, toda esta historia comenzó bajo la sabia conducción de nuestro líder supremo, Hugo Chávez, quien ahora estará satisfecho con nuestro pueblo y con quien delegó la dirección de la patria. Podemos concluir que efectivamente esta primera etapa del Gobierno de Calle ha sido altamente satisfactoria. ¡Vamos bien, Nicolás!