En esta segunda entrega, de una serie de tres, cuyo nombre tomo de esa maravillosa inspiración revolucionaria, muy cercana a la poesía: “En Caracas cabe otra Caracas”, expresión que habría de atribuirsele a la audacia intelectual chavista, así en su conjunto, ya que ninguno de sus dos principales promotores quiso arrogarse su autoría (El Comandante Supremo Hugo Chávez y Farruco Sesto, su ministro; otrora de cultura y ahora de Estado para la Transformación de la Gran Caracas), nos detendremos a observar, y un poco para entender lo que dice una autentica autoridad en la materia, me refiero al maestro Fruto Vivas. Advierto que este ejercicio no está exento de parcialidad pues me declaro chavista pertinaz, hasta donde mis capacidades me animan, sin embargo, pretendo ser lo más objetivo posible (chavista al fin). Esto no quiere decir que el maestro Vivas sea antichavista, de ninguna manera, a lo mejor, y casi estoy seguro de ello, es tan, o más chavista que yo, a su manera. Lo que quiero decir, ahora con mayor claridad, es que soy empecinadamente más chavista que vivista.
(Por cierto, es oportuna la ocasión para hacer la siguiente aclaratoria en relación al texto anterior, publicado el día 30 de julio, en el cual no apareció su número serial, el 1 encerrado entre paréntesis, el que prefiguraba esta segunda entrega, como tampoco apareció el encomillado del título, indicando que la frase es una sustracción textual, No es la primera vez que ocurre. En reiteradas ocasiones, el texto publicado aparece alterado en detalles, en algunos casos no se pierde mucho pero en otros las alteraciones, supongo que por razones técnicas, afectan el contenido. Aprovecho la oportunidad para sugerirle, muy respetuosademente, como tiempo atrás lo hizo Nestor Francia, a los camaradas de Aporrea, corrijan estos detalles que de alguna manera, no solo le quitan brillo y limpieza al texto en cuestión, sino que tuercen su significado, que ya es otra cosa).
Continuando con el tema que nos ocupa, veamos lo que dice el maestro Vivas en ocasión de la entrevista que le hiciera Manuel Isidro Molina de Últimas Noticias, el 21 de junio de este año y que desató toda una polémica, nutridamente ventilada en Aporrea como correspondía en la semana aniversaria de Caracas, entre los seguidores de este y el ministro Farruco. Pero primero habría que puntualizar algunas ignorancias exhibidas por los dos (periodista y Maestro), en tanto el desconocimiento del asunto que abordaron en las preliminares: “el barrio” y sus pobres, haciendo de nuestra parte, la salvedad, de que quizá el lenguaje, el formato, el reducido espacio para una entrevista de este tipo, el interés de fondo, no permitió hablar del arrabal mas allá de las generalidades, los "mitos urbanos", la "cultura general citadina". No obstante, es bueno puntualizar algunas imprecisiones que solo los dolientes, los que oímos como "le ronca el mambo" y "bailamos pegao" sus visisitudes, notamos. Por ejemplo, andando entre las ramas, para al final caer en el tema que le interesa, el periodista empuja por este tobogán muy de actualidad al venerable arquitecto:
“Pero no los perdona la inseguridad…”.
Le dice, refiriéndose a la cotidianidad de los pobres en el barrio.
“Eso es otra cosa”.
Responde el Maestro sabiamente. Es que a estas alturas, Revolución Bolivariana de por medio, el tema de la inseguridad y la violencia, no es el mismo que heredamos de las democracias neoliberales. Ahora se sabe que aunque sigue siendo un problema estructural por razones de sistema, en estos momentos, está aliñado por las desesperadas actuaciones de una ultraderecha enloquecida, suicida; con sus grupos de narcoparamilitares en el marco de una guerra de cuarta generación, empeñados en el magnicidio, en la campaña del caos, desorden generalizado, buscando el tan ansiado estado de conmoción que justifique la degollina del golpe.
“Pero el problema existe…”.
Insta el periodista, y es que se le puede sacar muchsimo mas a esa beta. Por algo es una de las líneas de ataque de la MUD que los medios deben amplificar al máximo. A lo que el maestro contesta, pisando terreno blando:
“Cuando me llamaron para la remodelación del barrio Los Erasos, la gente me informó: de dos mil quinientos vecinos, sesenta son ladrones, tienen problemas con la justicia”.
Me pregunto yo acá ¿Cuantos banqueros, especuladores (que dan empleo), usureros de toda ralea financiera, pederastras, macro-narcotraficantes, tratantes de blancas, contrabandistas, asesinos; viven en las zonas jay? Creo que muchos están residenciados por allá. Pero el maestro rectifica:
“No es todo el mundo”.
Y añade para confirmar lo obsoleto de sus conocimientos en el arte del barrio:
“Hay zonas con "toque de queda"…Incluso, zonas en que te paran en los barrios para cobrarte. Te paran para quitarte los zapatos”.
Y termina de nuevo equilibrando:
“...pero la gente pobre tiene un sentido de pertenencia extraordinario. El hecho de que se conozca la gente vale oro”.
Totalmente cierto. Uno de los mas grandes tesoros de la vida en el barrio es la familiaridad reinante entre sus miembros, los rápidos vínculos que se establecen en sus relaciones, corroborando una vez más el alma colectivista que subyace en sus bases, terreno fértil para el desarrollo del socialismo. Pero eso del cobro de peaje, el "quieto" para "quitarte los zapatos" de marca, quizá como forma delictiva no hayan desaparecido, pero la veloz mutación de la delincuencia común, la arrabalera, a delincuencia organizada, de bandas pertrechadas con armamento de alto calibre, de ultima generación, atarragadas de municiones como para una larga guerra, ya no les interesa, por el contrario, son ellos quienes cuidan de que esos modos operandis no se den, mas bien ajustician a quienes las practican por que no solo rayan la plaza sino al “cartel”. Sus intereses son otros.
