Unos con Chávez y Nicolás…otros con Ali Baba y los cuarenta ladrones

Dos pueblos en marcha

Venezuela, nuestro amado país sigue luchando a brazo partido contra la esclavitud a la que hemos sido sometidos desde el inicio de los “siglos de las luces”.

Hace más de dos siglos que la llama libertaria de Simón Bolívar incendió a la América toda y nos sacudió del yugo español, mas su intento por liberarnos del feudalismo mental, hiso que los odios de los “amos del valle” multiplicados en toda la geografía americana se lanzaran contra él hasta llevarlo al sepulcro: “Mis enemigos me han conducido a las puertas del sepulcro, yo los perdono” dijo el grande con toda su amargura en su última proclama.

El imperio español se fue y otro tomo su lugar: el imperio norteamericano, que pareciera estar destinado por la providencia a plagar a la América de miserias en nombre de la libertad.

Una cruel invasión de antivalores nos trajo el nuevo amo. Aliado con las oligarquías apátridas, seres con el corazón a la altura del bolsillo, esclavizaron con métodos y formas cambiantes al paso de los años y al paso de las tecnologías. Primero fueron las leyes disfrazadas de beneficiosas, luego los acuerdos inconsultos; más tarde vendrían de manera descarada los golpes de estado y las torturas; las desapariciones, las muertes y la imposición de sistemas educativos que apuntaron hacia la difusión masiva de la ignorancia.

Las familias que retrató Plinio Correa de Oliveira en su “Revolución y contrarrevolución”, libro guía de la secta fanatico-reigiosa “Tradición Familia y Propiedad”, se enquistaron en los gobiernos pisoteando al pobre hasta esclavizarlos con una cadena peor que a usada por los españoles: el capitalismo; esta vez les esclavizarían la conciencia e intentarían corromperle el alma.

Nadie nace malo, es imposible, todos nacemos inocentes; es responsabilidad de los padres y el estado en esto es parte de la paternidad, inducir los valores en el niño que luego será el hombre.

Ese estado que suplantó al imperio español, fue corrupto de origen y se dedicó por más de dos siglos a inocular el germen de la corrupción, la ignorancia y el libertinaje en una sociedad que no tuvo opciones y en la que afortunadamente siempre nace gente fuerte, algunos hasta nacen inmunes a esas plagas; como Zamora, como José Gregorio Hernández, como Fabricio Ojeda, como Chávez; y con ellos el verdadero pueblo que solo busca un guía para seguirlo y salir de la oscurana absurda en la que nunca merecimos estar.

Ayer Venezuela fue una vez más caso de noticias internacionales, en ningún país del mundo, en ninguna sociedad del mundo, en ninguna época, ni siquiera en las más oscuras de las medievales se había realizado una marcha en apoyo a la corrupción; una marcha en apoyo a los ladrones. Mientras el pueblo trabajador, el pueblo humilde, el pueblo pobre de dinero y millonario de valores marcha en apoyo a un gobierno que está desmantelando las mafias chupabolivares que están enquistadas a todo nivel desde hace siglos; el pueblo que apoya a Ali Baba y los cuarenta ladrones salió a protestar lo que les parece el colmo: que les acaben con el legado más grande que recibieron de personajes como Carlos Andrés Pérez, Jaime Lusinchi, Rafael Calera, y los sub personajes que cual rémoras desangraron el tesoro nacional y crearon un sistema mediocre y excluyente y que se resume en la frese “No me des, ponme donde hay”.

Da tristeza ver como una buena parte de la sociedad venezolana aun aspira vivir del ponme donde hay, heredado del feudalismo que quedó a la partida del rey de España de nuestro suelo. Es increíble ver la desfachatez con la que ayer la gente que apoya a la corrupción salió cabeza fresca y mirada altiva a desafiar a la moral y a los valores más elementales de la decencia.

El trabajo sigue siendo difícil, pues nada más duro que rescatar al vicioso y hacerle ver que la vida va más allá de la falsa ilusión de un vicio. El dinero es un vicio más fuerte que cualquier droga porque aquella te degrada física y moral mente mientras esta te degrada por dentro pero tiene la fuerza para darte la fachada que quieras.

Esa gente que ayer marchó apoyando a Mardo, a Caldera, a Leocenis Hernandez, a Capriles a los ex policías asesinos; es gente que esta lamentablemente inoculada del vicio de la monetización de la vida, gente que viste de marca y come de marca, y camina de marca, y corre de marca, y vive de marca. Gente que no disfruta la vida y los colores de la naturaleza si sus ojos miran limpiamente al sol sin la protección de un cristal Rayban, o un Hugo Boss. Gente que no suda bien si un Channel no le acompaña la transpiración, gente que pierde el apetito sin no tiene al frente un plato que no sea elaborado por el cheff fulano de tal (así sean unas carotas refritas que llamaran re-fried blackbeams).



Pero más allá de ese reducido grupo están los alienados y raptados gente común que usa el transporte público y cuando pueden se compran una copia de algún perfume de marca para oler a algo, gente común que come hamburguesa y pollo frito, pero que defiende los derechos de los patronos y sus familias millonarias pues se regocijan de decir “yo trabajo pata la familia tal…” u “Orgulloso de trabajar para los Cisneros, Zuloagas, Capriles, Machado, Mendoza”

Una revolución cultural es imperante para rescatar los valores de la vida, del amor y de la patria, pues esa gente que ayer hizo bulto a los delincuentes no son tales, han sido inoculados con antivalores y deben ser rescatados por el bien de la patria.

Una vez más invito a que lancemos la Gran Misión Patria para rescatar a los compatriotas que siguen perdidos dando palos de ciego contra ellos mismos y contra su país.

Ayer dos pueblos se expresaron y digo dos pueblos porque en muchos puntos podemos hermanar criterios, pero en el concepto de los valores no hay posibilidad de mezclas, quienes apoyan a la corrupción escucharon a Ali Baba, quien en tarima musical les habló rodeado de los cuarenta ladrones.

Por otro lado el hermoso y gracias a Chávez mayoritario pueblo honesto escuchó a Nicolás Maduro y se comprometió ante Dios, ante Bolívar, ante la memoria del Gigante de nuestros tiempos a seguir labrando futuro, el futuro de una patria bonita que merecemos, el futuro de la luz y la salida de esa oscurana en la que nos metieron de manera inmisericorde y cruel.

Viva la patria Libre y Honesta.


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Oscar Jiménez


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