Un golpe moral y político le asestó la Revolución Bolivariana de Venezuela a la MUD al aprobar la Asamblea Nacional el allanamiento a la Inmunidad Parlamentaria del diputado Richard Mardo. Los diputados de La Canalla defendieron al imputado el aludiendo el ordinal 20 del 187 de la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela, que establece el voto de las dos terceras partes del parlamento para que el allanamiento proceda. A esto los revolucionarios adujeron que el 200 de la Carta Magna contempla “De los presuntos delitos que cometan los o las integrantes de la Asamblea Nacional conocerá en forma privativa el Tribunal Supremo de Justicia, única autoridad que podrá ordenar, previa autorización de la Asamblea Nacional, su detención y continuar su enjuiciamiento”.
Y es que el 200 de la Constitución es determinante. Este artículo establece que el TSJ, autorizado por la Legislatura Nacional, puede detener y enjuiciar de los delitos que cometan las o los diputados. Y eso fue lo que hicieron los diputados revolucionarios ante una solicitud del TSJ. Confieso que esperaba de los legisladores una defensa más intensa de Mardo. Quizás lo indefendible del minado diputado, quien se presentó al paraninfo barbado y con cara de preso, no les permitió encender el verbo. Por el contrario cayeron en lugares comunes y en la misma cantaleta. Mientras Diosdado, Earle, Tania y Andrés Eloy le dieron hasta en la cédula.
Con esta sesión histórica la Asamblea Legislativa Nacional se puso a tono con la onda nacional anticorrupción que adelante arrechamente el Presidente Maduro. Pienso que Mardo, si se considera inocente, debió renunciar voluntariamente y enfrentar valientemente su peo. Y así evitar que, por solidaridad automática, sus compañeros de bancada pusieran la torta en sus intervenciones por defenderlo. Mardo no podía ser defendido porque con su caso, aparentemente, la serpiente de la corrupción se mordió la cola. De allí la incoherencia y la falta de intensidad de las escuálidas intervenciones de los parlamentarios de la MUD. Así las cosas. Ahora el ciudadano Richard Mardo, “íngrimisolo y sin inmunidad parlamentaria, tendrá que enfrentar a la Justicia. De ser considerado culpable irá a prisión. De lo contrario regresará al parlamento.
Ahora vendrán las letanías internacionales mudistas. Irán con sus chillidos a la CIDH. A la Haya. A la periclitada OEA . Acusarán al Gobierno Venezolano y a la Asamblea Nacional de violar la Constitución. Pero, una vez más, se quedarán con La vela. Porque la Asamblea Nacional actuó ajustada a derecho. Es una decisión de un Órgano Colegiado y en atención a lo establecido en la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela (artículo 200)
TINTERO
Unos tétricos mensajes de textos presentados por el diputado Andrés Eloy desnudaron, una vez más, el doble discurso de quienes dirigen Primero Justicia. Fue tan fuerte el impacto que Julio Borges, desencajado y lleno de rabia, pidió un derecho de palabra cuando ya se había cerrado el caso Mardo, y trató de hablar para replicar los textos presentados por Andrés Eloy. Pero como estaba fuera de orden le cortaron el sonido.