El periodista no puede dejar la balanza tan inclinada a favor de las cercanías afectivas del maestro: los humildes, y vuelve a la carga:
“Pero en algunas zonas pobres, los niños han visto violaciones, atracos, asesinatos…”.
Pregunto: ¿Qué ven los niños de las zonas ricas? ¿Qué oyen? ¿Qué viven? ¿Con quién andan? ¿Qué aprenden? ¿Qué sistema de valores los orienta?
Pero volvamos a lo que nos trajo hasta acá. A la pregunta:
¿Usted no cree que en Caracas "cabe otra Caracas", como dijo el ministro Farruco Sesto?
El maestro contesta:
“Eso lo inventó él”.
Uno no sabe a qué hace mas énfasis para descalificar la propuesta, si al verbo “inventó” o al sujeto “él”. En las dos intenciones yerra, a mi parecer. Es que por ser un “invento” es donde radica su carácter revolucionario, es decir, lo nuevo que transforma para mejorar las condiciones existentes, como pregonaba Robinsón. Y si es por “él”, el que inventa, (Farruco en este caso), pues, en todos recae la responsabilidad de inventar, ello no está circunscrito a una clase especial: "los inventores". Alguien tenía que asumirlo, y quien mejor que el ministro al que le toco por los azares de la vida, enfrentar el momento, el de "las circunstancias", o es que acaso no está calificado para pertenecer a esa elite de inventores, lo que se convertiría en una descalificación personal.
“Desde hace más de veinte años los investigadores urbanos determinaron que en Caracas no cabe más gente ni más carros”.
Continua Vivas, alejándose cada vez mas de la "otra Caracas"
Justo en esos años, llegaba a su mas alto nivel la densidad poblacional. Crecían los cordones de miseria a las margenes de la ciudad. Sin duda, no eran tiempos revolucionarios, eran días de neoliberalismo descarnado, los tiempos del sálvese quien pueda y como pueda. Por fortuna ya andaba el huracán bolivariano tomando aire para echar a andar. A contra parte de "él", el del "invento", "los Investigadores urbanos" a los cuales si habría que concretizarles su santa palabra, por mandato gremial (¿será?), sentenciaban: ¡ni un carro más! ¡ni una persona más! para Caracas.
No soy experto en la materia, pero creo que "La República independiente del Este" (de Caracas), la amplia, la plana, la solariega, la mantuana; donde están los municipios mas ricos del país, ha crecido desproporcinadamente en los últimos años (paradojicamenete bolivarianos en términos de gobierno central) en referencia al resto de la cuidad, pasandole por encima, santo sacrilegio, a la sacrosanta asociación de los urbanistas muertos.
En un pasaje anterior, Vivas se había referido al desarrollo de la Caracas turística, y pone algunos ejemplos de países turísticos que mas vale que no (España, Italia, México), esto en respuesta a una idea que el periodista le lanza en apoyo a una tesis según la cual, la capital se encuentra en franco estado de abandono, estilo Ditroit, pero que en el fondo, respondida así, a boca de jarro, desprevenidamente, lo que hace es exteriorizar una contradicción, producto de la ligereza de la conversa. ¿Como se construye "una estructura" para satisfacer "exigencias turísticas" si no se transforma material y espiritualmente la ciudad? ¿Donde se va a construir la red de edificaciones destinadas al alojamiento, confort, placer, desplazamiento, seguridad y servicios para millones de personas concebidas apenas como población flotante? ¿Acaso el turismo está por encima de la vida de los dueños de la ciudad?
Por los alrededores de Chacaito, los fines de semana en especial, suele merodear un grueso grupo de wayuus. Los criollos, y los blancos eurodescendientes que se los topan, estilan mirarlos con recelo, temor, algunos con lastima, otros con franco desprecio. El común aun sin concienciar su postura, los ven como si no pertenecieran allí. Estos compañeros, los indígenas me refiero, quizá por la fuerza de la costumbre, bajan la mirada, se hacen los chinos y se entregan al propósito de su estadía en esos lares. Ninguno de los dos grupos ha caído en cuenta que el autóctono karibe, es el autentico dueño de estas tierras, aun cuando tenga la apariencia de pequeño, oscuro, feo, pobre, trabajador, inculto, salvaje, según el parangón occidental, es el dueño de casa, está en su patio y merece el trato, mas que de igual (el que consagra la constitución bolivariana), el de anfitrión, al que se le debe tratar con toda la consideración, respeto y admiración del caso, por permitirnos disfrutar de su esplendida generosidad.
A colación el comentario, por los cerros de Caracas y sus tragedias. ¿A donde van a ir a para todas esas familias? Sus niños, niñas, sus ancianos, sus enfermos, sus mujeres, sus adolescentes, la explosión de su juventud. ¿A ver desde el aparthied mantenido a sangre y fuego por los cuerpos de seguridad, cómo se desarrolla en lo plano, la Caracas mantuana anfitriona de la rapiña capitalista?
Las otras consideraciones de Vivas, contundentes contra la Gran Misión Vivienda Venezuela, respetables en cuanto a su derecho a opinar, ya las contestó Sesto. Mientras, se siguen mudando muchas familias a su nueva casa. Es posible que igual se mueran de hambre, pero preguntenle si hubiesen preferido hacerlo al borde del desfiladero que los llamaba a su regazo. Me queda para la ultima entrega, hacer alguna propuesta para “la otra Caracas”.